Movilidad del futuro

La ciudad del futuro será más eléctrica y multimodal

  • Los trayectos urbanos suponen el 40% de las emisiones de CO2 del transporte
Imagen: iStock.
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El crecimiento de la población mundial, unido al rápido avance de la urbanización, aumentará las demandas de transporte en las ciudades. Esto es bien conocido, pero la magnitud del cambio se percibe mejor con algunas cifras. Por ejemplo, se calcula que la demanda total de pasajeros urbanos habrá crecido un 59% en 2030 y un 163% en 2050 respecto de los niveles de 2015 -incluso teniendo en cuenta los efectos del Covid-19-, según el International Transport Forum (ITF). Y en 2015 el 51% de los kilómetros recorridos en áreas urbanas de todo el mundo correspondieron al vehículo privado.

La mayor parte de los ciudadanos europeos viven en entornos urbanos, y un 60% de ellos reside en áreas urbanas de más de 10.000 habitantes. Ello hace que compartan las mismas infraestructuras para sus desplazamientos cotidianos. La movilidad que ocurre dentro de las ciudades supone hoy el 40% del total de las emisiones de CO2 del transporte por carretera y hasta el 70% de otros elementos contaminantes derivados del transporte.

Además, las ciudades europeas cada vez enfrentan mayores problemas como consecuencia del tráfico y los desplazamientos En todo el continente, persiste el desafío de mejorar la movilidad y, al mismo tiempo, reducir los atascos, los accidentes y la contaminación. La congestión del tráfico suele producirse dentro y alrededor de los núcleos urbanos y, según la Comisión Europea, tiene un coste anual de 100.000 millones de euros -el 1% del PIB de la Unión-. Así pues, las ciudades tienen un papel clave en el diseño de un futuro más sostenible.

Disponer de un sistema de transportes urbanos eficiente y efectivo podría representar avances apreciables en áreas tan importantes como la dependencia energética o el cambio climático. Además, la movilidad urbana es un importante facilitador del crecimiento económico y el empleo, así como del desarrollo sostenible de áreas de la UE.

En las ciudades europeas crecen un 5% los trayectos a pie y en bicicleta respecto a 2019

Algunos de estos problemas se amortiguaron como consecuencia de la pandemia y el auge del teletrabajo. Aunque quedan lejos los periodos en los que la contención del virus exigió confinamientos que dispararon el trabajo en remoto, Randstad señala que el teletrabajo seguirá creciendo más allá de la pandemia. En España, se prevé que la tasa se sitúe en el 30,6% en los próximos años, casi el doble que la última tasa disponible según la consultora multinacional de recursos humanos.

En todo caso, el hecho de que un número sustancial de trabajadores trasladaran su oficina al domicilio ha tenido efectos mensurables sobre la movilidad de las ciudades. La compañía de datos y consultoría de negocios Kantar identifica una caída del 5,6% en el uso del transporte urbano y un desplome del 30% en el número de desplazamientos realizados en las principales ciudades del mundo. En su estudio Mobility Futures 2021: 'The Next Normal', Kantar recoge además un alza en modos de transporte saludables: en Europa, caminar y andar en bicicleta crecen un 4,8% este año en comparación con 2019 -y un 3% en el conjunto de ciudades en las que se basa el estudio-. Ahora bien, las restricciones sociales han hecho retroceder uno de los vectores de la movilidad urbana del futuro, los servicios de carsharing (-2,2%) y aumentado el uso del coche privado (3,8%).

En todo caso, los objetivos para las próximas décadas son claros. El pasado mes de julio, la Comisión Europea se fijó el objetivo de reducir en al menos un 55% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en 2030 respecto de 1999. Teniendo en cuenta que las emisiones del transporte representan el 25% del total de emisiones de GEI de la UE, la Comisión se ha marcado como meta una reducción de nada menos que el 90% de las emisiones de GEI asociadas al transporte para el año 2050.

Los objetivos recogidos por la Estrategia de movilidad sostenible e inteligente, presentada en diciembre de 2020, son ambiciosos. Solo en los nueve años que nos separan de 2030, al menos 30 millones de vehículos de emisión cero circularán por las carreteras europeas; 100 ciudades europeas serán climáticamente neutras; se duplicará el tráfico de trenes de alta velocidad; los desplazamientos colectivos programados inferiores a 500 kilómetros deben ser neutros en carbono dentro de la UE; la movilidad automatizada se desplegará a gran escala, y habrá buques de emisión cero listos para su comercialización.

Con el horizonte 2030, la Comisión Europea recoge también algunas propuestas poco novedosas pero de indudable impacto, como la potenciación de los traslados a pie y en bicicleta. De hecho, esta modalidad de transporte activo ha crecido como consecuencia del anuncio de más de 2.300 km de infraestructura adicional para bicicletas por parte de las ciudades. Sin embargo, a juicio de la Comisión, "esta cifra debería duplicarse durante los próximos diez años hasta llegar a los 5.000 kilómetros en carriles bici seguros".

En los últimos años, y como consecuencia de la presión a que en muchas ciudades está sometido el sistema de transporte público, han aparecido soluciones digitales que promueven servicios de transporte accesible a petición, siguiendo el concepto de movilidad como servicio (MaaS). De acuerdo con el ITF, la MaaS promete ventajas significativas, ya que facilitan un uso más eficiente de activos desaprovechados. En concreto, se cree que podrían reducir un 15% las emisiones totales de CO2 en 2050, en comparación con un escenario en el que no existieran este tipo de soluciones.

Al mismo tiempo, son muchas las ciudades que están experimentando un giro hacia los servicios de movilidad compartida y colaborativa (uso compartido de vehículos y bicicletas, servicios de vehículos con conductor y otras formas de micromovilidad), propiciado por la aparición de plataformas intermediarias, lo que posibilita la reducción del número de vehículos en el tráfico diario.

Las opciones más frecuentes son el llamado carpooling, en virtud del cual varias personas comparten vehículo -usualmente, el coche- para cubrir trayectos cortos dentro de la ciudad -como ir al trabajo-. Con ello se reduce el número de vehículos en circulación, y en consecuencia el tráfico urbano, las emisiones y el gasto realizado, ya que es común que todos los usuarios contribuyan a sufragar los costes del viaje.

Otra modalidad de uso creciente es el carsharing, cuyo auge es visible en ciudades como Madrid, donde diferentes proveedores de coches, furgonetas, motos, bicis, patinetes de alquiler suman más de un millón de usuarios. Este servicio se caracteriza por ofrecer el uso temporal de un vehículo -generalmente eléctrico- durante periodos de tiempo cortos y para desplazamientos dentro del área urbana de que se trate.

El transporte compartido y movilidad como servicio podrían reducir un 15% las emisiones a 2050

Sin embargo, no hay panaceas. Es muy posible que la disponibilidad de modalidades de ridesharing se traduzca en un aumento del número de kilómetros recorridos por vehículos (VKT), por ejemplo al inducir desplazamientos que no habrían ocurrido de no existir dicha opción. Al mismo tiempo, el ITF señala que hay indicios de que el ridesharing tiende a competir con el transporte público, más que a complementarlo.

En todo caso, esta panoplia de opciones busca, en definitiva, desplazar el centro de la movilidad urbana del coche particular hacia otras vías más sostenibles. Ahora bien, el coche no va a desaparecer; de lo que se trata es de reducir su número y de que los que circulen cumplan con estándares ambientales más altos. Así, en lo que concierne a los vehículos ligeros, el cumplimiento de los objetivos climáticos europeos comporta la reducción del 55% de las emisiones de los coches y del 50% de las de las furgonetas para el año 2030. Y que los vehículos ligeros que se vendan a partir de 2035 supongan cero emisiones.

La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA, por sus siglas en inglés) mide el grado de cumplimiento de estos objetivos cada año. La edición 2021 de su informe Making the Transition to Zero-Emission Mobility señala que el año pasado 1 de cada 10 vehículos registrados en la UE se podía recargar con electricidad. Un progreso que, no obstante, "solo puede mantenerse si los Gobiernos empiezan a realizar inversiones acordes en infraestructuras y establecen incentivos significativos". En todo caso, el año pasado el 5,4% de todos los coches vendidos eran eléctricos ; el 5,1% eran híbridos enchufables, y el 11,9%, híbridos eléctricos.

La ACEA reconoce que aunque los puntos de recarga se han disparado un 750% en comparación con 2014, el punto de partida era muy bajo; es decir, que los 225.000 puntos repartidos por Europa no son bastantes para cumplir los objetivos fijados por la propia UE. En concreto, calculan que para alcanzar la meta de reducción de emisiones de CO2 en 2030 hacen falta 6 millones de puntos públicos de recarga.

Los planes del Gobierno

El pasado mayo, el Gobierno español anunció varias medidas encaminadas a impulsar la transformación sostenible y digital del transporte público y fomentar la movilidad activa. En concreto, se han asignado 1.520 millones de euros de los fondos europeos a las comunidades y ciudades autónomas; fundamentalmente para la digitalización del transporte autonómico, la creación de zonas de bajas emisiones y la renovación de flotas de empresas privadas de transporte de viajeros y mercancías.

Dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia enviado a la Comisión Europea, el Ejecutivo tiene previsto invertir más de 13.000 millones de euros en movilidad sostenible, una cifra récord. En el marco de la movilidad se destinan más de 4.500 millones de euros al llamado Plan de choque de movilidad en entornos urbanos y metropolitanos, a los que se suman otros 2.000 millones para la electromovilidad y el hidrógeno. Al mismo tiempo, el Gobierno pretende avanzar en la descarbonización de la movilidad y potenciar el transporte público, especialmente las Cercanías ferroviarias, donde se invertirán más de 1.600 millones de euros.

Asimismo, para favorecer la movilidad activa, se plantean cerca de 3.000 millones de euros para la creación de zonas de bajas emisiones, itinerarios peatonales y promover el uso de la bicicleta. Concretamente, con este programa, se prevé crear unos 150.000 puestos de trabajo y el PIB se incrementará en unos 11.000 millones de euros. El Ejecutivo tiene prevista una consulta pública previa sobre la futura Ley de Movilidad Sostenible y Financiación del Transporte.

Las matriculaciones de eléctricos caen en agosto

El conjunto de las matriculaciones de vehículos eléctricos puros de todo tipo (turismos, dos ruedas, comerciales e industriales) siguieron la tendencia a la baja de julio y cayeron un 33% frente al mismo mes del año pasado, con 2.323 unidades vendidas, según datos de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (Aedive) y la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos (Ganvam). En contraste, suman un total de 21.941 unidades matriculadas en lo que va de año, lo que supone un 6,7% más frente al mismo periodo de 2020.

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