
Entre las tensiones comerciales y la incertidumbre que pesa sobre la economía mundial muchos se preguntan si los síntomas de fatiga que llegan desde Estados Unidos implican que la bolsa americana habría tocado techo. Tras el decepcionante dato de empleo de mayo y la inversión de la curva de rendimientos, el mercado digiere ya rebajas de tipos de 75 puntos básicos de aquí hasta que termine el año.
Sin embargo, aunque cierto pánico haya comenzado a instaurarse entre los más pesimistas, sin una recesión económica en el horizonte más cercano, el S&P 500 debería seguir subiendo. Tradicionalmente, la renta variable de EEUU ha exprimido todo su jugo antes de que la economía diera por acabado su ciclo expansivo en siete de las ocho últimas recesiones. Véanse 1960, 1969-70, 1973-75, 1981-82, 1990-91, 2001 y 2008-09.
La única excepción fue la desaceleración inducida por el control del crédito del presidente Jimmy Carter en 1980. En este caso, el mercado de valores alcanzó su punto máximo un mes después de que la economía comenzase a decaer.
No obstante, los ciclos económicos son variados. Recientemente, se ha experimentado un periodo más corto entre el pico de la bolsa y la cumbre de la expansión económica. Esto significa que es posible que el fuerte rendimiento del S&P 500 puede mantenerse hasta los últimos coletazos del ciclo económico actual, que el próximo mes de julio se convertirá en el más largo de la historia del país.

Según los cálculos de Joseph Lavorgna, economista de Natixis, el periodo de tiempo más largo después de que la renta variable tocase techo hasta que lo hiciera el PIB fueron 12 meses (diciembre de 1968) mientras el más corto fue de tan solo un mes (junio de 1990).
"En general, los rendimientos la bolsa americana han sido muy fuertes durante el año anterior a una recesión, alcanzando una rentabilidad de casi el 31%, como ocurrió en noviembre de 1980", determina este experto, quien señala que el menor incremento fue de un 11,3% (junio de 1990). De hecho, de media, las acciones estadounidenses (excluyendo dividendos) han acumulado subidas del 17,6% durante los 12 meses previos a que la economía tocase techo.
Lavorgna incide en que su equipo no anticipa una recesión. De todas formas destaca como la renta variable suele comportarse de manera favorable cuando la economía se acerca a un punto de inflexión. Es por ello que pide cautela a sus clientes para que no sean complacientes.
En estos momentos, el indicador de la Reserva Federal de San Luis que mide las probabilidades de una recesión para la economía de EEUU estima que existe un 2,68% de probabilidades de que esto ocurra. Aún así cabe destacar como las perspectivas han crecido considerablemente desde noviembre del año pasado, cuando las estimaciones eran de tan solo un 0,02%.
Las perspectivas cambian cuando se echa un vistazo a las impresiones de los directivos de las compañía estadounidenses. De hecho, los principales directores financieros a este lado del Atlántico esperan que una recesión acabe por materializarse en 2020 coincidiendo así con las elecciones presidenciales. La última encuesta realizada por la Universidad de Duke sobre las Perspectivas Globales de los Directores Financieros apunta que un 69% espera que la economía de EEUU encadene dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo a finales del próximo año.