
La compañía francesa ha dejado atrás las dificultades de 2018 y sus expectativas de beneficio para los próximos dos años son alentadoras. Además, la rentabilidad de sus pagos y su presencia notable en Asia seducen al inversor que busca valor. | Todo sobre el índice Eco30: qué es y quién lo compone
Hubo un tiempo en que los espejos causaban fascinación en Europa. Los maestros del vidrio de Murano habían descubierto cómo fabricar cristales de grandes dimensiones que ocuparon enseguida los salones en los que se reflejaba la aristocracia.
En Francia, el Rey Sol quiso hacer de su palacio en Versalles el epicentro mundial del arte y el lujo, y para ello mandó construir la Fábrica Real del vidrio y los espejos allá por 1665, con la idea de desbancar a los venecianos.
De esta fábrica, predecesora de la Compagnie de Saint-Gobain -el valor destacado del fondo asesorado por elEconomista, Tressis Cartera Eco30-, salieron los 357 espejos de la famosa galería en la que se firmaría, siglos más tarde, el tratado final de la Gran Guerra.
Hoy, la empresa gala retiene su espíritu gracias a la fabricación de productos de vidrio, pero ha ampliado el negocio a otros materiales de alto rendimiento, como la cerámica, los plásticos, los abrasivos o los tubos de hierro fundido.

El año pasado, su beneficio neto se deterioró y solo ganó 420 millones de euros -en parte por el cierre temporal de tres líneas de producción de vidrio y la desaceleración en la construcción-, lo que convierte a 2018 en uno de los tres peores ejercicios de la década (con ganancias inferiores a 500 millones), según el consenso de mercado.
Sin embargo, las previsiones futuras son alentadoras. Sus beneficios se multiplicarán por cuatro este año con respecto al anterior y aumentarán cerca de un 20% entre 2019 y 2021, cuando sobrepasarán los 2.000 millones de euros, en el que sería el mejor resultado del siglo.
Según los pronósticos, los beneficios de Saint-Gobain se compran con descuento respecto a la media de los últimos años, contando desde 2008. El PER (veces que el beneficio está incluido en el precio de la acción) es de 10,9 veces frente a la media de 12,4 veces.
Entre los grandes atractivos de la firma para el inversor está, por un lado, la rentabilidad por dividendo, que se prevé del 3,82% en 2019; por otro lado, un bajo endeudamiento en relación con su ebitda, de 1,8 veces, y, por último, una presencia creciente en Asia-Pacífico, de donde procede el 12,5% de sus ingresos.
Una industria con arraigo
Si la Galería de los Espejos de Versalles une a Saint-Gobain con el Ancien Régime, la Pirámide del Louvre, cuyas láminas de vidrio elaboró la compañía, vincula a la empresa con la Francia contemporánea, sobre todo a las regiones industriales del norte.
No obstante, en tiempos de globalización, Saint-Gobain podría vender de forma parcial su factoría en Pont-à-Mousson a un grupo extranjero -corre el rumor de que el comprador es chino- con el argumento de competir en el mundo.
La tensión ya ha aflorado entre los trabajadores, que temen perder sus empleos y el arraigo de la empresa al territorio. Un hecho que pasaría desapercibido si no se tratase de Francia y de un departamento, Moselle, en la Lorena, en el que los Chalecos Amarillos han levantado más la voz.