
La posibilidad de que el BCE vuelva a sacar del armario el programa de compra de deuda, conocido en la jerga financiera como el segundo Quantitative Easing, ha provocado un enorme movimiento en el mercado de bonos europeos. Los gestores de renta fijan se anticipan al movimiento comprando deuda europea. Los países más beneficiados están siendo Austria, Finlandia, Bélgica y Francia, ante la limitación del BCE para seguir comprando deuda alemana.
El Jackson Hole europeo, el encuentro de banqueros centrales organizando por el BCE en Sintra (Portugal) está provocando una ola de compras de bonos soberanos hundiendo las rentabilidades. El presidente de la entidad, Mario Draghi, ha abierto la puerta a rebajar los tipos de interés y reanudar el programa de compra de deuda.
El anuncio ha provocado una auténtica sacudida del mercado, tanto de renta variable, pero sobre todo de renta fija. Los inversores se están anticipando a que el BCE vuelva al mercado comprando deuda europea. Principalmente, deuda austriaca, filandesa, belga, holandesa y francesa. La rentabilidad de sus bonos a diez años están cayendo más del 100% respecto al cierre de ayer. Por primera vez en su historia el rendimiento del bono austriaco y finés han entrado en terreno negativo. El bund alemán, el bono suizo y holandés ya no están solos en el club de privilegiados de cobrar a los inversores.
La deuda a diez años de Francia y Bélgica también está rozando esta frontera. La rentabilidad de la deuda gala se sitúa en el 0,01% y la belga en el 0,09%. Los movimientos son mucho más limitados en el bund a pesar que durante la jornada ha marcado un nuevo mínimo histórico en el -0,33%.
Estos diferenciales se debe a que la deuda alemana en circulación es escasa en comparación con otros países y el BCE se encuentra rozando del 33% de la deuda en circulación de un mismo emisor. Los inversores están anticipando que el banco central tendrán que cambiar los parámetros del programa de compra para seguir teniendo capacidad de fuego.
El presidente del BCE, Mario Draghi, ha indicado que "el Tratado requiere que nuestras acciones sean necesarias y proporcionadas para cumplir nuestro mandato y lograr nuestro objetivo, lo que implica que los límites que establecemos en nuestras herramientas son específicos a las contingencias que enfrentamos", abriendo la puerta a modificar los límites establecidos en el QE. "Si la crisis ha demostrado algo, es que usaremos toda la flexibilidad dentro de nuestro mandato", ha remarcado el banquero italiano.
El BCE dejó de comprar deuda a final del 2018 después de cuatro años de engordar su balance en 2,6 billones de euros. En su momento, Draghi apuntó la posibilidad de retomar las adquisiciones, aunque el BCE sigue reinvirtiendo los vencimientos.
La rentabilidad de la deuda soberana se está hundiendo a medida que las tensiones de la guerra comercial entre EEUU y China crece y aumenta el miedo a que desemboque en una recesión global.
"El BCE acaba de entregar munición a los toros del mercado de bonos", indica Mike Riddell, un administrador de dinero de Allianz Global Investors. "A pesar del rally, mantenemos una alta convicción de que la deuda en euros ofrece valor".
Draghi ha señalado que necesitarán más estímulos si la perspectiva no mejora, con recortes de tasas de interés y un QE2 como parte de su respuesta. Durante las conferencias varios portavoces del BCE subrayaron que el primer paso es recortar tipos.
De los movimientos del mercado también se está beneficiando la deuda italiana. El rendimiento del bono ha bajado al 2% y la prima de riesgo ha bajado a 240 puntos básicos.
Por su parte, la rentabilidad del bono español a diez años ahonda en sus mínimos históricos bajando del 0,4% y la prima de riesgo desciende a 70 puntos básicos.