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Por qué sale humo negro por el tubo de escape del coche: problemas en los motores de gasolina y diésel

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Muchos coches, especialmente si ya acumulan muchos kilómetros en sus ruedas, emiten humo por el tubo de escape en algún momento de su vida. Al presenciar esta escena, es normal alarmarse, puesto que puede ser un síntoma de que algo no marcha bien.

Para hacer un diagnóstico lo más certero posible, conviene saber que no todos los humos son iguales, ya que pueden tener distinto color y distinta densidad. Y el aspecto que presente puede determinar qué le ocurre al vehículo.

Si el humo es blanco y no muy espeso, y se produce nada más encender el motor, no hay motivo para alarmarse, sobre todo si sucede durante el invierno. "Esto ocurre porque al quemarse el hidrocarburo se genera vapor de agua y, al apagar el propulsor, el frío del ambiente condensa ese vapor haciendo que queden restos de agua en el tubo de escape. Es entonces cuando al encender la mecánica, sube la temperatura, se evapora esa agua y sale humo blanco por el tupo de escape. Pero en estos casos la cantidad es mínima y suele desaparecer tras unos pocos kilómetros de rodaje", explican desde Mapfre.

No obstante, si junto con este humo detectas que el motor está caliente, puede haber un problema real. "Podría ser un indicativo de un problema de alimentación del motor, causando fallos en el funcionamiento del propulsor, como tirones o que el vehículo se cale, lo que delata una avería en la inyección del carburante", explica la aseguradora. En este caso, es preciso acudir a un taller cuanto antes.

Otra opción puede ser que del tubo de escape emane un humo blanco y denso. En este caso, "podría tratarse de un problema mucho más serio relacionado con la refrigeración, y que parte del anticongelante haya entrado en el cilindro y se haya mezclado con el combustible, lo que puede dar lugar a un sobrecalentamiento y, por consiguiente, afectaciones graves a nivel mecánico". Esto se puede deber a un problema en la junta de culata o en el propio bloque motor, lo cual sería una avería grave que acarrearía un coste de reparación bastante elevado.

Negro, gris o azul

Otro de los humos más habituales es el de color negro, algo relativamente normal en los coches diésel cuando hay un exceso de carburante en la mezcla. Si la cantidad de humo es abundante, "puede ser el síntoma de un problema con alguna bujía, con los inyectores o con el filtro de aire", indican desde Mapfre. En cualquiera de los casos, es necesario que lo supervise un mecánico.

Menos habitual es el humo gris, el cual solo significa que hay un problema cuando es muy denso. "Puede indicar una falta de aire en la mezcla por fallos en el sistema de inyección, un problema que podrán solucionar fácilmente en el taller", explica la aseguradora.

Por último, el menos frecuente es el humo de color azul, que significa sí o sí que debes acudir a un taller. "Lo que puede ocurrir es que el motor consume aceite, y que, en lugar de quemar combustible, en su defecto lo que este haciendo es quemar aceite, lo que revelaría un problema con el turbocompresor", detalla.

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