Opinión

Respuesta obligada de la política económica europea que afecta a España

Un alza del gasto público implica un riesgo innecesario

La construcción de Europa se muestra en un conjunto notable de fracasos. Hundido el Imperio Romano, el primer intento que se dio fue el de Carlomagno. Sus herederos lo liquidaron y se inició la pugna que ha llegado hasta ahora entre Francia y Alemania. Aniquilada tras la batalla de las Navas de Tolosa la posibilidad de una Europa musulmana, surgió el auge de España, que en 1492, no solo liquidó las últimas posibilidades mahometanas, sino que también descubrió América, e inició, con Felipe el Hermoso, una conexión con el mundo germánico, el comienzo de cercado de Francia y una apertura con Inglaterra. Todo esto se viene abajo con los diversos movimientos protestantes, a pesar de la victoria de Mülhberg. Debemos a Olegario González de Cardedal puntualizaciones perfectas sobre, concretamente, el enlace de Lutero con diversos planteamientos independentistas en el mundo germánico. Y a partir de ahí, la expansión universal de las potencias europeas hacia América, Oceanía, Asia y África aumentó las luchas y creó multitud de conflictos intraeuropeos. El último amenazó hace ahora ochenta años y se complicó con los conflictos bélicos, como consecuencia de la ignición derivada del Manifiesto Comunista de 1848, asentada en la victoria de Lenin en Rusia. Previamente, había existido un intento de unificación de Europa presidido por Napoleón. Rusia, por un lado, y, sobre todo, Inglaterra -España siendo su aliada-, liquidaron ese intento.

En estos momentos debe moderarse el fomento de la inversión pública que se plantea

Pareció existir otro intento unificador, precisamente derivado de la Unión Soviética y Stalin, que generó la Guerra Fría. En ese momento, apareció EEUU para frenar ese deseo expansionista de Stalin tras la II Guerra Mundial. Desde el punto de vista de planear el futuro en esto se basó la reunión de tres dirigentes católicos, que procedían de Alemania, Adenauer; de Francia, Schuman; y de Italia, De Gasperi, que plantearon el resurgimiento de una Unión de Europa basándose en valores cristianos. Este intento lo cambió, hasta ahora, toda la herencia que procedía del nacionalismo generado en el siglo XIX, tras la derrota de Napoleón. Tenía, además, un punto de vista doctrinal, procedente de la Universidad de Friburgo, en buena medida debida al economista Eucken. Al mismo tiempo que llegaban mensajes basados en la Escuela Austríaca, enlazados con un antikeynesianismo, que acabó siendo encabezado por Milton Friedman en la Escuela de Chicago, con lo que la Europa nacida por el impulso señalado de esos tres políticos católicos fue impulsada hacia una nueva realidad económica. El Tratado de Roma inició, así, una marcha hacia una Europa unida, que acarrearía decisiones conjuntas económicas, incorporando nuevas naciones, pero también teniendo excepciones. Tal fue el caso de la Unión Monetaria con el Reino Unido.

Conviene señalar que, a efectos históricos españoles, la línea de Eucken, vinculada también a Stackelberg, se acepta por los discípulos de Flores de Lemus, que controlaban la Sección de Economía del Instituto de Estudios Políticos. Uno de ellos era Ullastres. Pero, en la proyección hacia España de la Batalla del Método -frente a una orientación, en cierto grado, hacia el método inductivo, a partir de Flores de Lemus- en Valencia, con Zumalacárregui, se afianzó en método deductivo. Y en ese ambiente valenciano, aparecieron dos economistas influyentes: Perpiñá Grau y Manuel de Torres. Así, en España existieron enlaces favorables al nuevo planteamiento europeo, relacionados con movimientos socialcatólicos, fundamentalmente vinculados a la Editorial Católica, y a una formación en universidades europeas, caso de Fernández Cañete y Larraz. Sucesores importantes fueron Castiella y Marcelino Oreja.

El posible triunfo de los partidos de izquierda en las elecciones es más que preocupante

Ese conjunto se había empleado gracias a la creación, en buena parte debida a Castiella, de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad de Madrid, hasta poder denominarla, en cuanto al conjunto de sus miembros economistas, como Escuela de Madrid. Llegó ese grupo con planteamientos macroeconómicos oportunos (concretamente con datos de 1974) para aclarar qué posibilidades existían y cómo podía avanzarse en el proceso europeo, justificando los preludios debidos a Castiella, desde su puesto como ministro de Exteriores, buscando ya el inicio de conversaciones para que España se incorporase plenamente al nuevo proyecto europeo.

Por eso, en estos momentos, ni una vez, formando parte España de la UE, nos encontramos con una situación delicada. Basta en este sentido contemplar la portada de The Economist del 14 de septiembre de 2019, encabezada por este titular: Barreras crecientes: Por qué un mercado conjunto de Europa es un riesgo. De ahí la importancia de que Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, señalase en la clausura de los Cursos de La Granda que "la experiencia reciente ha puesto de manifiesto la dificultad de alcanzar una combinación más adecuada de políticas macroeconómicas para el conjunto de la UEM en el actual marco de reglas y de instituciones en que se desenvuelve en política fiscal económica, porque en la UEM la política fiscal se decide por país, mientras que la política monetaria se diseña tomando en consideración la situación del conjunto de la UEM. Alcanzar una culminación apropiada de ambas recibiría la existencia de mecanismos de coordinación efectivos, o la creación de una capacidad fiscal de estabilización para el conjunto del área". Esta es una cuestión básica porque añadió que "con carácter generalizado, el diseño de la política fiscal ha tenido un carácter procíclico en numerosos países. ¡Qué le vamos a decir en contra de esto a los españoles, si recordamos el lamentable modelo que se puede de-nominar de Solbes-Zapatero!".

Y añado: creo que, por lo sucedido recientemente en España, hasta ahora mismo -si recordamos planteamientos de política económica de algunos grupos políticos de evidente influencia sobre la línea gubernamental que se planteó desde el Gobierno actualmente en funciones-, conviene recordar otra afirmación de Hernández de Cos: "En los años recientes, algunos países que presentaron unas cuentas públicas expansivas fueron aquellos cuya deuda y déficits estructurales hubieran necesitado un esfuerzo de consolidación fiscal. El saneamiento de las cuentas públicas en estos países resulta prioritario, si se quiere centrar plenamente con la política fiscal como instrumento nacional de estabilización macroeconómica ante un eventual escenario más adverso".

En este eventual escenario..., "aquellos países que tienen más espacio fiscal podrían proporcionar un mayor estímulo monetario a su economía, especialmente teniendo en cuenta que estos países se han visto afectados por la reciente desaceleración económica por la supuesta exposición en los flujos comerciales internacionales". ¿Y fue ese, precisamente y no otro, el caso de España en la política expansiva de Mitterrand-Felipe González, repitiéndose exageradísimamente con el modelo Solbes-Zapatero?

Esto es preocupante, porque "en el contexto actual de tipos de interés muy reducidos el impacto permitido de la expansión fiscal, no solo sería muy elevado en el conjunto de los países que lo llevan a cabo, sino que se extendería también al resto de los socios, dando lugar también a efectos de desbordamiento o spillovers positivos para el desarrollo del área. Sin embargo... en el marco fiscal de la UEM, estas decisiones son responsabilidad de los gobiernos nacionales".

Y esto lleva a que, por haberse seguido en muchas ocasiones en España ese mal camino, ahora deba ser muy moderado el fomento de la inversión pública y necesario el pensamiento en el futuro. Y no se sabe aún si puede proseguir el mal camino, porque, volviendo a Hernández de Cos, "tras los recortes que experimentó España durante la crisis, contrastan llamativamente los cambios que tendremos que llevar a cabo en los próximos años, como el de la transformación tecnológica, la energética, el envejecimiento poblacional y la necesaria adaptación de nuestro tejido productivo a un entorno global más complejo y exigente. De ahí se deriva algo muy importante: la creación de esos mecanismos efectivos para la coordinación de la política macroeconómica en la UEM. Se ve agravada cuando las políticas monetarias rozan sus límites efectivos de tipos de interés, circunstancia que... podría ser más frecuente en un futuro si nos adentramos en un contexto de tipos reducidos de manera persistente... Es en ese contexto en el que la efectividad de la política fiscal puede resultar mayor". Y esta línea importantísima, en lo que existe para el conjunto de EEUU lo ratifica, pues tiene el complemento que varios economistas exponen en Polity Spillovers Synercies y la Monetary Union, en el International Journal Central Banking. A mi juicio, Hernández de Cos nos ha señalado el camino que se ha de seguir para la consolidación del proyecto europeo, y que se debe seguir en España; en tanto que las políticas expansivas de oferta son especialmente indicadas en el contexto internacional, en el que las principales perturbaciones y riesgos al crecimiento (tensiones proteccionistas y Brexit) reducen la oferta global de bienes y servicios, la competencia y la productividad, y perjudica la capacidad productiva, con efectos negativos sobre la inversión empresarial.

Y esto nos indica qué planteamientos inadecuados se alzan en todo un conjunto de programas electorales, como las 300 medidas del Gobierno de Sánchez, y no digamos lo que señala con partidos incluso más a la izquierda. Su posible triunfo, sencillamente, teniendo en cuenta todo lo anterior, es más que preocupante.

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