
El estallido de la gran crisis financiera en 2008 supuso un cambio de paradigma para los inversores, con la renta fija ganando cada vez más importancia en las carteras.
Muestra de ello es que desde entonces han entrado unos 5 billones de dólares (4,5 billones de euros) en fondos de deuda, frente a los 3 billones de dólares (2,7 billones de euros) que han llegado a la renta variable, según los datos recopilados por JP Morgan.
"Las mayores tenencias de bonos reflejan una aproximación más defensiva por parte de los inversores, los cambios regulatorios y las tendencias demográficas. A medida que el mercado de deuda ha crecido, ha aumentado su peso en las carteras (...). La compra de deuda ha superado a la de bolsa en 7 de los últimos 10 años cuando antes de la crisis eran mucho más bajas", explican desde el banco norteamericano.
En lo que va de 2019 esta tendencia se ha repetido. Muchos inversores se han perdido el rally inicial de la bolsa, con entradas de apenas 15.000 millones de dólares (unos 13.400 millones de euros), frente a los 119.000 millones de dólares (106.000 millones de euros) que han llegado en renta fija, siempre según los datos de la entidad. El año en el que se produjo la mayor brecha en los flujos entre ambos activos fue en 2012, cuando entraron 849.000 millones de dólares en renta fija frente a apenas 85.000 millones de dólares en bolsa.
El mayor interés de los inversores por la deuda unido a los programas de compra de los bancos centrales de Japón, Estados Unidos o Europa han llevado el interés de la renta fija a mínimos históricos y, de hecho, el índice de Bloomberg y Barclays que recogen la deuda que ofrece rendimientos negativos supera los 10 billones de dólares (cerca de 9 billones de euros).
Cambio en renta variable
Más allá del gran cambio que se ha producido entre el mercado de deuda y el de bolsa, este último también ha sufrido su propia transformación, con los ETF teniendo cada vez más peso. Según los datos de JP Morgan, al cierre del año 2008 los ETF gestionaban 636.000 millones de dólares, una cifra que se ha multiplicado por 7 hasta los 4,75 billones de dólares actuales.
"El mercado de renta variable ha experimentados cambios que han llevado a un giro en el estado de la liquidez, ya que los fondos han rotado de una gestión activa a una pasiva durante la última década. El ritmo al que crece el número de ETF también sigue siendo robusto, ya que los proveedores cubren cada vez más parte del universo", inciden.