
Algunos se utilizaron en un solo modelo por sus especiales características y otros dejaron de utilizarse porque su efectividad no resultaba tan evidente.
Los airbags han sido otra de las grandes contribuciones a la seguridad pasiva de los vehículos modernos, la que actúa cuando un accidente ya se ha producido y trata de mitigar los efectos del impacto. Desde que esta tecnología empezó a instalarse en los años 80, primero en los coches de lujo, estos dispositivos han ido creciendo en número y tipología de protección. Primero fueron los frontales para los pasajeros delanteros, luego los laterales, más tarde llegaron los de cortina para las ventanillas y el último en incorporarse ha sido el central entre los pasajeros de las plazas delanteras.

Pero en estos más de cuatro décadas de airbags, han existido algunos que se crearon específicamente por las particularidades de algunos coches y otros porque se llegó a pensar que las bolsas de aire podrían protegernos casi en cualquier circunstancia, incluso si no estábamos dentro del coche, como ocurrió con el airbag para peatones.
Salvados por una bolsa de aire
Entre esos airbags curiosos estaba el de peatones, introducido por Volvo para el V40. Un airbag con forma de U que cubría parte del parabrisas para mitigar las lesiones de los peatones en caso de atropello que, además, trabajaba en combinación con un capó delantero que se elevaba ligeramente para amortiguar el golpe. Otras marcas como Jaguar y Land Rover también montaron este airbags en algunos de sus modelos pero en las nuevas generaciones de esos mismos coches desaparecieron y ni siquiera Volvo ya lo utiliza, aunque la china Omoda lo ha incorporado en su modelo 5.

El pequeño Toyota iQ, una urbano de 3+1 plazas y solo tres metros de largo, lanzado en 2009, tenía las plazas traseras tan cerca del portón y la luneta posterior que diseñaron un airbag especial para esta zona. Era una bolsa de aire que se desplegaba por detrás de los reposacabezas posteriores, en caso de impacto trasero, y protegía a estos ocupantes. También resulta curioso el Beltairbag, un airbag instalado en el propio cinturón de seguridad de las plazas traseras y que amortigua en cierta medida la fuerza de un impacto o una deceleración brusca.

Un airbag para no moverse del asiento
Uno de los airbags más desconocidos lo creó Renault en 2002 para las versiones de dos puertas del Megane de segunda generación. En este modelo el anclaje del cinturón de seguridad de las plazas delanteras quedaba algo retrasado, debido al tamaño de las puertas por lo que en Renault decidieron crear un airbag para la banqueta del asiento que evitara el efecto submarino de los ocupantes. Este efecto se produce cuando en caso de un impacto el ocupante se desliza por debajo del cinturón sin que éste pueda retenerlo bien. Este curioso airbag "inflaba" la banqueta del asiento para que hiciera de freno y evitar ese deslizamiento de la persona.

La proliferación de los enormes techos panorámicos en los coches actuales también ha dado lugar un nuevo tipo de airbag para proteger a los ocupantes en caso de vuelco. Estos techos de cristal son muy resistentes pero en caso de un accidente pueden provocar lesiones al romperse. El airbag de techo cubre toda esta superficie y evita que los restos de cristal o del material con el que esté realizada esa gran ventana panorámica puedan dañar a los pasajeros.