
Se cumplen 35 años del lanzamiento de un coche importante, el Discovery, con el que la marca Land Rover dio un gran paso adelante para convertirse en un fabricante generalista de vehículos todoterreno. Hasta 1989 contaba con los más duros Land Rover o Defender y los Range Rover más lujosos. Con la llegada del Discovery amplió su espectro de clientes.
La marca Land Rover siempre ha sido, desde su creación, una gran especialista del mundo del todoterreno, con vehículos siempre capaces en las condiciones más adversas. Primero fue el Land Rover, el que fuera su modelo único en el mercado durante más de 25 años. Eso sí, un vehículo que supo adaptarse a las necesidades concretas de los usuarios de los cinco continentes.

Además, en su gama a lo largo de este tiempo tuvo versiones de 3 y 5 puertas, con carrocerías corta y larga, variantes de tipo pick-up, versiones con techo de lona desmontable o una opción "extralarga", el 130. Hasta tuvo versiones específicas para la nieve extrema, variantes de rueda grande (los bigfoot), etc...
Su filosofía de producto era la de un vehículo de trabajo, un modelo muy robusto, pero también muy poco sofisticado. Vamos, un coche ideal como coche de servicio en una finca, para llevar fardos de paja, o ganado, o un compresor. Y lo mismo como vehículo para empresas constructoras o de mantenimiento de instalaciones en zonas de difícil acceso. Eso era el Land Rover, un coche de trabajo.
Entre Defender y Range Rover
Además de este producto de uso profesional, la marca lanzó a mediados de los años setenta un concepto de coche opuesto al del Land Rover. Fue el Range Rover en el que el lujo, el confort y el refinamiento se convertían en los protagonistas del modelo. Pero por supuesto sin renunciar a su carácter de todoterreno de verdad, con sus marchas reductoras.

Era ese coche que se definió como el vehículo ideal para ir a la ópera a una representación, por su lujoso acabado, pero al mismo tiempo imparable en el campo. Esa dualidad que, al menos entonces, era única en el mercado.
Ese era el panorama de la marca británica hasta los años 80, pero fue en 1989 cuando Land Rover decidió lanzar su nuevo modelo, como una opción intermedia entre ambas, el Discovery. Un coche para el gran público, menos encorsetado que los otros dos, pero siempre sobre la base del concepto de vehículo todoterreno, un pilar clave de la marca.
De esta forma, con el nuevo Discovery, desde entonces Land Rover podía llegar a un tipo de cliente diferente, más generalista. No eran personas que necesitaran un vehículo muy rudo, demasiado en muchas ocasiones. Tampoco era un coche demasiado lujoso y por ello caro y poco accesible. Hay que recordar que, aunque a finales de los años 80 ya había versiones del Range Rover con motores más accesibles, inicialmente solo se ofreció con un magnífico propulsor V8 de gasolina.
Presentación en noviembre de 1989
El Discovery se mostró por primera vez en la primavera de 1989 y se creó un gran revuelo con este modelo, tan innovador para el momento. La presentación internacional tuvo lugar en Southampton, al sur de Inglaterra a finales de noviembre. Allí, con un tiempo lluvioso y frio, pudimos probar un buen coche todoterreno, como eran en aquella época.

Contaba con tracción a las cuatro ruedas y con un diferencial central bloqueable mediante la misma palanca selectora de las marchas reductoras. También incorporaba un diferencial trasero autoblocante, lo que le hacía un coche muy campero y para verdaderos expertos. Por supuesto, contaba con caja transfer con marchas reductoras. Es decir, era un todoterreno de verdad, como lo eran el Toyota Land Cruiser o el Jeep Wrangler de la época, entre otros.
El coche funcionaba muy bien, su sistema de tracción era bastante eficaz y sofisticado para esos tiempos. Entonces, lo más habitual era un sistema de propulsión trasera o conectable a las cuatro ruedas pero sin diferencial central. Esto le hacía muy superior al Defender de entonces, en el que solo se podía circular con las cuatro ruedas motrices en firmes deslizantes, tierra o barro. También su conducción era bastante más razonable, con una posición de conducción más centrada, y no escorada como en el tradicional Land Rover. Y el puesto de conducción era mucho más completo y confortable.
Carrocería llamativa
Tenía una carrocería más vistosa y llamativa que la del Defender, demasiado recta y tradicional. Además, en esta primera generación del Discovery solo había carrocería de tres puertas, una puerta lateral a cada lado y un portón trasero grande de apertura lateral.

La versión de cinco puertas llegó un año más tarde y supuso un gran éxito comercial. La rueda de repuesto iba anclada en dicho portón trasero. Conservaba del Defender las alfombrillas de goma, ideales para entrar en el coche con las botas llenas de barro y sin manchar demasiado.
Estéticamente, también supuso un gran paso adelante, por esa carrocería con la parte trasera del techo elevada que aportaba mejor visibilidad y luminosidad en el habitáculo. Pero sobre todo era un rasgo diferenciador en el mercado del todoterreno. Ese techo escalonado era una característica llamativa, ya que creaba espacio para una tercera fila de asientos.
Al principio, esos dos asientos traseros opcionales estaban orientados hacia los lados, pero con el paso de los años se convirtieron en dos asientos adicionales más, en el mismo sentido de la marcha. Y como detalle interesante, el habitáculo tenía estructura de anfiteatro. Con ello, cada fila de asientos estaba situada más alta que la anterior, lo que permitía una mejor visibilidad para todos los ocupantes.
Evolución del todoterreno
A partir de ahí la historia del Discovery es la de la evolución del vehículo todoterreno. Por un lado sus sistemas de tracción fueron evolucionando, las siguientes generaciones mantenían el diferencial central, lo que permitía rodar con tracción total en carretera. Eso permitía circular más deprisa y mucho más seguros en una carretera normal.

También los motores fueron evolucionando, con nuevas versiones turbodiesel más potentes y también con opciones de gasolina, como un V8 de altas prestaciones para el campo. La tercera generación del Discovery ya incorporaba el Terrain Response. Era un sofisticado sistema con el que se ajustaban los sistemas de ayuda a la conducción, sobre todo el control de tracción, para rodar por terrenos más delicados. El conductor le decía al coche mediante un selector giratorio si iba a circular por arena, barro, roca o nieve y el vehículo adaptaba su funcionamiento a este tipo de terreno.
También a lo largo de estos 35 años el coche ha ido cambiando mucho en sus sistemas de ayuda. Por ejemplo, el control de descenso, que estrenó el Freelander, el primer modelo SUV sin marchas reductoras del grupo Land Rover, también llegó al Discovery en su segunda generación. Además, el modelo empezó a ser cada día más sofisticado, con cambios automáticos y hasta con suspensiones neumáticas de altura regulable, lo que le daba nuevas opciones en una utilización campera más extrema.
35 años de cambios constantes
Igualmente en su aspecto exterior ha habido muchos cambios, si la primera generación solo estaba disponible con carrocería de tres puertas, en la segunda generación llegó la carrocería de cinco puertas, más familiar, y más tarde el de tres puertas desapareció. Y su estética también cambió mucho. Si desde la segunda era más robusta, más cuadrada y rotunda, desde la quinta generación, que se lanzó en 2016, llegaron unas formas más redondeadas y modernas. La rueda de repuesto desapareció del portón trasero con la llegada del Discovery 3 y desde entonces va situada bajo el piso del maletero, accesible desde abajo.

Sin duda el Discovery fue el modelo que cambió el rumbo de la marca británica, que hasta 1989 se centraba en dos productos, el de trabajo más duro y el más lujoso. Gracias al Discovery, Land Rover pudo llegar a otros tipos de clientes, a familias con ganas de viajar y de conocer mundo, o de practicar deportes en la naturaleza.
Pero por supuesto sin renunciar a captar también a los más aventureros, que durante años tuvieron que "aguantarse" con un Defender y sus incomodidades. Ahora tenían un modelo más confortable, mejor pensado, mucho más equipado, pero también con mejores opciones de uso tanto en carretera como fuera del asfalto gracias a las ayudas electrónicas más sofisticadas.
Gama actual: dos carrocerías
La gama actual del Discovery está formada por dos tipos de carrocería, una larga de 4,95 metros, que corresponde al Discovery propiamente dicho. Hay una segunda versión, el Discovery Sport, cuya longitud se reduce hasta los 4,60 metros. Pese a esta notable reducción de tamaño, la versión Sport también ofrece las siete plazas gracias a un habitáculo muy bien configurado.
Por lo que se refiere a su gama de versiones, el Discovery está disponible con dos opciones diesel, de 250 y 300 caballos, mientras que en gasolina hay un variante de 360 CV. Todos ellos con tecnología mild hybrid, lo que aporta la etiqueta "eco" de la DGT. Y no ofrece ni como una opción las marchas reductoras, aunque todos disponen de tracción 4x4.
Por lo que se refiere al Discovery Sport, las opciones mecánicas son dos motores de gasóleo de 163 y 204 caballos, también en ambos casos con la etiqueta "eco" al emplear tecnología mild hybrid. En cuanto a la opción de gasolina es una variante híbrida enchufable. En este caso, su potencia es de 309 caballos y cuenta con la etiqueta "0 emisiones".
Para celebrar esta efeméride, la marca ha lanzado una serie especial 35 aniversario del Discovery, el SUV de siete plazas más versátil. Esta variante estrena un nuevo motor de la familia Ingenium, un diesel de 350 CV de potencia. Este motor también cuenta con tecnología mild hybrid. Esta versión se ha desarrollado para celebrar 35 años de versatilidad en el mundo del vehículo todoterreno y SUV más moderno.