Opinión

Un estímulo para las reformas en China

Para la economía china, la guerra comercial con EEUU puede ser un golpe, pero también una bendición disfrazada. Hay que tener en cuenta que la disputa entre las dos economías más grandes del mundo puede acelerar el proceso de reemplazo de EEUU como fuerza dominante del sistema financiero mundial. Efectivamente, si China es capaz de hacer reformas difíciles, pero necesarias, sus mercados se transformarán en una importante clase de activo internacional, que ningún inversor podrá permitirse ignorar.

Hay que tener en cuenta que EEUU, líder del libre comercio las últimas décadas, está cada vez más renuente a aceptar el coste que supone el liderazgo financiero global, lo que incluye déficit crónico por cuenta corriente y una economía excesivamente dependiente del consumo y la deuda. Ni siquiera el dólar, principal moneda de reserva del mundo, ha contribuido a las exportaciones estadounidenses, pues tiende a apreciarse cuando se deterioran las condiciones económicas globales, reduciendo la ventaja competitiva de las multinacionales estadounidenses, justo cuando más lo necesitan.

Así que China, dado que EEUU está en retirada de su papel líder financiero global, mientras el renminbi gana impulso, puede consolidar su posición con profundas reformas con las que atraer el capital necesario para lidiar con su previsible déficit por cuenta corriente, causado por factores demográficos. De hecho, China no puede perder tiempo. Su proporción de población en edad laboral, entre 15 y 64 años, disminuirá al 52 por ciento para 2030 desde un máximo de 64 por ciento hace solo una década. En ese período, a medida que crece su población y con ello aumenta el gasto, principalmente en salud y jubilación, su tasa de ahorro habrá caído a menos del 40 por ciento del PIB desde el 46 por ciento. Es solo cuestión de tiempo que China se encuentre en déficit por cuenta corriente, el cual tendrá que financiar con mayor endeudamiento del extranjero. En otras palabras, pasará de ser exportador de capital a importar capital.

El liderazgo mundial en finanzas supone un déficit crónico y una economía dependiente 

De manera que la guerra comercial, ahora que EEUU trata de reducir su déficit y despojarse de sus responsabilidades globales, supone para China incentivos para hacer reformas de gran alcance que le permitan asumir un papel fundamental en el reconfigurado régimen financiero. En concreto, tendrá que liberalizar su cuenta de capital e integrarse plenamente en el sistema financiero mundial.

De momento, ya está formándose en Asia un orden centrado en China, un bloque renminbi de facto. Así, los socios comerciales vecinos de China ejecutan cada vez más contratos en renminbi, que se ha convertido en la referencia más importante de las divisas de la región. Según nuestros cálculos, el 15 por ciento de los mo-vimientos en monedas asiáticas ya puede atribuirse a cambios en el renminbi, comparado con cero en 2006. Por su parte, el dólar, todavía dominante, ha reducido su cuota al 83 por ciento, desde un máximo del 90 por ciento en 2008. De manera que el bloque renminbi ya representa un 23 por ciento del PIB mundial, en comparación con un 5 por ciento en 2006, y es posible que su cuota mundial de las reservas de divisas llegue al 13 por ciento, siete veces más que actualmente.

Así que acciones y bonos denominados en renminbi se convertirán en inversiones globales rivalizando con EEUU, Europa y Japón. Anticipándose, los proveedores de índices ya han comenzado a incorporar estos activos financieros chinos en sus principales referencias, lo que puede atraer flujos de más de 300.000 millones de dólares. Además, la mayor participación de inversores extranjeros en los mercados chinos mejorará la rentabilidad de estos activos, pues puede ser un catalizador para reducir costes y revitalizar algunas industrias crónicamente ineficientes. A ello se añade que Beijing puede desviar una importante cantidad de capital parado en deuda del Tesoro de EEUU para financiar su I+D local y programas de desarrollo en negocios innovadores domésticos con productos y servicios valor añadido. Esto puede ayudar a las empresas chinas a generar mayores ingresos en lugar de confiar en transferencia de tecnología de Silicon Valley.

La guerra comercial puede transformar el paisaje financiero global y ser una gran oportunidad

El número de patentes solicitadas y artículos científicos publicados en China, ya supera al de EEUU. El Banco Mundial calcula que la I+D en China ya había aumentado hasta 2,1 por ciento del PIB en 2017 -más que Noruega, Australia y Reino Unido – y por encima del 0,6 por ciento de economías en desarrollo hace 20 años. El gran perdedor puede ser el bono de EEUU, cuya tenencia de China ya ha llegado al nivel más bajo desde mayo de 2017. Al mismo tiempo la demanda de reservas de monedas de segundo nivel como yenes y libras esterlina probablemente decaiga, en detrimento de bonos y acciones de Reino Unido y Japón.

Así que la guerra comercial puede transformar el paisaje financiero global y para China representar grandes oportunidades en la adversidad.

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