Opinión

Crecimiento económico que urge preservar

El FMI incrementa dos décimas las previsiones de crecimiento para España en 2019, al tiempo que frena la global. Estima que nuestro país avanzará un 2,3 por ciento, un ritmo que solo supera EEUU entre las principales economías avanzadas. El organismo se une así a la Comisión Europea y al Banco de España que recientemente también elevaron sus estimaciones para nuestro país.

Tal coincidencia demuestra que la economía española parece inmune ante incertidumbres como la guerra comercial, la ralentización del PIB europeo o el Brexit. Tampoco el parón político y reformista ante la falta de Gobierno afecta a las cifras. Esta resistencia se explica por diversos factores que actúan como vientos de cola para nuestra economía. Para empezar, la caída del barril de crudo al entorno de los 63 dólares beneficia a países importadores de energía, como España, al tiempo que reduce el precio de los carburantes, lo que impulsa el consumo. Nuestro PIB, especialmente en el capítulo de comercio exterior, también se ve fortalecido por el debilitamiento del euro frente al dólar, lo que nos hace más competitivos. A todo ello también hay que añadir la política monetaria laxa que mantiene el BCE aún sine die. No obstante, y por poderosas que sean esas fuerzas, sería un error pensar que son capaces de blindar a la economía ante cualquier política que pueda impulsar un Gobierno formado por el PSOE y Podemos. El vigor económico no debe ser visto como un cheque en blanco para promulgar medidas equivocadas, como las alzas de impuestos, al tiempo que no se acomenten reformas para ajustar el gasto público. Esta situación acabaría pasando factura a la positiva inercia del PIB.

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