
Planes de pensiones privados y sicav se han situado de nuevo en el punto de mira, en esta ocasión por las negociaciones entre el Gobierno de Pedro Sánchez y Podemos para cerrar los presupuestos, dificultando al inversor una mayor concienciación sobre la necesidad de planificar la jubilación y utilizar los vehículos de inversión a su alcance.
Eliminar las deducciones fiscales a los planes de pensiones privados, suprimir las sicav o modificar su estructura para convertirlas en otro instrumento de inversión colectiva distinto al modelo actual, elevar el tramo de IRPF para rentas superiores a los 150.000 euros anuales… La negociación de los presupuestos generales entre el Gobierno socialista y Podemos ha vuelto a disparar los globos sonda, la inquietud de los asesores financieros y los temores de los ahorradores e inversores, justo en el tramo final del año en que se terminan de diseñar las estrategias de planificación patrimonial y fiscal.
Aunque algunos de estos globos finalmente han sido pinchados por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, lo cierto es que las negociaciones de los presupuestos han aireado otra vez el fantasma del castigo a la previsión financiera a largo plazo y de la inversión colectiva como instrumento de planificación. No es un tema nuevo, con cada cambio de gobierno se plantea algo similar.
Pero en el ambiente queda la sensación de que quienes deciden ahorrar para su jubilación o poseen cierto patrimonio y quieren obtener un rendimiento aprovechando los productos de inversión a su alcance son poco menos que unos capitalistas desalmados o unos rentistas a la espera de realizar algún fraude.
En el caso de los planes de pensiones privados es sintomático de la falta de cultura financiera, puesto que el propio secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado, ha reconocido esta misma semana que el sistema público de pensiones solo "tiene arreglo para los proximos diez años". El último informe del Observatorio Inverco, correspondiente al año pasado, muestra que el ahorro acumulado en planes de pensiones individuales únicamente representa el 65% de la pensión pública de un año. Con estas cifras no parece que la mejor idea sea quitar los incentivos, sino fomentar su utilización e incluso favorecer la fiscalidad de estos productos.
"Hay una cuestión que los políticos no tienen en cuenta y es que los planes de pensiones privados invierten una parte importante de su patrimonio en activos como la deuda pública. Y esto influye en los ingresos del Estado y en los presupuestos, puesto que si se reduce la aportación a los planes de pensiones, disminuirá también su volumen patrimonial y tendrán que buscar otros activos más rentables", advierte José María Luna, director de Análisis y Estrategia de Profim.
Luna también destaca que existe un afán más confiscatorio que recaudatorio a la hora de gravar los productos de inversión. "Y si ya es difícil realizar una planificación financiero-fiscal en función de la evolución de los mercados, más lo es realizarla con los vaivenes políticos. Parchear la economía vía impuestos destruye riqueza y expulsa talento.", subraya el responsable de Profim.
Para Belén Alarcón, directora de planificación patrimonial de Abante, hay que resetear las creencias sobre el ahorro y preguntarse cuánto va a poder aportar el Estado para el pago de las pensiones en el futuro. "Si además de las falsas creencias sobre la inversión los ahorradores piensan que les van a quitar incentivos, se preocupan más. Desde pequeños hemos crecido con ciertas ideas sobre el consumo y la inversión que debemos modificar, debemos tener conciencia de nuestras decisiones de inversión para ser más responsables Y la planificación es fundamental para tener más conciencia", destaca.
Fernando H. Estevez, director de Planificación Patrimonial de Diaphanum, señala que si se castiga la fiscalidad ventajosa de los planes de pensiones, no se van a utilizar. "El marco fiscal se va a endurecer y es necesario hacer pedagogía para que desde el poder político no se abuse del desconocimiento de los ciudadanos. No hay un universo tan amplio para invertir", subraya.
Lourdes Moreno, directora de Intermoney Patrimonios, explica que la planificación se basa en la búsqueda de una rentabilidad financiero fiscal. "Y en España los asesores se encuentran con la dificultad de las distintas legislaciones autonómicas", asegura.
"Hay una serie de problemas que no se afrontan, como es el fomento del ahorro privado con incentivos de verdad, con medidas que mentalicen sobre la necesidad de ahorrar para el futuro", apunta Morenos, para quien "la forma más fácil que tiene el Estado de conseguir ingresos es subir los tramos de IRPF, pero es también la más vulnerable".
Jacobo Zarzo, director de Planificación de ATL Capital, explica que todo lo que no sea estabilidad en el marco regulatorio penaliza las decisiones de inversión. "Todo el mundo sabe que el sistema público no va a ser suficiente para resolver el tema de las pensiones. Y respecto a la supuesta ventaja fiscal de los planes de pensiones privados, pervive una falsa idea, porque solamente difieres el mo-mento de pagar los impuestos, por lo que el supuesto impacto de las deducciones tiene en realidad un efecto neutro", afirma.
Otro de los vehículos que siempre están en el punto de mira son las sicav, unos productos que tienen el mismo trato fiscal que los fondos, pero sobre los que ya han caído una losa muy difícil de levantar. Durante los últimos años se ha regulado para quitar ciertas ventajas que tenían los socios para realizar las reducciones decapital. Y el tema de los 99 mariachis para completar los cien socios siempre acompaña a las sicav como una pega insoslayable.
Carlos García Ciriza, presidente de Aseafi, explica que en este tema los políticos utilizan la demagogia. "Las sicav dan urticaria, pero todos los fondos españoles se encuentran domiciliados en sicav internacionales. Las sicav son vehículos que cumplen una función social. Son democráticos, se deberían de proteger, no denostar".
A su juicio, si se termina legislando en su contra o se eliminan, "se quitará el estigma, pero será un forma dulce de matarlas".