Los datos hablan por sí solos. La industria farmacéutica invierte en I+D el 19% del total de la industria en España, el año pasado las exportaciones superaron los 12.000 millones de euros, mientras que el valor de los medicamentos que se producen en España es superior a los 15.000 millones, lo que lo convierte en el quinto producto más exportado del país. Una fotografía que dibuja la importancia de una industria como esta en la reactivación económica.
A este respecto, la crisis está ofreciendo la oportunidad de rediseñar un sector muy estratégico tanto para la salud como para la capacidad económica e industrial de un estado. Esta es una de las principales conclusiones a la que llegaron los expertos que participaron en el Observatorio Cómo puede la industria farmacéutica contribuir a la reactivación económica, organizado por elEconomista, en colaboración con Farmaindustria, y que estuvo moderado por Amador G. Ayora, director de elEconomista.
"Se nos contempla como un sector estrictamente sanitario, no en vano desarrollamos, investigamos y producimos medicamentos, un bien enormemente preciado por la sociedad. Pero nos sentimos también un sector importante de la actividad económica. Somos un modelo del tejido productivo que requiere un país como España", explica Humberto Arnés, director general de Farmaindustria.
En este sentido, el farmacéutico es el sector industrial líder en investigación en nuestro país, como demuestra el hecho de que 1 de cada 5 euros de los que se invierten en investigación corresponden a estas compañías. Asimismo, moviliza un empleo de alta calidad, con un 94% de carácter fijo, un 64% de los trabajadores son titulados superiores, y un 52% son mujeres. Por otro lado, por cada euro que se invierte en un medicamento novedoso, el sistema público de salud ahorra entre 2 y 8 euros. "Somos ese sector que todo país querría tener fuertemente implantado", señala Humberto Arnés.
Por su parte, Álvaro Hidalgo, presidente de la Fundación Weber, sostiene que "la industria farmacéutica es líder en capital humano, en capital físico y en tecnología, fundamental para el crecimiento de los países a largo plazo. Uno de los problemas que tiene nuestra economía de forma sistémica es que se basa de manera importante en una tercialización". Además, el experto recuerda que por cada empleo que se produce en este sector, se generan entre dos y cuatro trabajos adicionales de manera indirecta.
Relocalizar la producción
La pandemia ha puesto de manifiesto los inconvenientes que puede acarrear el tener deslocalizada la producción de ciertos principios activos para producirlos en países que fabrican a un menor coste, como es el caso del continente asiático. "En España durante mucho tiempo se ha focalizado una única variable para la adquisición de los medicamentos, el precio. Esto provoca que las empresas tengan que ahorrar costes y, por tanto, externalizar. Si quieres tener el producto aquí, tendrás que estar dispuesto a pagar algo más", señala Álvaro Hidalgo.
A principios de junio el ministro de Sanidad, Salvador Illa, anunció que el Gobierno está elaborando una reserva estratégica de productos sanitarios "críticos" para garantizar una "rápida respuesta" ante nuevas ondas epidémicas o futuras emergencias de salud pública. Asimismo, se pondrá en marcha una estrategia impulsada por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y el Ministerio de Ciencia e Innovación, que permita "afianzar y reforzar" la producción nacional para evitar, "en la medida de lo posible", depender de importaciones de material crítico ante posibles crisis sanitarias.
"Donde se está produciendo esta desentendencia es esencialmente en el segmento de medicamentos maduros que han perdido la patente. En España, el precio medio de los medicamentos es ya bastante bajo. Hay que tener en cuenta que el 58% de las cajas de medicamentos que se venden en la farmacia tiene un precio inferior a 3 euros, y el 19%, inferior a 1,6 euros", explica Humberto Arnés.
Para el director general de Farmaindustria una de las vías para revertir esta situación es evaluar qué medicamentos se consideran esenciales en Europa, para fabricarlos en el continente y tener capacidad de autoabastecimiento. También hay que evaluar cómo conjugar una política de precios que debe estar sometida a una competencia internacional y que sea atractiva para que haya implantación productiva, por ejemplo, en nuestro país. "Hay que pensar que en España hay 25 millones de personas que toman cada día un medicamento para llevar una vida en condiciones de normalidad. La administración es sensible a este tema y quiere buscar soluciones", subraya Arnés.
En el caso de las vacunas, en nuestro país no hay producción a gran escala, una actividad estratégica. Hace unos días se conocía que Moderna y Rovi colaborarán para la fabricación del llenado y acabado de la vacuna candidata contra el Covid-19 de la biotecnológica estadounidense en las instalaciones que la compañía española tiene en Madrid.
Por otra parte, Reig Jofre indicó que podría producir entre 1 y 2 millones de dosis al día de la futura vacuna. La empresa no ha llegado a ningún acuerdo todavía porque es demasiado pronto, pero planea poner en marcha en abril de 2021 una nueva planta de 30 millones de euros en Barcelona, la única en España con una capacidad de producción de vacunas tan grande.
"Es una magnífica noticia que dos compañías de capital nacional puedan incorporarse a este proceso. Genera valor añadido a nuestro país y la posibilidad de que estas empresas puedan desarrollar procesos productivos que permitan una fabricación más integral de las vacunas. Asimismo, nos va a dar una capacidad estratégica de estar presente en la fabricación de las mismas y, por tanto, tener mayores opciones en la adquisición de dichas vacunas", remarca Humberto Arnés.
Para Álvaro Hidalgo, "es muy importante que en España se pueda llegar a fabricar esas vacunas, pero deberíamos hacer una reflexión previa. Sería importante que las administraciones públicas empezasen a apostar no solo por la fabricación de vacunas desarrolladas en otros países, sino por grupos de científicos españoles".
En España el 58% de los medicamentos que se venden tiene un precio inferior a 3,2 euros
En cuanto al precio que debería tener la vacuna para ser asequible, estos expertos no se atreven a poner un valor, pero sí remarcan que el compromiso de la industria farmacéutica con la OMS, patente en un documento que se ha firmado recientemente, es que la vacuna se ponga en el mercado a un precio asequible y que el acceso sea equitativo.
"La pandemia es global y de nada sirve que nosotros podamos vacunarnos si nuestros vecinos no lo hacen. El reto no es solo producir una vacuna en tiempo récord de un año, algo que tarda entre 8 y 10 años, sino que la población mundial está en torno a 7.500 millones de personas y es probable que se requiera vacunar al 50% y puede que con dos o tres dosis", recuerda Arnés.
A este respecto, "una parte del planeta va a tener que subvencionar a la otra parte, porque en este caso no sirve de nada no poder vacunar a la mitad de la población cuando tenemos estas economías tan interrelacionadas", apunta Álvaro Hidalgo.
Recobrar el liderazgo
A partir de mañana Bruselas acogerá la cumbre de la Unión Europa, que se extenderá hasta el sábado, y en la que los jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros tratarán de cerrar un acuerdo sobre los presupuestos comunitarios de 2021-2027 y el plan de recuperación económica tras la pandemia y que contaría con un fondo de 750.000 millones de euros (500.000 millones en subvenciones a fondo perdido y 250.000 en préstamos).
La industria farmacéutica puede ser protagonista por dos vías: el incentivo a inversiones productivas en regiones fuertemente castigadas por la pandemia y, por otro lado, un programa específico para el sector salud, que contaría con 10.000 millones, y que tiene entre sus objetivos potenciar la investigación biomédica y la producción de medicamentos esenciales.
"Creo que Europa es consciente de la necesidad de recobrar un cierto liderazgo en materia de investigación que tuvo años atrás y que ha perdido en favor de Estados Unidos y de algunos países asiáticos", indica Humberto Arnés. Según un informe del Real Instituto Elcano, si efectivamente se produce cierto repliegue de las cadenas globales de suministro y Europa activa una nueva política industrial para ganar autonomía estratégica, España tiene la oportunidad de convertirse en un hub de inversiones en sectores como el farmacéutico. Uno de los objetivos pasa por potenciar las inversiones en investigación básica y clínica e incrementar la colaboración de las compañías farmacéuticas con las instituciones para fortalecer la I+D del país.
Europa contempla un programa específico para el sector salud que contaría con 10.000 millones
En este sentido, Humberto Arnés indica que "España tiene una verdadera oportunidad. La investigación biomédica, junto a la transición ecológica y la digitalización, va a ser el vector que marque el desarrollo de las sociedades modernas. y España está posicionada para no perder el tren".
En este contexto, desde el sector ya están trabajando con el Ministerio de Sanidad para renovar el convenio que garantiza la sostenibilidad del sistema sanitario público y el acceso a los medicamentos. Actualmente, tanto patronal como administración quieren renovarlo, aunque introduciendo algunos cambios.
"Estamos iniciando los contactos con la administración, tenemos seis meses por delante y es precipitado, en la incertidumbre que nos movemos, establecer fórmulas a priori. Hay que contemplar varias variables como la de generar un marco regulatorio estable y predecible y que esté en línea con los de aquellos países con los que tenemos que competir", señala Arnés.
A esto se une "una estrategia a largo plazo del medicamento como una inversión y no como un gasto, en una competencia abierta y transparente entre genéricos y fármacos de marca, y un acceso a la innovación por parte de los pacientes. Si unimos todos estos ingredientes seremos capaces de llegar a un convenio para este y posteriores años que permita extraer todo el potencial del sector, siendo esto compatible con un esfuerzo solidario para que las cuentas públicas no se resientan", argumenta Humberto Arnés, quien resalta que "en el año 2020 no tiene sentido una vinculación del gasto farmacéutico al crecimiento del PIB", como recoge el convenio actual.
Actualmente en España existe el denominado Plan Profarma, que clasifica y califica a las empresas en grupos y categorías en función de su excelencia en diferentes aspectos industriales, económicos y de investigación, desarrollo e innovación. La valoración de las empresas farmacéuticas trae consigo una reducción en las aportaciones al Sistema Nacional de Salud.
Eso sí, el director general de Farmaindustria cree que "este no debe ser el único instrumento que posibilite la participación más activa de la industria farmacéutica en términos de investigación y en términos productivos. Hay que buscar fórmulas más novedosas, más allá del Plan Profarma, que durante más de 30 años ha cumplido un papel fundamental, pero tenemos que adaptarnos a las nuevas situaciones como es la actual de emergencia económica".
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