
Con más de 150.000 coches CERO emisiones matriculados en lo que va de año en España, la movilidad eléctrica avanza. Sin embargo, prácticas como el icing están generando serios problemas y pueden acarrear multas de hasta 200 euros.
La transición hacia una movilidad más sostenible no es solo una cuestión de tecnología, sino también de convivencia. Entre enero y agosto 2025, España ha registrado más de 150.000 matriculaciones de modelos con etiqueta CERO (eléctricos e híbridos enchufables), un 98% respecto al mismo periodo del año anterior, según los datos de la patronal de los fabricantes Anfac. Sin embargo, este crecimiento acelerado también pone de manifiesto algunos de los obstáculos que aún persisten. Uno de los más recurrentes y molestos es el "icing", señalan desde Pyramid Consulting.
El término, derivado de las siglas ICE (Internal Combustion Engine), describe la práctica de estacionar vehículos de gasolina o diésel en plazas reservadas exclusivamente para la recarga de coches eléctricos. Aunque estas zonas están claramente señalizadas con pintura verde y la señal R-308 (que incluye el pictograma de un enchufe), no es raro verlas ocupadas de forma indebida en centros comerciales, estaciones de servicio e incluso en vía pública.
Más allá de la incomodidad que supone para los conductores de eléctricos, el icing representa un serio obstáculo para el desarrollo de una red de recarga que, por el momento, crece más despacio que la demanda. Cada punto libre resulta crucial, y bloquearlo supone entorpecer no solo la movilidad de un conductor, sino también el avance de todo un modelo energético más limpio.
Se cataloga como infracción grave
La Dirección General de Tráfico (DGT) ha calificado esta conducta como infracción grave. Las sanciones por ocupar sin autorización una plaza de recarga oscilan entre los 100 y los 200 euros. Estas multas buscan proteger un recurso aún limitado y fomentar un uso más cívico de las infraestructuras compartidas.
Pero el problema no termina con la sanción, señalan los expertos de Pyramid Consulting. Aunque la normativa está clara, en la práctica pueden surgir casos en los que la señalización es ambigua, existen errores administrativos o las multas no han sido correctamente tramitadas. En estas situaciones, es posible recurrir el expediente y contar con asesoramiento especializado puede ser clave para evitar pagar una sanción indebida.
En un contexto de cambio, el respeto por los espacios de recarga debe entenderse como un principio de convivencia. Así como una plaza para personas con movilidad reducida no debe ser ocupada por quien no lo necesita, las zonas de carga eléctrica requieren el mismo nivel de compromiso y responsabilidad. Solo así podrá consolidarse un sistema de movilidad verdaderamente accesible, sostenible y justo.