Son sólo datos provisionales, pero avanzan la preocupación que desde hace días se había instalado en el PP. La cifra de 66.384 afiliados inscritos para participar en el proceso del que saldrá el nuevo líder del partido es un jarro de agua fría para la formación. Si desde Génova se había sacado siempre músculo por tener más de 800.000 militantes, esa cifra arroja ahora una realidad bien distinta: sólo el 7,6% de las bases opinará sobre el futuro del partido.
Aunque en estos días la cifra ha bailado según quien la comentase desde el partido, el último censo es del 6 de junio y reza que el PP tiene 869.535 militantes. Por tanto, más de 800.000 personas habrían renunciado expresamente a pronunciarse sobre el futuro liderazgo teniendo en cuenta que la formación les ofreció ponerse al día con un pago de 20 euros que les permitiría votar a su candidato fuera cual fuera su atraso con las cuotas.
Más allá de causas como el desencanto, la desmovilización, la celebración del proceso en pleno verano y la inexistencia de voto telemático o cualquier sistema similar, las cifras conocidas este martes abren una importante herida en el partido: el contraste con los números de los otros grandes partidos en sus procesos internos más recientes.
La primera comparativa surge con el otro partido tradicional, el PSOE. La formación de Pedro Sánchez, ahora en el Gobierno, vivió su particular y crudo proceso interno hace poco más de un año. En unas primarias cainitas con mensajes que ni por asomo se han producido en el PP, Sánchez se impuso a Susana Díaz por 74.805 votos frente a 59.392 sobre un censo de 187.782 personas.
El abultado censo general del PP respecto a sus rivales, ocho veces mayor que el del PSOE, deja ahora en evidencia al partido
Esto se traduce en que con un teórico cuerpo militante casi ocho veces menor que el del PP, en el PSOE votaron sólo a Sánchez más personas que las que van a decidir el futuro del, a día de hoy, partido más votado de España.
El contraste también es considerable si la comparativa se hace con el tercer partido en votos, Podemos. Los de Pablo Iglesias vivieron su particular fratricidio en febrero de 2017 con la facción de Íñigo Errejón plantando cara a la línea oficialista. Dejando atrás las particularidades de la formación 'morada' con sus inscritos, un total de 155.190 personas se pronunciaron sobre el liderazgo y la nueva dirección en Vistalegre II (más del doble que en el PP).
Menos igualada se antoja la comparativa con el cuarto partido en representación en el Congreso, Ciudadanos. Los de Albert Rivera vivieron sus primarias al liderazgo nacional en enero de 2017. Con apenas rivales internos, Rivera obtuvo 5.999 votos de los 6.874 militantes que participaron sobre un censo entonces de 20.065 afiliados. En cualquier caso, el procentaje de participación fue de un 34,3%, casi cinco veces mayor que el que parece que tendrá el PP.