
"No sé qué coche comprarme, porque van a prohibir los coches de gasolina y diésel". Probablemente hayas escuchado en los últimos meses a alguna persona de tu entorno cercano pronunciar una frase como esta o similar. Del mismo modo que es bastante posible que este tema se comente en algún momento durante este 31 de diciembre. Y no es para menos, ya que tanto la desinformación como la malinterpretación circulan a sus anchas.
En las últimas semanas, en muchos medios han aparecido titulares alarmistas, del tipo "Estos coches no podrán circular a partir de 2023". Y aunque poseen algo de razón, esconden mucha letra pequeña entre sus párrafos. ¿Por qué dicen (o decimos) esto?
En enero de 2023 entrará en vigor el artículo 14 de la Ley de cambio climático y transición energética, aprobada allá por mayo de 2021. Según el punto tercero de dicho artículo, "Los municipios de más de 50.000 habitantes y los territorios insulares adoptarán (...) El establecimiento de zonas de bajas emisiones antes de 2023". Es decir, a partir de este 1 de enero, un total de 149 ciudades deberán contar con Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), al estilo de la antigua Madrid Central, al contar con más de 50.000 habitantes. Pese a que, de entrada, a las personas que no viven en o cerca de estos núcleos poblacionales esta información no les involucra directamente, hasta aquí todo es cierto. Pero de aquí en adelante convergen rumores, invenciones y especulaciones sin fundamento. Y se debe principalmente a dos factores.
129 municipios no cumplirán con la ley
Por un lado, casi ninguno de estos municipios va a cumplir la ley al no tener preparadas estas ZBE. Tal y como averiguó el diario El País recientemente, y han corroborado asociaciones como Aneval (la Asociación Nacional Empresarial de Vehículos de Alquiler), solamente el 13 % de los ayuntamientos ha presentado sus planes de zonas de bajas emisiones a tiempo. Es decir, solamente 20 de esos 149 municipios vetarán la entrada en sus respectivas zonas delimitadas a determinados coches, y el resto solicitarán prorrogar esta medida.
Según lo recopilado, seis municipios (Barcelona, L'Hospitalet de Llobregat, Sant Cugat, Cornellà de Llobregat, Madrid y Pampola) ya contaban con su propia ZBE incluso antes de aprobarse la Ley de Cambio Climático. Otros dos (Rivas y Pontevedra), en cambio, acaban de activar sus respectivas ZBE, y las otras 12 restantes (Sevilla, Córdoba, Fuenlabrada, Burgos, San Cristóbal de La Laguna, Parla, Algeciras, Alcobendas, Melilla, Talavera de la Reina, Coslada y Ciudad Real) manifestaron al diario generalista que preveían cumplir con la normativa en plazo.
Aunque es difícil establecer las causas, oficialmente muchos consistorios han justificado esta dejadez en que faltaba la aprobación de un Real Decreto-ley que definiese detalladamente cómo debían ser estas ZBE. También, que blindase estas zonas jurídicamente, con el objetivo de evitar su parálisis o su suspensión como ocurrió en Barcelona o Madrid. Sin embargo, este 27 de diciembre el Gobierno aprobó este esperado decreto, y lo cierto es que no introduce aspectos técnicos significativos más allá de lo que ya reflejaba el documento 'Directrices para la creación de zonas de bajas emisiones (ZBE)' una guía emitida por el propio Gobierno junto con la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) en noviembre de 2021.
En este documento, además, se abría todo un abanico de posibilidades y flexibilidades para que cada ayuntamiento adoptase las medidas que creyera oportunas. Y esto nos lleva al segundo factor.
Las ZBE tendrán diferentes normas
Se ha dado por hecho, en infinidad de medios, que todos los coches que tengan distintivo ambiental A, B o C (los que no tienen pegatina o los que la tienen de color amarilla o verde) no podrán acceder a estas ZBE. Y es casi completamente falso.
Esta idea, probablemente, se ha obtenido al generalizar las restricciones que se imponen en la Zona de Bajas Emisiones de Especial Protección Distrito Centro de Madrid (lo que antes se conocía como Madrid Central). Pero esta idea es fácilmente desmontable. Si analizamos las restricciones que se dan en las otras dos ZBE de Madrid (la ZBE Plaza Elíptica y la ZBE Interior de M-30) (sí, en Madrid hay tres ZBE), veremos que ambas no imponen las mismas restricciones que la zona anteriormente citada. Es más, las restricciones de estas dos últimas tampoco coinciden entre sí, por lo que en Madrid, actualmente, conviven tres normas diferentes con restricciones diferentes.
Y si abarcamos más terreno, ninguna de estas tres ZBE posee las mismas restricciones que la ZBE Rondas de Barcelona.
Esto se debe a que la norma no exige a los gobiernos locales que impongan las mismas normas, puesto que las características de las ciudades y de sus ciudadanos son distintas. No en todas se hace el mismo tipo de trayectos, las rentas de sus habitantes son diferentes, e incluso la propia morfología y naturaleza de las ciudades no coincide. Por ello, puede darse el caso de que una ciudad impida a los vehículos con etiqueta B acceder a su zona acotada, mientras que otra sí lo permita. O que lo haga a determinadas horas. Las posibilidades son todo un mundo, siempre y cuando se cumpla la premisa de mejorar la calidad del aire.
Por todo ello, y aunque toda esta diversidad será un engorro para los conductores, conviene que los propios ciudadanos averigüen, primero, cuándo se activarán las ZBE que afectarán a su modo de moverse; y segundo, qué tipo de restricciones se aplicarán. Será solo en ese momento cuando sabremos si, efectivamente, nuestro coche estará autorizado a circular (o no) por una determinada zona.
Cuándo se prohibirán los coches de combustión
En efecto, sí que todas estas informaciones tienen parte de razón al afirmar que, en algún momento, los coches de combustión tal y como los conocemos se acabarán. Pero no será en 2023. Y es que la Unión Europea estableció que no se podrán vender a partir del año 2035 (dentro de todavía 12 años). O lo que es lo mismo, un interesado podrá comprar un coche de gasolina o diésel indistintamente el propio 31 de diciembre de 2034.
¿Tendrá sentido hacerlo? Depende de infinitud de factores. Pero independientemente de ello, lo cierto es que, por el momento, estos coches se podrán conducir hasta el año 2050, momento en el que, ahí sí, se pretende que el sector del transporte sea neutro en carbono, algo que implicaría casi irremediablemente su fin.