DIA
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Hace un año el mercado todavía tenía fe en Dia, a pesar de que ya sufría en bolsa y mostraba claras señales de debilidad con una elevada deuda y márgenes muy estrechos. La mitad de los analistas que cubrían el valor recomendaban comprar y el consenso de establecía un potencial de crecimiento del 38%.
Dia era una de las joyas ocultas del Ibex 35 el año pasado para los analistas. Había sido una de esas compañías vencedoras de las crisis. A pesar del entorno recesivo había crecido en un sector muy competitivo gracias su apuesta por el precio y tenía a sus espaldas un importante recorrido alcista desde que hace siete años debutó en bolsa.
Ningún experto podía imaginar que Dia terminaría por debajo del euro en una caída que parece que no tiene fin. En la recta final de 2017, cuando ya se acumulaba otro año nefasto para la compañía en bolsa, los analistas se resistían a retirar su apoyo a la compañía. Según recoge el histórico de Bloomberg, hace un año la mitad de los analistas que cubrían el valor, de un total de 22 casas análisis, recomendaban comprar a un precio medio objetivo de 5,8 euros, mientras la acción estaba a punto de perder los 4 euros y acercarse al precio de su salida a bolsa en 3,5 euros.
Las cuentas de Dia todavía aguantaban sobre el papel. El negocio principal en España volvía a acumular caídas en la facturación, pero los mercados emergentes, Brasil y Argentina, permitían aguantar el tipo. El espejismo de un valor infravalorado por el mercado se volvía más nítido con la entrada del que hoy es el principal accionista del grupo, el magnate ruso Mikhail Fridman, que iba destinado a acudir del valor y de la compañía.
El mercado estaba obviando que Dia estaba en el ojo del huracán de la crisis del sector del comercio minorista, que comenzó en EEUU y se extendió a Europa golpeando con fuerza a Carrefour, el antiguo propietario del grupo. Y tampoco ha tenido en cuenta la fuerte competencia y fragmentación del mercado español ha provocado que Dia pierda cuota de mercado, emparedado entre Mercadona y el fuerte crecimiento de Aldi y Lidl.
Pasado más de un año se sigue especulando con una posible OPA que no llega, mientras Fridman ha aumentando su participación quedándose al límite de lanzar la oferta con la acción cayendo en picado. Desde bambalinas, el empresario ha renovado a la cúpula directiva de la compañía con gente de su confianza y ha reformulado las cuentas pasadas de la anterior ejecutiva.