
Que Amazon se ha convertido en el potencial elemento disruptivo en el mundo empresarial se nota en que en el año 2017 la compañía de Jeff Bezos fue mencionada más veces en las conference call de las cotizadas que Alphabet. Y eso que por entonces el único sector que había sufrido, al menos en su valor bursátil, el llamado "efecto Amazon" había sido el de la distribución después de que el gigante tecnológico comprara Whole Foods. Es de esperar, por tanto, que este año, en el que se ha conocido ya su irrupción en el sector de la salud con la adquisición de la farmacéutica digital PillPack, el número de conference call que tengan presente a Bezos siga cotizando al alza.
Tampoco es descartable que algunas de esas conferences que menten a la empresa de la eterna sonrisa sean gestoras de activos ya que cada vez son más los expertos que no descartan que sea ese segmento del mundo financiero el primero dentro del sector bancario que se vea amenazado por la cada vez mayor diversificación de negocio que buscan ya no solo Amazon sino todas las grandes tecnológicas. "Al igual que ha ocurrido con sectores como el hotelero con Airbnb, o el del transporte público con Uber y Cabify, efectivamente es muy posible que Amazon y otros grandes valores tecnológicos acaben ofreciendo servicios de gestión de nuestro dinero", apunta Ignacio Rambaud desde Fidelity.
"La primera ola de disrupción fue la adopción de fondos indexados de bajo coste, que han reducido las comisiones de las gestoras y presionado sus modelo de negocio. La falta de una buena respuesta a ese reto ha dejado débil a la industria y deja la puerta abierta a que se produzca una segunda ola disruptiva por parte de nuevos actores como las firmas tecnológicas ya que las barreras de entrada son más bajas en la gestión de activos que en otras áreas financieras", confirma Moody's en un informe de finales del año pasado. Otro más reciente, publicado a finales de julio por la firma de análisis Bernstein deja claro que, al menos, la amenaza existe. Y si no, analicen el título del mismo: Fund Management Strategy: Amazon's Threat to Asset Managers (Estrategia de gestión de fondos: la amenaza de Amazon a las gestoras de activos) en el que plantea las tres posibles vías de entrada en una industria que se enfrenta a una fuerte contracción de márgenes ante un aumento de la regulación, un mercado cada vez más indeciso que complica la tarea de generar valor añadido y la guerra de precios desatada tras el crecimiento de las gestoras de fondos pasivos y ETF.
El supermercado de fondos con mayúsculas
"Si estuviéramos asesorando a Amazon, ¿qué es lo que le diríamos? Hay tres opciones: que distribuya fondos de terceros, que ofrezca un robo advisor o que crease su propia gestora de activos", apuntan los analistas de Bernstein al tiempo que descartan la tercera de ellas ya que consideran que los potenciales ingresos que pudieran conseguir no compensarían los riesgos que asumirían en cuanto a la pérdida de reputación en caso que los resultados de la gestoras terminaran decepcionando a sus antes usuarios y ahora clientes. "Si las tecnológicas no se han metido aún en el sector financiero es por un tema regulatorio además de por la reputación de marca. Mi opinión es que el primer paso que darán será el de ser una especie de supermercado de fondos para desde ahí arriesgarse a lanzar su propio fondo", apunta Martín Huete, socio fundador de Finizens.
De hecho, éste es el camino que ha elegido la china Tencent que a principios de este mismo año recibió el visto bueno del regulador bursátil de Shenzen para comercializar fondos de terceros a través de su página web, un escaparate al que accederán nada menos que 980 millones de usuarios que son los que tiene la cuenta WeChat, el equivalente a Whatsapp que tiene la compañía china.
Además, incluir los fondos de terceros en su marketplace supondría la vía de entrada en el mercado que implicaría un menor riesgo para las grandes tecnológicas ya que, salvado el componente regulatorio, muy inferior al que implica tener su propia ficha bancaria, con ese modelo conseguirían evitar el riesgo reputacional ya que, como explican en Berstein "si los fondos lo hicieran mal, no se vería como que ha sido culpa de Amazon". Al fin y al cabo, según explican en la firma de análisis, la reputación es muy importante para Amazon que solo en EEUU cuenta con 100 millones de suscriptores prime, un escaparate que no tiene ninguna gestora de activos y, además, la experiencia de usuario es más que positiva. Tanto que según un estudio de la plataforma LendEDU, el 37 por ciento de los usuarios prime dice que usaría un robo advisor de Amazon si lo tuviera.
El modelo de 'robo advisor', otra de las opciones
La de lanzar su propio robo advisor es precisamente otra de las posibles entradas en el mundo de la gestión para las grandes tecnológicas. Al fin y al cabo, es un modelo que tiene mucho sentido si se tiene en cuenta que Amazon y cualquier gran tecnológica sabe de sus usuarios mucho más que lo que puede saber cualquier banco o gestora de sus clientes, por lo que, también en el marco financiero pueden ofrecerles soluciones que respondan a todas sus inquietudes. "La clave es saber si lo que quieren estas tecnológicas es conseguir volumen o conseguir ingresos, es decir, si quieren ofrecer soluciones básicas a perfiles muy moderados pensados más en clientes retail o soluciones más sofisticadas que implican planificación financiera o fiscal", apunta Raquel Blázquez, responsable de gestión de inversiones de banca privada de Ibercaja. Y si bien se tiende a pensar que el uso de robo advisor es algo muy exclusivo para inversores muy millennials y con patrimonios moderados, la realidad es que ese perfil de cliente objetivo no está tan segmentado. "En los primeros años de los robo advisor el 50 por ciento de los clientes eran millennials pero ahora la edad media de los clientes está en el entorno de los 45 años y con inversiones que alcanzan las seis cifras (100.000 dólares como mínimos)" afirma Deutche Bank en un extenso informe sobre los robo advisors. Además, este modelo de gestión de activos no ha hecho otra cosa que crecer en los últimos años, sobre todo en el mercado estadounidense, donde los activos gestionados a través de gestores automatizados han pasado de los 2.300 millones de 2013 hasta los 20.000 millones de dólares.
De momento, quien ya tiene su propio robo advisor es su homóloga china Alibaba a través de Ant Finantial, la matriz de la plataforma de pagos Alipay, que además cuenta con el mayor fondo monetario del mundo, Yu'e Bao. "La traducción de Yu'e Bao son las sobras y se creó para permitir a los usuarios de Alibaba usar el dinero que les sobraba en compras de Alipay", afirma Salvador Casquero, profesor de innovación y tecnología financiera del IEB. "Yu'e Bao ha conseguido en apenas cuatro años convertirse en el mayor fondo monetario del mundo con más de 260 millones de usuarios registrados y un valor de 1,43 trillones de yuanes, el 27 por ciento de todos los activos que hay en fondos monetarios en China", afirma Moody's. Un modelo que también ha desarrollado la compañía india Paytim que ha lanzado su propio fondo monetario y que tiene previsto invertir 1.600 millones de dólares en los próximos cinco años para innovar en gestión de activos, préstamos y seguros.
En todo caso, más allá de si las FAANG o las BAT acaban gestionando nuestro dinero, lo que está claro es que se enfrentarán a una competencia que ya lleva años tomando medidas para no quedarse atrás ni en la guerra de precios que iniciaron en su día los ETF y luego los robo advisor, ni tampoco en las capacidades tecnológicas que cada vez demandan más clientes. Y a ese respecto cada vez hay más gestoras que lejos de ver a las tecnológicas o a los robo advisor como una amenaza empiezan a verlos como aliados en el objetivo que todas persiguen de conseguir aumentar su base de clientes y sus activos gestionados. Por ejemplo, BlackRock, la mayor gestora del mundo ha adquirido en los últimos años robo advisor como FutureAdvisor o Scalable Capital, Vanguard, que ya partía con la ventaja de ofrecer fondos indexados de muy bajo coste, o Fidelity han creado los suyos propios. E incluso en España, un país donde la gestión de activos sigue estando muy bancarizada- el 71% de los que invierten en fondos los contratan en las oficinas bancarias, según Inverco- se ha visto a muchos bancos lanzando sus propios robo advisor, como es el caso de Andbank con My Investor, Bankinter con PopCoin, Caixabank con Smart Money, ING con My Money Coach, BBVA con BBVA Invest, Santander con Orienta o Sabadell.