
Contar con un buen sistema de aire acondicionado es un elemento imprescindible a la hora de irse de vacaciones en el coche. Si el radiador, el termostato, las mangueras y el refrigerante no están en buen estado, el motor puede sobrecalentarse, lo que puede causar daños graves y muy costosos, como detallan en Autospecial, el marketplace de compraventa de vehículos entre particulares certificados y con garantía. Por eso, es bueno comprobar que el aire acondicionado enfría perfectamente, que no necesitas una recarga del gas, así como observar que el sistema no tiene fugas. Además, disponer de un elemento tan simple como un parasol ayuda a que el coche sobrelleve mejor el calor del verano. Colócalo en el parabrisas al aparcar para que la temperatura interna baje hasta 10 grados. Al volver a acceder notarás una temperatura más amigable, evitarás gastar combustible forzando la climatización y también un desgaste prematuro de ajustes, plásticos y revestimientos de a bordo.
Otro elemento que puede verse afectado por las altas temperaturas es la batería, ya que el calor puede causar la evaporación del líquido interno, disminuyendo su capacidad de carga y, en ocasiones, si la batería está cerca del final de su vida útil, tiene muchas más posibilidades de estropearse. En la mayoría de los casos es necesario realizar un cambio de batería. Algunas medidas preventivas que recomienda Autospecial son mover el coche con cierta periodicidad y rodar al menos 20 minutos para que el alternador cargue la batería, revisar que los bornes de la batería no tienen restos de óxido o signos de desgaste.
A tener en cuenta
Además del uso del clásico parasol frontal, existen otras estrategias complementarias que ayudan a mantener el habitáculo más fresco mientras el coche está aparcado. Una de las más efectivas es colocar parasoles también en las ventanillas laterales traseras o utilizar cortinillas solares, especialmente si el coche pasa muchas horas bajo el sol directo.
En zonas muy calurosas, se están popularizando los ventiladores solares, pequeños dispositivos que se acoplan en la ventana y expulsan aire caliente automáticamente cuando sube la temperatura.
Elegir con cabeza el lugar donde se aparca el coche puede marcar una gran diferencia. Buscar zonas de sombra natural, como árboles o estructuras, o aparcamientos subterráneos o techados siempre que sea posible, ayuda a mantener el vehículo en mejores condiciones térmicas.
Incluso el color de la carrocería influye: los coches oscuros absorben más calor que los claros. Aunque no siempre se puede controlar todo, combinar varias de estas medidas puede ayudar significativamente a reducir el calor acumulado en el coche y hacer que el momento de volver a conducir sea mucho más soportable.