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Así afecta la resaca a la conducción aunque hayas dado negativo o haya pasado un día, según la DGT

Imagen de iStock

Podría caerse en el autoengaño de que, una vez pasada la borrachera y con el alcoholímetro en valores negativos, coger el coche es seguro. De hecho, así lo permite la normativa. Sin embargo, el alcohol continua perjudicando nuestro organismo incluso después de haber sido eliminado.

Así se advertía en el número 195 de la revista Tráfico y Seguridad Vial, elaborada por la Dirección General de Tráfico (DGT), en donde se recopilaban los efectos que tiene el alcohol sobre la conducción incluso el día después de haberlo ingerido.

Según este número, y aludiendo a un estudio llevado a cabo por la universidad británica de Bunel, al conducir con resaca se sobrepasan cuatro veces más los límites de velocidad, se duplican las infracciones cometidas en semáforos y detenciones obligatorias y se cuadriplican las invasiones de carril. También, la velocidad media aumenta en 15 kilómetros por hora y, en general, se duplica la dificultad para conducir.

Así, sus autores afirmaban que "la resaca puede ser comparable al alcohol o a la fatiga más que al (uso del) teléfono móvil".

Síntomas y efectos de la resaca

Aunque tras una noche de fiesta podemos estar convencidos de que estamos en perfectas condiciones para situarnos frente al volante, hay una serie de síntomas que delatan la presencia de resaca. Según recogía la publicación de la DGT, algunos de estos síntomas son: dolor de cabeza, sensación de sed, fatiga y debilidad, temblores, náuseas y vómitos, diarrea, irritación y tristeza, menor capacidad de atención, alteración visual-espacial o falta de sueño.

La metabolización del alcohol por el organismo provoca, además, alteraciones que afectan a las tareas diarias, entre ellas a la conducción. Estas alteraciones pueden ser neurológicas (ralentizando la actividad del cerebro), hemodinámicas (aumentando el trabajo cardíaco) u hormonales (se produce más orina y deshidratación).

Además, estas alteraciones pueden ser más intensas si la cantidad de alcohol ingerido es elevada, si tenemos el estómago vacío o hemos dormido poco, tenemos un mal estado de salud o no somos bebedores habituales.

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