Opinión

Guerra comercial aún sin solución

La guerra comercial entre EEUU y China dio esta semana un inesperado giro que provocó caídas en las bolsas, con las que perforaron soportes. Es una reacción lógica considerando el alcance del reciente anuncio de Trump. Si los nuevos aranceles sobre importaciones chinas que anticipó entran en vigor, a partir de septiembre, todos los productos del gigante chino serán penalizados al traspasar la frontera estadounidense.

Por su parte, Pekín ya prepara su represalia en forma de sus propias alzas de tasas. Sin duda, la escalada puede todavía frenarse. No sería la primera vez que Trump busca ejercer presión sobre su interlocutor con amenazas que luego paraliza in extremis. Es más, las propias empresas estadounidenses volverán a sufrir el impacto de esta guerra arancelaria en un momento delicado para su competitividad en el exterior. No en vano, el dólar hace caso omiso de la rebaja de tipos de la Reserva Federal y se aprecia en su cruce respecto a las principales divisas. Ahora bien, no debe minusvalorarse la capacidad de Trump de tensar la cuerda, en una lucha en la que mostrar una actitud firme le brinda popularidad ante los comicios de 2020, en los que se juega su reelección. No puede descartarse, por tanto, que la situación empeore aún en mayor medida, con pasos más agresivos del presidente, como suspender las negociaciones entre Pekín y Washington que deberían retomarse el mes que viene. La ausencia de una solución próxima a la guerra comercial amenaza así con convertir las caídas bursátiles de esta semana en el preámbulo de descensos adicionales (que ya pueden llegar al 4 por ciento) y en poner en mayores apuros a la economía de la eurozona, incapaz de vencer aún su desaceleración.

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