Bolsa, mercados y cotizaciones

La situación de China se parece a la de EEUU en 2007: puede provocar otro 'momento Lehman'

  • La siguiente crisis económica no tardará mucho en explotar
  • Que sea o no sistémica dependerá de su procedencia e intensidad
  • Mark Mobius: "Habrá una nueva recesión como consecuencia del dinero barato"

Corría el verano de 2008 cuando mientras unos se entretenían bailando los últimos hits musicales en las discos de la playa -de esa fecha datan grandes temas como el Single Ladies de Beyoncé o el Viva la Vida de Coldplay-, otros trataban de identificar cómo podrían salir a flote de una crisis que estalló un año antes con las famosas hipotecas subprime y que en 2008 amenazaba con destrozar a todo el sistema financiero como se le conocía hasta entonces. Ningún banco estaba a salvo, ya que todos llevaban años cometiendo grandes excesos en la asunción de riesgos en una desesperada búsqueda por ser más rentables que la competencia, pero había uno que preocupaba más que el resto -o que tenía menos apoyo-: Lehman Brothers, de cuya defunción se cumplen en septiembre 10 años.

"El gran problema de Lehman fue el apalancamiento que tenía fuera de balance ya que la montaña de derivados que tenía no estaban registrados en ningún sitio porque se negociaban OTC (Over the Counter, mercado paralelo donde se negocia entre dos partes)", apunta Ignacio Perea, director de inversiones de Tressis.

Claro que no era el único ya que si algo hizo el sector financiero, y también la sociedad, en la etapa previa a 2007 fue aprovechar los tipos bajos para endeudarse sin control. Según los datos del Instituto de Finanzas Internacional (IIF, por sus siglas en inglés) las familias pasaron de los 20 a los 37 billones de dólares de deuda de 2003 a 2008; las empresas financieras, de los 30 a los 58 billones y las no financieras, de 26 a 46 billones de dólares. Y fue ese excesivo apalancamiento, unido a la explosión de la burbuja inmobiliaria en EEUU, lo que llevó a Lehman a la quiebra y al resto de grandes bancos a solicitar un rescate financiero que muchos siguen pagando.

Para que no se volvieran a repetir los errores del pasado y los excesos en los que incurrieron los grandes bancos de inversión y sobre todo para frenar el contagio a la economía real se acordaron varias medidas. Una fue la regulación del sector que tuvo en la Ley Dodd Frank, aquella que busca la separación de la banca comercial de la banca de inversión, su máximo exponente. Y la otra fue la de recurrir a los bancos centrales a salirse de su guión de velar por el control de la inflación para convertirse en los salvadores del sistema financiero, ya fuese a través de nuevas bajadas de tipos o mediante programas de estímulo monetario (los famosos QE).

Pero el problema es que todo ese tsunami monetario que tanto han celebrado los activos financieros -en la última década lo extraño ha sido no ganar dinero- tenía una contrapartida: volvía a alimentar un nuevo exceso de deuda que alcanza ya los 247 billones de dólares, un 318% del PIB mundial, según IFF, y nuevo máximo histórico.

"No hay duda de que se volverá a producir una nueva crisis financiera como consecuencia del dinero barato y porque hay muchas compañías cuyo crecimiento ha dependido de ese dinero barato", ha afirmado recientemente Mark Mobius, gurú de mercados emergentes, a Bloomberg. De ahí que pocos pronuncien ya la palabra burbuja sin acompañarla de la coletilla "renta fija". La duda es si la renta fija supone solo un riesgo de mercado o uno sistémico que pueda volver a poner patas arriba el mercado o, lo que es lo mismo, si podemos estar a las puertas de otro "momento Lehman".

"Creo que puede darse un Lehman al cuadrado porque no hemos resuelto muchos de los problemas sino que los hemos transformado en base de política monetaria y fiscal. En Lehman el problema fue de real estate y en este caso, la burbuja de la renta fija está muy expandida por todas partes: renta fija gobierno, corporativa, bolsa, capital riesgo y mercados no líquidos", afirma Diego Parrilla, CEO de Quadriga y autor del libro The Anti-Bubbles: Opportunities Heading Into Lehman Squares and Golds Perfect Storm. Para él, dos son los frentes que presentan los mayores riesgos: la deuda high yield y el endeudamiento de China.

"Donde veo más el detonante es en la deuda high yield, ya que las valoraciones están muy caras y la puerta de salida es muy estrecha", afirma Fernando Luque, editor en España de Morningstar. De hecho, son varios los expertos que empiezan a plantearse qué pasaría si se asistiese a reembolsos masivos en los productos de renta fija, incluidos los ETF.

Incluso el Banco Internacional de Pagos (BIS) ha advertido en su último informe anual del riesgo de colapso en un mercado de deuda que ya no solo tiene a los bancos como sus grandes tenedores, sino también a gestoras y aseguradoras. BlackRock, la mayor gestora del mundo, coincide en el diagnóstico y en su informe de inversiones del primer semestre apunta a que "la pobre liquidez del mercado en momentos de estrés es nuestro principal miedo. El peor de los escenarios es que los tenedores de bonos ilíquidos recurran a sus posiciones más líquidas para aumentar su efectivo".

Pero es que, además, gran parte de esa deuda de alto riesgo viene de países como China que en los últimos años no ha hecho otra cosa que endeudarse como vía para conseguir un crecimiento más ligado a la demanda y consumo interno y menos a las exportaciones. "El problema de China es que se está dando mucho crédito sin ningún tipo de control y esta situación se está dando también en otros emergentes donde también existe lo que se conoce como banca en la sombra", apunta Ignacio Perea.

El FMI ha alertado de que la situación en China es muy similar a la que se vio en EEUU en los prolegómenos de la crisis de las subprime

Esta banca en la sombra la define Walden Bello, autor del libro The fall of China: Preventing the next crash en el diario The Nation como "una red financiera de intermediarios cuyas actividades y productos están fuera del sistema bancario regulado por los gobiernos". CaixaBank Research pone cifras a lo que supone este sistema opaco de financiación en China y calcula que supone el 27,8% del total de activos bancarios, frente al 18% que suponía en 2012 y como destacan en la entidad "lo que realmente preocupa es el fuerte crecimiento que está experimentando el sector: según el Financial Stability Board, el shadow banking chino ha crecido más de un 30% anual en los últimos tres años frente a un 10% en el resto del mundo".

Además, este crecimiento de la banca en la sombra en China ha ido acompañado de un fuerte aumento de la deuda que sí se conoce, al menos en la medida en que así lo permiten los organismos chinos ya que, según Bloomberg, mientras que en el año 2008 la deuda de China alcanzaba el 141% de su PIB, ahora esa cifra alcanza el 256% de su PIB y mucha de esa deuda es de baja calidad crediticia, lo que en el argot financiero se conoce como high yield, y además está emitida en dólares, lo que aumenta el riesgo en un contexto de subidas de tipos de interés en EEUU y por tanto alza del dólar.

Tal es el problema que incluso el propio Gobierno chino incluye en su hoja de ruta para los próximos años el desapalancamiento de su economía, aunque no está claro que lo consiga antes de que explosione la próxima crisis. De hecho, el FMI ha alertado de que la situación en China es muy similar a la que se vio en EEUU en los prolegómenos de la crisis de las subprime. Y, ojo, porque como dice Parrilla "China sí es too big to fail, es un Lehman al cuadrado".

Además, la diferencia de ahora con respecto a 2008 es, como explica Ignacio Rambaud desde Fidelity, que "en caso de un evento grave de mercado los bancos centrales tendrían mucho menos margen de actuación que en 2008 por la enorme cantidad de activos en sus balances fruto de los QE y unos tipos que, aunque han comenzado a subir en muchas regiones, siguen en mínimos históricos".

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