El debate sobre la eutanasia sigue abierto en España. Aún sin despenalizar y con varios casos muy sonados en los últimos años que han llevado el tema al foco de los medios, la regulación del derecho de los pacientes que desean acabar con su vida por razones médicas es una asignatura pendiente. Un tema delicado que no se entiende sin la presencia del testamento vital, un concepto estrechamente ligado al de las personas que reclaman una muerte digna.
El testamento vital se trata de un texto en el que una persona deja claros los límites de los tratamientos a los que desea ser sometido cuando una enfermedad le haga perder sus capacidades mentales o degrade de manera grave sus condiciones de vida. Un aviso, una petición de no prolongar una agonía por razones médicas.
La asociación Derecho a Morir Dignamente, una de las más destacadas en la lucha por la despenalización de la eutanasia, establece que el objetivo del testamento vital es "evitar el encarnizamiento terapéutico, lograr que alivien tu sufrimiento con todas las medidas disponibles (incluida la sedación paliativa) y eviten prolongar el proceso de morir".
Al no ser un instrumento para facilitar el suicidio asistido, los testamentos vitales están regulados en las Comunidades Autónomas (de hecho, dependiendo de la región puede recibir un nombre diferente). Cada una de ellas presenta requisitos y formalidades concretas, pero es vigente en todo el país y el resultado es el mismo: la petición se registra informáticamente para que los profesionales médicos encargados de los pacientes puedan, llegado el caso, saber de la voluntad de los enfermos en momentos irreversibles.
El testamento vital no es un texto público, y solo puede ser visto por las personas estrictamente necesarias. Al margen de esto, si el paciente lo estima oportuno, puede dejar constancia de su existencia a su entorno más cercano, con el objetivo de que se lo comunique a los médicos si éstos no lo consultasen en primera instancia.
Para que el testamento vital pueda ser aplicado se deben dar varias circunstancias. Ante todo, los profesionales han de confirmar que la situación del paciente es irreversible. Pero, en el proceso, y si es necesario, es obligatorio que la persona enferma sea reanimada y estabilizada. Tras esto, y solo después de un análisis clínico, se puede determinar si el testamento vital es aplicable y, en caso de que así sea, no se reanime al paciente si sufre una nueva crisis.
La ley de eutanasia fue admitida a trámite en septiembre, pero las elecciones pararon todo el proceso
El periodo de vacío ejecutivo que ha sufrido España en los últimos meses ha repercutido negativamente a la creación de la ley que despenalice la eutanasia y regule el derecho a una muerte digna. Con Pedro Sánchez como presidente en funciones, el Congreso de los Diputados admitió a trámite (a iniciativa del PSOE) la ley de eutanasia en el pasado mes de septiembre, pero la campaña electoral y las elecciones de noviembre lo pararon todo.
Tras la investidura de Pedro Sánchez y el acuerdo de Gobierno con Unidas Podemos, la eutanasia será uno de los temas a reformar. En el apartado 'Derecho a muerte digna y regulación de la eutanasia', el programa de Gobierno promete "una respuesta jurídica, sistemática, equilibrada y garantista a las demandas sostenidas de la sociedad actual en relación con el final de la vida".