
Ya existe toda una industria alrededor del micelio de hongos y setas, que podría sustituir desde la piel animal de los asientos, al poliestireno de paragolpes, pero no termina de despegar.
El micelio tiene todo eso que anda buscando la industria. Es un biomaterial, por tanto, la masa de fibras que conforman esa especie de raíces que se encuentra en hongos y setas es sostenible. Es biodegradable. Se puede cultivar dentro de grandes instalaciones industriales. Según se procese, puede dar lugar a sustitutivos de plásticos diversos, como la espuma de poliestireno o piel, tan fina como para ser utilizada en marroquinería. El material presenta muchas cualidades que se necesitan en un automóvil, como resistencia a la abrasión y suavidad, puede recibir colores atractivos y es transpirable. Con sus fibras también se puede potencialmente producir tejidos para los revestimientos de asientos y paneles de puerta.
Ya en 2011, Ford presentó al mundo su colaboración con Ecovative, una start-up que podía producir una espuma biodegradable con la que pretendía fabricar paragolpes, interiores de puerta y salpicaderos. Sin embargo, a día de hoy, todavía no los ha aplicado en serie.

Es la competencia, General Motors, la primera en mostrar una aplicación en automóvil del biomaterial Fine Mycellium, una alternativa a la piel, de otra empresa denominada MycoWorks. Como Ford, también GM se ha implicado financieramente en la empresa, suscribiendo 125 millones de dólares para levantar una planta para su producción. Su primera aplicación ha sido en el recién presentado Cadillac Sollei, un concepto.Otras marcas relacionadas con el vestir, como Adidas o Hermés ya mostraron posibles aplicaciones de esta misma piel en alguno de sus modelos emblemáticos, como sus zapatillas Stan Smith o el bolso Victoria, pero sin continuación por el momento.

Trabajos en todo el mundo, también en España
El concepto que adelantaba el inminente Kia EV3 también reclamaba el uso de micelio en su interior. En esta ocasión, el suministrador era la startup coreana Mycel. En la nota de prensa se destaca que "el interior de la consola del Concept EV3 no se ha fabricado, sino que se ha cultivado en un molde".

En España, el suministrador de componentes automovilísticos Antolin anunció el año pasado un proyecto equivalente, aunque emplea residuos vegetales y micelio con el que producir componentes. Su solución es neutra en CO2, porque también el material se desarrolla de forma orgánica dentro del propio molde.

Otros grandes grupos automovilísticos como Volkswagen y Stellantis también han recibido fondos europeos para proyectos de investigación en torno a nuevos materiales a partir de fibras de micelio. En este caso, liderado por la italiana Mogu, Volkswagen destaca que el material es más ligero, no requiere recursos basados en el petróleo y se puede producir con poco esfuerzo.
A pesar de lo prometedor del micelio, la industrialización no arranca. BMW también ha presentado en 2021 sus trabajos con material a partir de micelio, aunque lo enfocaban al embalaje.
Vuelven las telas finas, pero eco
Dentro del grupo BMW, la marca Rolls-Royce lleva años ofreciendo un cuero vegano entre sus opciones, sin ninguna aceptación por sus clientes.

Por el contrario, en Rolls han encontrado un retorno al gusto por tapizado de tela, como en los tiempos primitivos de carruajes y automóviles, cuando el guarnecido de cuero se usaba para ese chófer expuesto a la intemperie en los asientos delanteros, dejando las telas finas y suntuosas para sus propietarios, guarecidos en la carrocería cerrada. Eso sí, como entonces, fibras preferiblemente no sintéticas, como seda o procedente del bambú: ¿quién dice que los ricos no quieren contribuir a la sostenibilidad?

Relacionados
- 'elEconomista.es' celebra el III Foro Movilidad: La revolución sostenible de la movilidad y la logística
- Economía circular. Respuesta única a los retos económicos y ecológicos
- La movilidad sostenible copa el 32% de las ayudas de Europa
- El coche gallego del futuro: eléctrico, más ligero y que se puede reciclar