El lobby del cine es solo una pequeña parte del sector de la cultura, pero que siempre busca sacar tajada de los poderes públicos gracias a su fácil notoriedad, a diferencia de otros sectores también culturales pero con menos impacto como el libro, el teatro o el arte. Y por su mayor connivencia con la administración de izquierdas. En esta ocasión, no solo el cine ha conseguido del Gobierno 13.252.000 euros en ayudas, 20 millones en avales, la flexibilización en la norma de plazos o el derecho a paro de los artistas, "aunque no cumplan con el periodo mínimo de cotización o no estén en situación legal de desempleo", dice el Ministerio. Sino que, además, ha instaurado un nuevo régimen de ayudas a la producción que discrimina a los directores hombres frente a cualquier directora, incluidas las cineastas consagradas que suman premios en sus estanterías como Isabel Coixet. Así, la muy criticada nueva redacción del artículo 36 de la Ley del Impuesto de Sociedades favorece las películas de directoras frente a las de directores, y sitúa a la mujer en el mismo rango que un discapacitado o un joven inexperto.
Parece que el ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, ha escuchado detenidamente las plegarias de directoras de cine como Gracia Querejeta. La hija del famoso Elías Querejeta Gárate, importante productor de cine de este país, se quejó airadamente a través de los medios de comunicación de que, por culpa del coronavirus, se quedaba literalmente en paro. Sin embargo, gracias al buenismo del actual Gobierno, ella junto al resto de 43 directoras académicas de este país podrán gozar de un importante plus de deducción fiscal por el simple hecho de ser mujeres. De esta manera, los 246 hombres directores de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, la que entrega los Premios Goya, tendrán que aventurarse a lanzar sus producciones audiovisuales sin ayudas. Igual que otros directores de cine hombres que, por ejemplo, ya hayan estrenado dos obras.
La nueva norma
En concreto, según la nueva redacción del artículo 36 de la Ley del Impuesto de Sociedades, la nueva medida implantada por el Gobierno socialista implica que respecto al requisito existente que establece que la deducción no puede superar el 50% del coste de producción, este se ha elevado al 75% en el caso de películas dirigidas por mujeres, directores noveles, o personas con discapacidad, así como en el de películas rodadas en lenguas cooficiales, cortometrajes, documentales, animación, coproducciones europeas y con Iberoamérica y producciones con un especial valor cultural y artístico.
Con esta medida, el Ejecutivo de Pedro Sánchez consigue que directoras de cine tan consagradas como la mencionada Gracia Querejeta, la reconocida Isabel Coixet o Iciar Bollaín puedan obtener un 25% de deducción extra en sus producciones que directores españoles como Alejandro Amenábar, Paco Plaza o Raúl Arévalo. Además, nuevas directoras como Clara Simón, Arantxa Echevarria o Belén Funes, las tres últimas ganadoras del premio Goya a la dirección novel, también podrán optar a esas ayudas, mientras que los otros jóvenes talentos nominados en esa misma categoría o los premiados en otras ocasiones no podrán hacerlo. Pues las ayudas son para mujeres, directores noveles y personas en situación de discapacidad.
El actual Gobierno debería haber aguantado la presión y no sucumbir a las figuras más couche del cine. La lista de directores hombres que ya tienen dos películas es muy larga, una lista de talentos (seguro, no consagrados), que verán cómo grandes directoras de este país como las mencionadas ven que sus películas les salen más baratas. Una discriminación que no se justifica a pesar de estar en tiempos de crisis.