La industria del automóvil en Europa se encuentra ante su mayor crisis estructural en décadas. Así lo advierten con contundencia dos pesos pesados del sector, John Elkann, presidente de Stellantis, y Luca de Meo, CEO de Renault, en una entrevista conjunta concedida al diario francés Le Figaro. Su mensaje es claro: "El destino de la industria automovilística europea se juega este año".
La caída del mercado europeo es alarmante. Según Elkann, se vendieron 15 millones de vehículos en 2024, muy por debajo de los 18 millones de 2019, antes de la pandemia. "Es el único gran mercado mundial que no se ha recuperado del Covid", asegura el directivo, que alerta: "Al ritmo actual, el mercado podría reducirse a la mitad en apenas una década".

La trampa normativa de Bruselas
Tanto John Elkann, presidente de Stellantis, como Luca de Meo, CEO de Renault, coinciden en el diagnóstico: el exceso de regulación está ahogando la competitividad y encareciendo el acceso al automóvil. "Entre 2015 y 2030, el precio de un Renault Clio habrá subido un 40%, y el 92,5% de ese aumento se debe a la regulación", denuncia de Meo. Elkann se suma al reclamo, advirtiendo que un cuarto del trabajo de ingeniería de sus marcas está dedicado únicamente a cumplir normativas.

El problema, aseguran, es estructural: "Hoy Europa diseña regulaciones pensadas para coches grandes y caros. Aplicarlas a coches pequeños destruye su rentabilidad", afirma el CEO de Renault. Reclaman una regulación diferenciada para vehículos urbanos y un "guichet unique" (punto único de interlocución) en la Comisión Europea que evite contradicciones entre las distintas direcciones generales.
¿Coches eléctricos para todos?
Ambos dirigentes desmontan la idea de que el coche eléctrico sea una "solución milagrosa" a la crisis climática. Defienden una neutralidad tecnológica que contemple híbridos, motores térmicos avanzados e incluso soluciones como los "range extenders" (modelos de autonomía extendida). "El problema real son los 250 millones de coches contaminantes que siguen circulando. Cambiarlos por vehículos nuevos de bajas emisiones es más urgente que imponer solo eléctricos", apunta Elkann.
España, Italia y Francia, clave para salvar el mercado
En la entrevista, ambos ponen el foco en los países del sur de Europa. "España, Italia y Francia son los más golpeados: sus ciudadanos no pueden pagar estos coches y sus fábricas los producen", resume Elkann. Juntos, aseguran, pesan más en capacidad industrial que Alemania. Por eso piden que estos países impulsen una política industrial común, para defender la automoción como sector estratégico y generador de más de 400.000 millones en impuestos anuales.
Sobre la prohibición de los coches térmicos nuevos en 2035, De Meo lanza un mensaje claro: "No se trata de estar a favor o en contra del coche eléctrico. Hay que reabrir el debate con racionalidad. Las marcas necesitan previsibilidad, no dogmas." Elkann, por su parte, advierte: "Tal y como están las cosas, esa directiva puede partir el mercado en dos. La demanda real no sigue el camino que quiere marcar Europa".
El reloj corre
Ambos coinciden en que 2025 es un año decisivo. Mientras China y Estados Unidos refuerzan sus políticas industriales, Europa sigue atrapada en un laberinto regulatorio. "En tres años, si no hay una corrección, habrá que tomar decisiones dolorosas para nuestras fábricas", avisa Elkann. "Pero si hay voluntad política, si se reconstruye un mercado con volumen, todavía podemos producir en Europa y competir".