
La nominación del economista Richard Clarida a la vicepresidencia de la Reserva Federal busca solidificar el mandato de Jerome Powell. Hasta la fecha, algunos consideraban la falta de experiencia académica (carece de un doctorado en Economía) del actual capitán del banco central sería un impedimento a la hora de atisbar los derroteros de la inflación y la trayectoria adecuada para el precio del dinero.
Sin embargo, el próximo desembarco de Clarida, profesor de la Universidad de Columbia, también militante de la gestora de bonos Pimco, y ex vicesecretario del Tesoro, tienen como objetivo suplir cualquier carencia que pueda derivarse en el futuro. A la espera de su confirmación por el Senado, la Fed fortifica la troika encargada de lidiar con la próxima crisis. Un trio de ases liderado por Powell, escoltado por Clarida y rematado por John Williams, próximo presidente de la Fed de Nueva York (ahora en la de San Francisco).
En el organigrama de la Fed, el vicepresidente del instituto emisor suele desempeñar un papel crítico a la hora de respaldar las decisiones del capitán, en este caso Powell, y a menudo es el encargado de liderar proyectos especiales a petición del propio presidente. Paralelamente, el presidente de la Fed de Nueva York actúa como los ojos y oídos del banco central en Wall Street y generalmente hace piña con el presidente y vicepresidente de la Fed tanto en materia de política monetaria como a la hora de esbozar las estrategias a medio y largo plazo.
El enclave previamente compuesto por Janet Yellen, Stanley Fischer y William Dudley o durante el azote de la crisis por Ben Bernanke, Donald Kohn y Tim Geithner, parece listo a enfrentar los retos en el horizonte: desde un brusco repunte de la inflación y un sobrecalentamiento económico a continuar con la dieta de su balance y la normalización monetaria sin provocar el freno de la expansión económica. Si tomamos como referencia los últimos comentarios de Clarida, podemos considerar que el próximo vicepresidente de la Fed optará por mantener el equilibrio respaldado por una política gradual de tipos. Pero su presencia suple la fuga de experiencia dentro de la Fed por la salida de Yellen y Fischer. Donald Trump también nominó el pasado lunes a la comisionada del Banco del Estado de Kansas, Michelle Bowman, para suplir el puesto reservado en el banco central para un candidato con experiencia en banca comunitaria. Según asegura Ian Katz, experto en banca de la consultora Capital Alpha Partners, "si Clarida y Bowman son confirmados por el Senado, y no tenemos motivos para pensar lo contrario, Trump consolidará su huella en la Fed, una marca que, sin embargo, podría calificarse como de bastante convencional". Katz estima que los elegidos por el inquilino de la Casa Blanca para recomponer la Fed, entre los que se encuentran Powell, Randall Quarles, Marvin Goodfriend, Clarida y Bowman "podrían haber sido elegidos por cualquier republicano moderado". Una valoración positiva para el mercado y los inversores que probablemente hubieran sido mucho más cautos si se hubiera optado por candidatos como el economista, John Taylor, o alguno de los presidentes de las Reservas Federales de Cleveland y Minneapolis, Loretta Mester y Neel Kashkari.