
La reunión de este jueves del Banco Central Europeo (BCE) dejó la sensación de que, de haber podido, Mario Draghi, el presidente de la entidad, habría preferido aplazarla hasta tener las nuevas previsiones macroeconómicas disponibles, y poder así hacer un análisis de la situación de la eurozona con más datos sobre la mesa.
Desde el último encuentro del organismo, algunos datos macro, como el PMI Composite o la inflación subyacente, han sido peores de lo anticipado. Draghi es consciente de ello y así lo hizo saber en rueda de prensa, pero considera que "estamos ante un momento de cierta debilidad en la eurozona, pero no ante un giro" de la situación económica, explicó el presidente.
Para él, "no es suficiente" la debilidad que muestran los datos macro para que el BCE cambie su análisis sobre los riesgos y los califique de "bajistas". Quizá lo hará cuando tenga las nuevas previsiones macroeconómicas, en la próxima reunión, el 13 de diciembre: "El momento más débil que tenemos no es suficiente para cambiar nuestro escenario base. Ahora bien, habrá que ver la actualización del cuadro macro en diciembre", señaló Draghi.
El economista italiano confía en que la inflación siga repuntando hasta alcanzar el objetivo del BCE, a pesar de los últimos reveses; "los salarios negociados están subiendo, y eso significa que las subidas no son temporales, que van a quedarse. También las tasas de utilización de la capacidad están aumentando", argumentó.
"El BCE minimizó lo que ya sabemos, que los vientos en contra a los que se enfrenta actualmente el bloque están aumentando", explica Thomas O'Mahony, gestor de Janus Henderson. Desde Monex Europe, Ranko Berich, jefe de análisis, explica que "la rueda de prensa de ayer fue principalmente una afirmación del status quo actual, algo significativo, ya que muestra que el BCE no está preocupado por la reciente ralentización de los datos macro en la eurozona". La causa del último frenazo, puntuó el italiano, fue que, en parte, "el crecimiento de la eurozona ha vuelto a su nivel potencial, frente a un 2017 en el que fue mayor que el potencial".
Italia no es su jurisdicción
Una de las palabras más repetidas en la rueda de prensa fue "Italia". El choque entre la Comisión Europea y el Gobierno italiano a cuenta del borrador de los presupuestos fue el principal interés de la prensa durante el encuentro, a pesar de que desde un primer momento el presdiente del BCE se mantuvo firme al destacar que "lo que está ocurriendo en Italia es una discusión fiscal, por lo que no hemos debatido apenas sobre ello".
Sin embargo, es posible que en algún momento tenga que hacerlo, ya que, como se señaló durante la comparecencia, si las agencias de rating rebajan lo suficiente la calificación del país, este podría no poder utilizar sus bonos como garantía para las operaciones del BCE. ¿Qué pasaría entonces? "Si se produjese una secuencia de rebaja en la calificación, efectivamente esto ocurriría, pero no especularé más sobre este asunto. Es un gran y si", señaló el presidente.
Sentenció la cuestión cuando respondió a un periodista interesado por Italia que "está haciendo preguntas muy buenas e importantes, pero debe hacerselas a la Comisión. No soy la persona adecuada".
La actualidad en Italia no fue la única cuestión que evitó responder el BCE. Tras ser preguntado por el impacto que podría tener para la banca española el pago de las cláusulas de las hipotecas que ha ganado actualidad esta semana, Draghi pasó la patata caliente al vicepresidente del organismo, Luis de Guindos, quien también declinó hacer comentarios al respecto de la sentencia del Tribunal Supremo.