
Unicaja cumple este sábado su primer año en la bolsa española con una subida del 32,5%, desde los 1,1 euros a los que se fijó su ops. Y lo ha hecho incluso con el viento de cara, ya que el sectorial bancario europeo pierde en el mismo periodo un 12%.
Cuando saltó al parqué el 30 de junio de 2017 lo hizo en plena resolución de Banco Popular, pero con el favor de las palabras de Mario Draghi en la Cumbre de Sintra –donde anticipó el fin del QE y originó un rally bancario–, el mismo favor que este año les ha quitado ante el retraso de la subida de tipos en la eurozona más allá de septiembre de 2019, una situación que pone en riesgo el cumplimiento de los planes estratégicos de las entidades más expuestas al crédito hipotecario, como Bankia o Unicaja, con objetivos a 2020.
Desde la última reunión del BCE el pasado 14 de junio, las estimaciones de beneficio de Unicaja sufren el mayor recorte del sector nacional, del 1% anual para 2019 y 2020, cuando ganará 246 millones de euros.
Aún así, la entidad malagueña se ha convertido en la carta ganadora para muchos gestores de fondos que están jugando a través de Unicaja la baza de una operación corporativa. Fuentes del mercado reconocen que los rumores incesantes sobre esta posibilidad son los que han levantado la cotización del banco, hasta llevarle a cotizar con una prima del 21% respecto al PER (número de veces que la acción recoge en precio el beneficio) del sector nacional, en las 11,3 veces frente a las 13,7 de Unicaja.
El futuro de la Fundación
Las opciones para la entidad que hoy preside Manuel Azuaga pasan por continuar en solitario, pero también ser opada por un banco más grande o bien fusionarse con competidores de tamaño medio, como Liberbank e Ibercaja –una posibilidad que está tomando peso– para conformar una entidad que sería líder por cuota de mercado en ocho comunidades autónomas y que sería mucho más beneficiosa para sus fundaciones en su intento por cumplir los requisitos impuestos por Bruselas.
Ibercaja podría verse abocada a salir al mercado ya que la Fundación debe perder el control del banco antes de 2020 –hoy ostenta el 87,8%–. Otra vía sería fusionarse con Unicaja y Liberbank y dar lugar a una entidad en la que tendría la mayor participación, en torno al 36%, al ser el banco que más activos aportaría, sin necesidad de vender acciones en bolsa.
La entidad malagueña ya cumplió en su estreno sobre el parqué –al ejercerse el green shoe– con la obligación de que la Fundación perdiera el control de la entidad bajando su participación hasta el actual 49,68%. Además, Braulio Medel tuvo que retirarse del banco ante su salida a bolsa y hoy sólo es presidente de la Fundación.
Fuentes conocedoras de la situación no descartan que en el medio plazo Medel decida poner más papel en el mercado, en concreto, el 10% de Unicaja para rebajar su participación hasta el 40%, un umbral con el que Bruselas se sentiría más cómodo, siguiendo los pasos de lo que hizo Criteria –el brazo inversor de la Fundación La Caixa– en CaixaBank el año pasado. En este caso, las circunstancias eran otras y el BCE obligaba a la fundación liderada por Isidre Fainé a cumplir con las normas de buen gobierno ya que afectaba a los requisitos de capital del banco puesto que el holding cuenta también con otras participadas –Gas Natural y, antes de la OPA, Abertis y Cellnex–.
Aunque no existe obligatoriedad, siguiendo este modelo, la Fundación de Unicaja debería ir poniendo en mercado pequeños paquetes de acciones para no afectar a la acción del banco, pese a que no dejará de ejercer cierto flow back sobre su cotización, ya que toda gran colocación siempre se realiza con cierto descuento respecto al precio de mercado.
Subida del dividendo
La entidad pagó el pasado 10 de mayo su primer dividendo como cotizada, por importe de 0,021 euros por acción. Fue la única entrega con cargo a los resultados de 2017 y, al precio medio al que se habían negociado sus títulos en el año hasta esa fecha, ofreció una rentabilidad del 1,5%. El rendimiento del dividendo de Unicaja es el segundo más bajo de la banca española, sólo por encima del de Liberbank, que rinde un 1,2 % en 2018.
Para la entrega del mes pasado, Unicaja tuvo que emplear algo menos del 25% de su beneficio de 2017, que ascendió a 142 millones de euros. Ya antes de su salida a bolsa la entidad prometió que elevaría el payout (porcentaje del beneficio que la compañía destina a retribuir al accionista) hasta el 40% en 2020, un objetivo que, según señalan fuentes del sector, que el banco podría alcanzar este año si lo desease.
Si Unicaja mantuviese el payout en el entorno del 25% de cara al año que viene, abonaría 0,0256 euros por acción (teniendo en cuenta la estimación de beneficio del consenso de mercado que recoge FactSet), que a precios actuales rentan un 1,75%. Pero incluso si decidiese adelantar su objetivo y repartir el 40% de sus ganancias seguiría lejos de las líderes del dividendo: pagaría 0,041 euros, que ofrecen un 2,8%.