La confianza de los consumidores alemanes se ha deteriorado según un indicador que recoge las perspectivas para el mes de julio, ya que la desaceleración de la mayor economía de Europa oscureció las expectativas de ingresos de los compradores. El índice cae desde los 10,1 de junio a 9,8, el nivel más bajo desde marzo de 2017.
El gasto de los hogares se ha convertido en un factor clave de crecimiento en la mayor economía de Europa, ya que el nivel récord de empleo, las subidas salariales por encima de la inflación y los bajos costes de los préstamos han estimulado la demanda interna.
La economía se ha enfrentado a los vientos contrarios de los conflictos comerciales, las incertidumbres de Brexit y el enfriamiento de la economía mundial, que están perjudicando a los fabricantes alemanes, muy orientados a la exportación.
En este sentido, se teme que la ralentización de la industria manufacturera pueda afectar al sector de los servicios y mermar la solidez del mercado laboral.
