Motor

El plan de BYD para conquistar la conducción autónoma amenaza con revolucionar el sector y desatar una guerra de precios

BYD Seal. Bloomberg.

Numerosas compañías automotrices están virando hacia el desarrollo de la conducción autónoma, tecnología que parece erigirse como el paso posterior en el futuro del motor tras la adopción de los vehículos eléctricos. Así, meses después de que Tesla comunicara el lanzamiento del Robotaxi para junio de 2025, Volvo se alió con Waabi, una start-up de IA, para producir camiones con conducción autónoma incorporada. Recientemente, BYD también ha movido ficha en este sentido. El mayor fabricante chino de coches eléctricos quiere implementar el God's Eye (Ojo de Dios, en castellano), sus sistema de conducción autónoma, en todos sus modelos y de forma gratuita para el usuario. Ello podría minar el negocio de suscripción de este tipo de tecnologías que tienen algunas firmas automotrices, agitando completamente la industria.

Recientemente, BYD comunicó sus planes para integrar el Ojo de Dios en todos los modelos ofertados a partir de 13.700 dólares (100.000 yuanes), incluyendo algunos los más baratos como el Seagull. Lanzado en 2023, este sistema de "visión divina" emplea cámaras y radares para asistir a la conducción, ofreciendo servicios de aparcamiento y freno automático, así como de control de crucero adaptativo. Ahora, la compañía tiene intención de habilitar tres tipos de conducción autónoma para cada gama de vehículo, desplegando así una ofensiva múltiple contra sus competidores.

El primero y más completo está equipado con tres funciones distintas y complementarias de navegación automática y se aplicaría a los vehículos 'ultra-premium' y los modelos Yangwang. El segundo, de nivel intermedio, posee una única función de navegación automática, y sería integrado en los modelos Denza. Finalmente, el tercer y último tipo de conducción automática será integrado en los modelos más baratos, desde el Dynasty y el Ocean hasta el Seagull.

La compañía china despliega así en todo su catálogo un servicio gratuito que, según el analista Lei Xing, constituye un recorte de precios "disfrazado de una actualización tecnológica", mengua en el coste de los coches fabricados por BYD que puede generar una nueva guerra de precios similar a la que la propia firma inició hace un año. Y es que el carácter gratuito del Ojo de Dios es un proyectil a la línea de flotación de modelos de suscripción de sistemas de conducción autónoma como el de Tesla. Así, la firma de Elon Musk cobra 99 dólares mensuales por utilizar el servicio básico de la tecnología Full Self-Driving.

La oferta gratuita del sistema de conducción autónoma por parte de BYD puede empujar al resto de competidores a recortar todavía más los precios, generando el mismo impacto que tuvo el lanzamiento, en febrero de 2024, del modelo Glory Edition. La compañía china ejecutó en aquel momento una estrategia de bajada precios destinada a expulsar del mercado chino a los fabricantes de coches de combustión baratos.

Aquella guerra de precios, unida a las subvenciones de Pekín para la fabricación de vehículos con tecnología verde, llevó a un tremendo auge de las firmas chinas de ese tipo de automóviles. Así, la cuota de mercado de las compañías chinas aumentó, en los cinco primeros meses de 2024, hasta el 56,1%, un volumen notoriamente superior al 35,8% registrado en el mismo periodo en 2020. En lo tocante a BYD, la marca domina el mercado de coches eléctricos al poseer una cuota del mismo superior al 30%, muy por encima de Tesla (más del 6%), su inmediata perseguidora.

Paralelamente, el porcentaje de vehículos vendidos en China fabricados por firmas extranjeras ha caído en picado. Si en julio de 2022 constituían el 53% de las ventas, en julio de 2024 representaban el 33%. En cambio, el avance de la manufactura de coches eléctricos impulsó a las automovilísticas chinas en el mismo periodo: el porcentaje de coches fabricados por empresas chinas vendidos en el país asiático pasó, en aquel intervalo de tiempo, del 47% al 67%.

Ahora, el desarrollo de la conducción automática por parte de BYD puede incrementar la brecha entre la firma y sus competidores en suelo chino. Según Tim Hsiao, analista de Morgan Stanley, el elevado volumen de lanzamientos de los modelos equipados con God's Eye puede "dificultar la respuesta oportuna por parte de sus rivales". Por su parte, Wang Chaunfu, director ejecutivo de BYD, considera que 2025 será el año en el que se democratice la conducción inteligente, equiparando el advenimiento de la conducción autónoma con el surgimiento del cinturón y el airbag. "Será imprescindible en los próximos dos o tres años", afirmó Wang Fu, recientemente.

De esta manera, BYD incrementa el ritmo en el desenvolvimiento de la conducción automática, elevando sus prestaciones respecto a otras firmas competidoras. Así, para Elon Musk, 2025 puede ser el más importante de la historia de Tesla. Este año, la compañía del magnate tiene previsto lanzar el próximo mes de junio, el robotaxi, el automóvil completamente autónomo de la marca. Además, la empresa tiene planeado acelerar el desarrollo de la tecnología Full-Service Driving, a pesar de las dificultades que este servicio está teniendo para obtener la aprobación de las autoridades chinas y operar en el país asiático.

Por otro lado, Volvo, propiedad de la china Geely, llegó recientemente a un acuerdo con la startup Waabi para desarrollar y distribuir camiones autónomos. Concretamente, la firma fundada en Suecia integrará el sistema Waabi Driver en su herramienta de conducción autónoma para camiones, así como en la producción del modelo autónomo Volvo VNL Autonomous fabricado en la planta de New River Valley, en Virginia (EEUU). El VNL Autonomous se estrenó en mayo del 2024, y comenzó su actividad el pasado mes de diciembre, trabajando en el marco de un acuerdo con DHL.

El hecho de que dos firmas chinas como BYD y Geely hayan sido de las últimas compañías automotrices en sumarse a la carrera por la conducción autónoma indica el potencial de esta tecnología para el sector del motor. La industria automovilística está en un proceso de transformación, tanto en el plano energético como a nivel de conducción. Esta última cuestión es clave, ya que se trata de una modificación en la manera en la que los conductores se relacionan con el coche, convirtiéndolos en pasajeros en lugar de pilotos.

Semejante conversión abriría un abanico de nuevos mercados: si los pilotos no conducen, pueden hacer otras cosas, como consumir otros productos o servicios en el interior del vehículo en marcha. Además, todo ello permitiría, teóricamente, optimizar el uso real de los coches, pues éstos pasan más del 90% de su tiempo aparcados. Con todo esto en mente, Elon Musk comunicó en mayo de 2024 sus planes para que la flota de coches autónomos de Tesla funcionara como una combinación entre Airbnb y Uber.

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