
Años viendo volantes achatados, algunos casi cuadrangulares, imitando a los coches de competición en circuito, cuando llega un campeón como Fernando Alonso y reclama un aro redondo para su exclusivo coche de ensueño.
Del Aston Martin Valiant solo se van a fabricar 38 unidades. Oficialmente, nació a partir de una petición de Fernando Alonso al servicio Q de Aston Martin, un departamento encargado de creaciones a la medida. Lo que pidió fue un superdeportivo para circuito, pero que pudiera rodar legalmente por la calle.

Mucha información pasa por los dedos
En la presentación del Valiant se destacaba el hecho de haberlo concebido prestando una atención especial a los puntos de contacto entre el coche y el conductor. Obviamente, esto comienza con el volante, donde reposan de forma constante unos captadores de alta sensibilidad: los dedos. Según la nota de prensa, para reflejar la pureza y la conexión que presenta todo el coche, el volante es perfectamente redondo y con un aro delgado, con sus radios desprovistos de botones, para obtener una sensación intuitiva y libre de distracciones. Todo un zasca a tantos coches deportivos, incluso los propios, porque Aston Martin no es ajena a interpretaciones muy trabajadas en el volante.

Los volantes chatos tienen su explicación
En el Aston Martin Valhalla, siempre pueden argumentar que la elección del volante venía forzada por la baja altura del coche y una posición muy tendida. Si el volante tiene que ir tan pegado a las piernas que tocaría con ellas, se achata. Indudablemente, si se está en un espacio confinado como el de un monoplaza, donde apenas caben botones, ruletas, ni pantallas, ¿dónde colocar todo eso?: en el volante. También se achata por arriba, para que no asome fuera del monoplaza. ¿Y para qué hacer un volante redondo si basta con dos "asas", cuando con una sola vuelta de volante, el monoplaza hace topes de dirección a cada lado y no hace falta mover las manos del sitio? Justo lo contrario de los coches de rally -y de calle-, que llevan volantes redondos para poder manotear con rapidez y naturalidad. Y como ellos, el Valiant incorpora una marca en la parte superior para saber cuándo el volante apunta recto, lo que en conducción deslizante puede resultar de ayuda.
Volantes también para la no-conducción
Los departamentos de marketing solicitan a los diseñadores acercar el concepto de la competición a los coches que venden al público. En un coche de calle, que va a hacer horas seguidas por la autopista, se llega a entender que, además de simples radios en volante, nazcan reposamanos.

Cada vez más volantes conformados con otras posibilidades para apoyar las manos fuera de las recomendada posición de las "diez y diez"
Una posición cómoda para las manos que podría considerarse insegura, pero que se puede justificar -y se hará, como en futuros Peugeot- porque el control lo llevará cada vez más el asistente de conducción durante los desplazamientos largos. Pero si quieres conducir conducir, en un turismo deportivo -que disfruta de espacio alrededor donde colocar todos los mandos que imagines-, un bicampeón del mundo de F1 elige un volante redondo. Con un aro no tan fino que cueste asirlo, ni tan grueso que parezca que se conduce con guantes.

La palanca de cambios, otro regalo para el aficionado
La misma interpretación táctil y de comunión con el coche llega con la palanca de cambios del Valiant. Primero, por el hecho de llevar palanca, para cambiar manualmente, en forma de "H". Para un ejercicio de conducción más auténtico, nada de cambios secuenciales, embragues automáticos o manetas tras el volante, sino tres pedales y un cambio manual de seis marchas. Segundo, por la pureza de formas de la propia palanca. En Ford hicieron un ensayo con clientes hace años con pomos del cambio de diferentes formas, todos supuestamente ergonómicos, como aquellos picaportes de Gaudí. Para sorpresa -y decepción de los diseñadores-, eligieron como forma favorita una simple esfera, el pomo habitual de los años 60-70. Durante años, Ford hizo caso y ha empleado una sencilla bola para el pomo del cambio de sus versiones más deportivas. Del mismo modo, el Aston Martin Valiant incorpora un pomo "simple", pero pura pornografía mecánica, que deja ver la articulación y timonería de la palanca de cambios y luce la precisa construcción de unos elementos metálicos propios de la competición.

Si un coche es una verdadera pieza de ingeniería de precisión "en sus tripas", ¿por qué no presumir de ella, dejándola a la vista?
Producir coches revalorizables
¿Y por qué nació la serie especial Valiant? Porque, puestos a hacer un modelo especial al gusto de Alonso, ¿por qué no hacer una serie limitada para que los acaudalados clientes de Aston Martin tuvieran un objeto de colección y, a la vez, una buena inversión? Spoiler: si quieres ser uno de ellos has llegado tarde, están todos vendidos.

Mientras que la primera foto oficial lucía un color dorado (¿la de Alonso?), la unidad de Goodwood que debutaba ante el público, presentaba una decoración de Valvoline, el aceite patrocinador de Aston Martin, que también llegó al casco de Alonso en Mónaco. Si a los más veteranos le resulta familiar no es extraño, porque el diseño del Valiant dice estar inspirado en el DBS V8 "Muncher" de finales de los 70. También en sus británicos colores.

A partir del Aston Martin Valour con el que la marca celebraba su 110º aniversario, el coche comisionado por Alonso buscaba algo más extremo, más ligero, más "de carreras". Un coche con características en vías de extinción, como su motor V12 de 5,2 litros, cuando la mayoría de fabricantes ha bajado a ocho cilindros, por cuestión de normativas de contaminación. El motor twin-turbo desarrolla 745 caballos y está acoplado a la mencionada caja de cambios manual de seis marchas.
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