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Planes paneuropeos: el 'parche' de Bruselas a la herida de las pensiones

Dentro de muy poco, en 2021, se empezarán a jubilar los baby boomers, nacidos en los años 60 y 70. Cientos de miles de personas dejarán cada año el mercado laboral para pasar a percibir -si la hay- una pensión pública durante, aproximadamente, dos décadas, ya que la esperanza de vida ronda los 85. Pese a tener este, por así decirlo, hito demográfico a la vuelta de la esquina, el problema de la insostenibilidad de las pensiones continúa sin atajarse.

También en 2021 se espera que vea la luz el Producto Paneuropeo de Pensiones Individuales, PEEP por sus siglas en inglés, cuya creación aprobó el Parlamento Europeo el pasado 4 de abril. Este vehículo podrá contratarse y disfrutarse en todos los países de la UE y permitirá a los ahorradores cambiar de promotor de su plan una vez cada cinco años, tanto si éste está en su país como fuera de él.  

En opinión de Ignacio Perea, director de inversiones de Tressis, estos megaplanes de pensiones traspasables a nivel europeo deberían servir para aumentar la competencia en una industria en la que ésta está limitada; "Simplemente por el hecho de incluir a nuevos actores, se obligaría a las entidades que ofrecen estos productos en España a generar alfa o, en el caso de que no la generen, a bajar sus comisiones". Hasta ahora, la bajada de los costes de gestión de los planes de pensiones en España no se ha producido por motivos de competencia, sino que ha venido impuesta por ley; la más reciente se aprobó, vía Real Decreto, en febrero del año pasado. Mientras que el mercado de fondos de inversión ha comenzado a ofrecer alternativas de más bajo coste, como la gestión pasiva, la de las pensiones es una industria tremendamente cara, critica Perea.  

Al introducir más actores en el mercado español de planes, este nuevo producto presionará a la gran banca, afirman los expertos

Actualmente, la oferta de los planes de ahorro para la jubilación en España se la reparten fundamentalmente los grandes bancos, según los datos de Inverco: a cierre de 2018, CaixaBank acaparaba el 24% del patrimonio en estos productos y BBVA otro 20,3%. En tercer lugar se situaba Santander, con un 8,7% de cuota. La escasa competencia repercute en las rentabilidades de estos productos, uno de los reproches que de forma recurrente se realiza a los planes, vehículos en los que los españoles tienen 100.000 millones de euros -aunque no siempre lo hacen peor que los fondos; ver gráfico-. 

Wolfgang Kania, responsable de Fondos de Inversión y Planes de Pensiones de Deutsche Bank España, alaba la creación del producto paneuropeo y coincide con el director de inversiones de Tressis en que la apertura del sector a la competencia internacional "tendrá efectos muy positivos". El traspaso entre países será muy útil: "En ocasiones, tengo sobre la mesa casos de inversores alemanes o británicos que se mudan a España y que no pueden traerse a este país su plan con sus ventajas fiscales; es un tema cada vez más importante", comenta.  

Los expertos coinciden en que la cuenta jubilación, que permitiría al ahorrador hacerse su propio plan de pensiones, sería una gran opción 

Por su parte, Elisa Ricón, directora general de Inverco -la patronal de las gestoras-, pone el énfasis en los interrogantes que aún siguen abiertos: "La norma europea no armoniza la fiscalidad de los PEPP, recogiendo tan solo una recomendación a los Estados miembros para que otorguen una fiscalidad al menos igual de beneficiosa que la que apliquen a productos similares a nivel local. Por otra parte, la gran pregunta es si en países donde el problema no es la ausencia de opciones sino la falta de hábito de ahorro financiero, la incorporación de nuevas alternativas de ahorro para la jubilación podrá tener algún efecto positivo en la generación de ese hábito. El tiempo lo dirá", reflexiona.  

La fiscalidad ha sido, precisamente, uno de los grandes argumentos que hacían inviables estos productos a nivel europeo, explica Jesús Pérez, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB) y experto en pensiones, que recuerda que hace más de 15 años que se viene hablando de la posibilidad de que los ciudadanos europeos que cambien de país por motivos de trabajo puedan movilizar su dinero al plan que más les interese -aunque estos planes podrá contratarlos cualquier europeo, se mude o no a otro Estado miembro-.  

Pérez, que está de acuerdo en que este nuevo vehículo "pondrá las pilas" a la industria, enfatiza también que su creación será "insuficiente" para resolver el grave problema de las pensiones en España y que lo realmente necesario sería cualquier tipo de ahorro dirigido a la jubilación -y que se cobre sólo cuando ésta se produzca- "no tributase, o que tuviese una tributación muy baja". "Si queremos ser valientes y acometer el problema de falta de sostenibilidad de las pensiones públicas, no sólo se debe subvencionar el ahorro del plan de pensiones sino cualquier otro dirigido a la jubilación: fondos de inversión, acciones, depósitos, seguros de vida ahorro, etc.". En lo que respecta a los planes, actualmente los rescates tributan como rentas del trabajo -y, por tanto, a tipos que van desde el 19 al 45%- y no como rendimientos del ahorro, lo que implicaría tipos más bajos, de entre el 19 y el 23%. Una de las reclamaciones históricas del sector es, precisamente, que se consideren rendimientos del ahorro.  

Otra opción: la cuenta jubilación

Esta idea enlaza directamente con la creación en España de una cuenta jubilación al estilo de las de Reino Unido o Estados Unidos, opción que se estudió hace años -y que se impulsó desde esta misma publicación, Inversión a Fondo- pero que nunca salió adelante. Se trataría de una herramienta desde la que el ahorrador accedería a cualquier tipo de producto, como depósitos, acciones, bonos, etc., y que contaría con la exención fiscal del trasvase entre los diferentes activos si se demuestra que tanto ese dinero como lo generado a través de él no va a ser rescatado hasta el momento de la jubilación. Este vehículo, señala Jesús Pérez, "daría cobijo fiscal y legalmente a cualquier ahorro dirigido a la jubilación, con ventajas fiscales tanto en la aportación -sin límite de aportación y no como ahora, que el máximo son 8.000 euros- como en la prestación: que no tribute, con el fin de paliar, en parte, el posible recorte de pensiones públicas que se avecina dada la evolución de la pirámide poblacional y de la estructura del mercado laboral en España".  

La cuenta jubilación es "una buenísima opción para fomentar el ahorro a largo plazo", afirma Belén Alarcón, socia y directora de Planificación patrimonial de Abante. "Abrir las alternativas disponibles para ahorrar aumenta la competencia en el sistema, mete presión a las entidades financieras, lo que a su vez se traduce en mayor eficiencia, y ésta en mayores beneficios para los usuarios de planes de pensiones", explica. "Estos productos han ido ganando fama de ser malos y caros y es una creencia que hay que desterrar".  

Alarcón también considera que para fomentar el ahorro de cara a la jubilación es preciso "dar caramelos para que la gente vea más valor en el largo plazo; por ejemplo, que puedas rescatar ese ahorro como renta vitalicia". Ésta es una reciente reivindicación de Inverco, que pide que los planes gocen de una ventaja con la que ya cuenta el ahorro inmobiliario: desde 2015, es posible transformar en una renta vitalicia el dinero obtenido con la venta de parte del patrimonio -vivienda, fondos, acciones, depósitos, etc.- con la ventaja fiscal de no tributar por las plusvalías generadas hasta un máximo de 240.000 euros, siempre y cuando la persona cuente con 65 años de edad. La patronal demanda que esa ventaja fiscal se aplique también a los planes de pensiones. A día de hoy, sólo un 26% de los partícipes rescatan su plan en forma de renta vitalicia -el 48% lo rescata de una vez, con el correspondiente hachazo fiscal-.  

De cara a la planificación de la jubilación, Elisa Ricón, directora general de Inverco, destaca que otra de las vías fundamentales para generalizar ese ahorro a largo plazo es el desarrollo de los planes de pensiones de empresa. "Mediante este tipo de sistemas, recomendados por la OCDE, el trabajador queda automáticamente incorporado a un Plan de pensiones de empresa, pero conserva en todo momento el derecho a darse de baja del mismo. Son muchos los países que ya lo tienen o lo están implantando, con cifras de cobertura que no dejan lugar a dudas. El último en incorporarse ha sido Reino Unido, donde solo el 7,5% de los trabajadores han ejercitado su derecho a darse de baja, lo que significa que, de cada 100 trabajadores, 93 eligen quedarse en el plan de pensiones y ahorrar para su jubilación. En España, los planes de empleo acumulaban un patrimonio ligeramente inferior a los 34.000 millones a cierre de 2018 según los datos de Inverco, un tercio del patrimonio total en planes.

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