
La propuesta de programa de Gobierno que el presidente Sánchez desgranó esta semana excluye la entrada de Podemos en un futuro Ejecutivo. Sin embargo, el documento sí abre la puerta a que ocupe cargos de importancia en la Administración.
Ayer la vicepresidenta Carmen Calvo concretó más esa oferta al asegurar que puede reservarse para Podemos puestos como la dirección del CIS, el Defensor del Pueblo o una responsabilidad de tanta importancia en el mundo económico como es la Presidencia del vigilante de los mercados financieros, la CNMV. Poner este cargo a merced de una negociación política ya resulta, de por sí, ampliamente cuestionable. Es cierto que la cúpula de la CNMV, así como la propia del Banco de España, se sitúa aún entre las potestades exclusivas del Gobierno.
La necesaria independencia de la CNMV quedará en entredicho si el control del supervisor queda en manos de Iglesias
Pero eso no impide que sea exigible una negociación entre los partidos para evitar la politización de unas autoridades para las que la independencia se revela crucial en su labor. En el caso de Podemos, además, su imparcialidad está claramente en entredicho. El partido morado no sólo ha hecho bandera de la hostilidad hacia la gran empresa. Además, llega al extremo de reclamar la abolición de vehículos financieros como las sicav, que ahora quedarían bajo su dominio si el PSOE le entregara la CNMV. El documento que elaboraron los socialistas contiene intentos de mostrar mayor moderación, al dejar en la cuneta la prohibición del diésel, la subida del IRPF para rentas altas o la total derogación de la reforma laboral, aunque Moncloa no despeja la confusión sobre el alcance real de estos propósitos. Sin embargo, esa tendencia se verá totalmente desmentida si el PSOE transige con la cesión a Podemos del control del Ibex y los mercados.