
Volskwagen y Porsche comparten historia, familia fundadora y capital. La salida a bolsa es el último capítulo más propio de Lazos de sangre, tras años de enfrentamiento entre dos clanes de la familia Porsche. La operación devuelve el cetro de poder Wolfgang Porsche dentro del mayor fabricante de vehículos del mundo.
Más que una salida bolsa. La OPV (Oferta Pública de Acciones) no solo está rompiendo los esquemas del mercado, también esconde una lucha de poder entre los clanes de la familia Porsche para controlar el destino del mayor fabricante de vehículos de Europa y de la emblemática marca. De forma oficial, los 9.400 millones que recaudará Volkswagen están destinados para invertir en la producción de coches eléctricos; pero la operación está diseñada para que la familia Porsche vuelva a tomar el control del fabricante de deportivos. Hasta hace nada las órdenes fluían desde Wolfsburgo, sede de Volkswagen, a Stuttgart, centro de operaciones de Porsche.
En paralelo a la emisión del 25% que pone Volkswagen en venta, el fabricante alemán colocará otro paquete accionarial del 25% más una acción a la sociedad patrimonial de la familia Porsche, Porsche Holding, que también cotiza en bolsa, concediendo así derecho a veto dentro del Consejo de Administración de la marca de deportivos. Parte de la clave de la operación está en el tipo de acción. Los títulos que salen al mercado, llamados acciones preferentes, están vacías de derecho político dentro de la compañía. No tienen derecho a voto en la Junta de Accionista. Mientras que las acciones ordinarias, tienen derechos financieros y a voto.
La acción adicional para los Porsche les concede capacidad de bloqueo en el Consejo de la compañía. Este extremo supone un giro radical en la estructura de Volkswagen y Porsche. Si antes Volkswagen mandaba en Porsche, ahora es al revés. Porsche Holding mantendrá prácticamente el 100% de los derechos a voto en Volkswagen, pero si triunfa la salida a bolsa, la familia Porsche volverá a comandar el destino de Porsche y Volkswagen.
Suculento dividendo
La letra pequeña del acuerdo también deja decisiones de calado. Tras la OPV, Volkswagen convocará una junta extraordinaria de accionistas en diciembre en la que propondrá pagar el 49% de los ingresos totales de este año, que oscilarán entre 8.900 y 10.200 millones, según previsiones de la compañía, en forma de dividendo extraordinario, del que se beneficiarán principalmente la familia Porsche.
Ambas compañías tienen sus orígenes en la familia Porsche. El germen del que hoy es el primer fabricante de automóviles del mundo está en 1938, en pleno III Reich, cuando el ingeniero austriaco Ferdinand Porsche fabricó para Hitler el primer coche del pueblo, el famoso modelo escarabajo. Diez años después, junto a su hijo, Ferry Porsche, fundó la famosa marca deportiva, con su primer modelo 356.
La historia moderna de Volkswagen, como un gigante del motor, comienza con Ferdinand Piëch, nieto de Ferdinand Porsche. El ingeniero austriaco salió de Porsche para revolucionar la industria alemana con Audi. Y en 1993 se convirtió en consejero delegado y presidente de Volkswagen. Bajo su dirección, el fabricante de coches populares adquirió las firmas Lamborghini, Bentley y Audi, tras también absorber a Seat y Skoda.
El penúltimo capítulo de la saga Porsche terminó con la emblemática marca engullida por Volkswagen de forma humillante. Prácticamente terminó rescatada en 2012, tras varios intentos de hacerse con el control absoluto de Volkswagen. En 2009, Porsche comenzó a comprar acciones preferentes de Volkswagen con millonarios préstamos que casi le lleva a la ruina. Los distintos clanes de Piëch y Porsche firmaron la paz, para evitar la bancarrota del legendario fabricante.
Los Piëch ceden el control de Porsche a cambio de inversiones y Wolfgang Porsche, patriarca de la dinastía, cierra heridas
La salida bolsa significa que los Porsche vuelven a recuperar el control de la joya de la corona, sin perder el control de Volkswagen. En clave familiar, los Piëch ceden el control de Porsche a cambio de inversiones y Wolfgang Porsche, patriarca de la dinastía, cierra heridas con los Piëch. La operación ha desencadenado preocupación entre los reguladores alemanes por la intrincada estructura de Volkswagen.
Actualmente, Volkswagen y Porsche comparten el mismo consejero delegado, Oliver Blume, quien reemplazó a Herbert Diess como consejero delegado de Volkswagen en julio de 2022. Para muchos fue la pieza que faltaba para lanzar a bolsa Porsche y cerrar el círculo de la familia, pese a que no pase ningún filtro de gobierno corporativo responsable.
No obstante, no está siendo ningún problema para los inversores, que están acudiendo en masa a la OPV. Durante los road show, Volkswagen ha presentado la operación como una oportunidad única para invertir en el mejor de los mundos del motor y del lujo. Desde Wolfsburgo, valoran Porsche entre los 70.000 y 75.000 millones de euros frente al anterior objetivo de hasta 85.000 millones, lo que permite tener un importante descuento frente a su principal competidor, Ferrari.
Según Jefferies, la OPV supone dar una proyección de 10,2 veces Ebitda, frente a al 23,1 veces de Ferrari. Pese a ello, la valoración de Porsche está muy cerca de Volkswagen, que se sitúa sobre los 88.000 millones. La operación no solo ofrece poder a los Porsche, también potenciales ganancias millonarias. La salida a bolsa de Ferrari fue un éxito rotundo. Desde 2015, sube alrededor de un 265%, disparando el patrimonio de Piero Ferrari, hijo del fundador de la compañía, hasta los 4.100 millones.
"Por encima de todo, Porsche y Volkswagen son un negocio familiar", recuerda Michael Dean, analista de Bloomberg Intelligence. "La última camada de Porsche se han formado dentro del imperio de Volkswagen, tras la derrota de 2012", explica el experto. El poder ha vuelto a Stuttgart, donde está la sede de Porsche.