
La Dirección General de Tráfico (DGT) ha declarado la guerra al vandalismo contra los radares tras la destrucción de siete dispositivos de control de velocidad en diversas carreteras de España. Se ha emprendido ya una investigación para identificar a los autores y proceder legalmente contra ellos.
Los radares afectados estaban ubicados en carreteras convencionales de cuatro comunidades: dos en la Comunidad de Madrid, dos en Castilla-La Mancha, dos en Castilla y León y uno en la Comunidad Valenciana. Las acciones de sabotaje han consistido en incendios, pintadas y destrozos que han dejado inoperativos los dispositivos, cuyo coste oscila entre los 66.000 y 67.000 euros por unidad.
Consecuencias penales y económicas
La vandalización de radares no solo representa un ataque a bienes públicos, sino que también constituye un delito de daños tipificado en el Código Penal. Según el artículo 263.2 del citado texto legal, estos actos pueden conllevar penas de prisión de 1 a 3 años y multas de hasta 24 meses. Además, los responsables podrían verse obligados a asumir el coste de reparación o sustitución de los dispositivos dañados.
Ante la ola de ataques, la Guardia Civil ha intensificado la vigilancia en las zonas donde están instalados los radares. Además, la DGT ha comenzado a instalar cámaras de seguridad conectadas en tiempo real con los Centros de Gestión de Tráfico, con el objetivo de detectar y frenar cualquier intento de sabotaje de manera inmediata.
Con la investigación en marcha y las nuevas medidas de seguridad, la DGT deja claro que no tolerará estos actos y que perseguirá a los responsables hasta las últimas consecuencias. El mensaje es claro: destruir radares no quedará impune.
Impacto en la seguridad vial
Estos ataques no solo representan un golpe económico, sino que también afectan a la seguridad vial, señalan desde Tráfico. Según informes del Observatorio Europeo de Seguridad Vial y el Centro de Investigación del Transporte (ITF), entre el 10 % y el 15 % de los accidentes de tráfico y el 30 % de los siniestros mortales están relacionados con la velocidad inadecuada.
Los radares son herramientas esenciales para reducir la siniestralidad en carretera, ya que permiten el control automático de la velocidad y abarcan a todos los usuarios de las vías, incluidos los conductores extranjeros. Su vandalización pone en riesgo la seguridad de miles de conductores y peatones, lo que ha llevado a la DGT a actuar con firmeza contra estos ataques.