
Crece la cautela: las dudas acerca de la senda que a futuro tomarán los mercados -más aún en un momento en el que la bolsa europea parece estar en tierra de nadie- ya hacen mella entre los profesionales de la inversión.
Solo un 8% de los expertos acreditados por Efpa (la Asociación Europea de Asesoría y Planificación Financiera) destinaría a renta variable más de un 60% de su inversión de cara a los próximos tres años (el resto estarían dispuestos a destinarlo a renta fija). Ese 8% es el dato más bajo desde marzo de 2016, cuando empezó a realizarse esta encuesta mensual, exclusiva para elEconomista. Cerca de 700 profesionales han respondido a las cuestiones planteadas.
Hace solo 3 meses, en febrero, el 9% de estos profesionales afirmaba que tendrían en bolsa entre un 60 y un 80% de sus carteras; hoy son seis de cada cien. Y el 3% de ellos declaraba que depositaría más del 80% en cotizadas, porcentaje que ha caído al 2%.

Desciende, por tanto, el número de expertos que opta por las carteras agresivas (con una elevada exposición a bolsa) mientras siguen ganando peso aquellos que se decantan por un perfil moderado puro, es decir, por aquellas carteras en las que la renta variable representa entre un 40 y un 60%. El 36% de los expertos prefiere esta opción; no eran tantos desde el pasado septiembre de 2018.
Si echamos un vistazo al corto plazo, la prudencia también se impone: de cara a los próximos 12 meses, el porcentaje de asesores que limitaría a un máximo del 40% su exposición a renta variable ha escalado del 60 al 66% desde abril.
Está por ver si el resultado de las elecciones europeas celebradas el pasado domingo contribuye a impulsar a los índices del Viejo Continente; por el momento, que las opciones antieuropeístas se hayan alejado del horizonte les ha dado un respiro, sensación que se recogería ya en la encuesta del próximo mes. Es cierto que, pese a que habitualmente los comicios europeos suelen pasar desapercibidos en los mercados financieros, en esta ocasión los resultados se están mirando con más atención por esa preocupación que existía en torno a un posible ascenso de los partidos de corte euroescéptico, tal y como pone de relieve Paulo Gonçalves, analista de estrategia de mercados de Banca March.
Sin embargo, y pese al bálsamo que esas elecciones han supuesto, la cuestión que en las últimas semanas más ha penalizado a los mercados a ambos lados del Atlántico, y que ha marcado el tono del último sondeo, sigue sin resolverse: las tensiones entre China y Estados Unidos, cuyas negociaciones aún no han finalizado y de las que todavía se desconoce si llegarán o no a buen puerto.
Esas mismas tensiones comerciales, apuntaladas en los últimos días por la crisis de Huawei, son las que llevaron al Vix (el llamado índice del miedo, que mide la volatilidad esperada en los mercados) a escalar en mayo hasta máximos no vistos desde el pasado enero (en un arranque de año plagado de temores tras la debacle vivida en los mercados en diciembre).
Las consecuencias de la guerra comercial ya han sido puestas de relieve por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha afirmado que posiblemente la economía mundial crezca durante este año a su ritmo más lento desde la crisis financiera del 2008.
Más agresivos a 5 años
Sin embargo, si formulamos la misma pregunta de cara a un plazo más largo, la confianza es mayor. Si a los expertos se les pregunta cómo distribuirían los activos de cara a los próximos 5 años, se observa claramente cómo las carteras agresivas -aquellas con más de un 60% en bolsa- convencen a 23 de cada cien profesionales.
Habrá que esperar al sondeo del próximo mes de junio para comprobar si esta tendencia hacia una mayor prudencia se consolida o se revierte. Por el momento, en los próximos días, las miradas de los inversores se dirigirán, en Europa, a los datos de inflación que desvelarán países como Alemania, España, Francia e Italia, así como al índice de confianza del consumidor en la Eurozona; también estarán atentos al PIB trimestral de EEUU, que se publicará el jueves.