
Wall Street celebró la semana pasada el noveno aniversario del mercado alcista. Un ascenso que comenzó el 9 de marzo de 2009 y que acumula una rentabilidad del 325% para el S&P 500 si tomamos como referencia los máximos del pasado 26 de enero. Aunque el acecho de una posible guerra comercial, las tensiones geopolíticas y sobre todo el retorno de la volatilidad ante posibles presiones inflacionarias en el horizonte causan los primeros síntomas reales de agotamiento, la bolsa americana y su actual escalada quieren todavía hacer historia.
"Si el mercado alcista se mantiene hasta primeros de septiembre se convertirá en el más largo de la historia, un título que hasta ahora ostentan los 113 meses de alzas que marcaron el periodo entre 1990 y el 2000", manifiesta Sam Stovall, director de inversión de CFRA en Nueva York. Según otros parámetros, como el benefició por acción acumulado por el S&P 500 (tomando como referencia los los principios de contabilidad generalmente aceptados, GAAP, por sus siglas en inglés), el actual mercando ya ha registrado un ascenso récord.
De todas formas, con la próxima subida de tipos llegando tan pronto como la próxima semana y una nube proteccionista tronando sobre la Casa Blanca, algunos se preguntan si los vientos seguirán soplando a favor o, de lo contrario, cambiaron su rumbo a finales de enero. Lo que muchos veteranos de Wall Street aseguran es que, tradicionalmente, esta tendencia no suele morir de vieja, sino por miedo. Y el lúgubre espantajo que suele amedrentar a los inversores suele tener nombre de recesión.
"No vemos una recesión en el horizonte que represente un impedimento para la expansión económica mundial ni paralice la mejora proyectada en los beneficios de las compañías", incide Stovall quien estima que la bolsa americana buscará su décimo aniversario al alza alentada por un crecimiento global coordinado, un aumento de casi el 20% en el beneficio operativo del S&P 500 en el conjunto del año y, como no, el efecto de la reforma fiscal.

Desde Goldman Sachs, su estratega jefe para EEUU, David Kostin, reiteraba a sus clientes que aunque las expectativas de más subidas de tipos y los conflictos comerciales han terminado por aniquilar a "Ricitos de Oro" (como se conoce al estado de un crecimiento sostenido sin grandes presiones inflacionarias y una baja volatilidad), el S&P 500 seguirá al alza siempre y cuando la rentabilidad del bono americano a 10 años se comporte.
"Si la rentabilidad del Treasury a 10 años sube a un ritmo mensual por debajo de 20 puntos básicos y se mantiene por debajo del 4%, el mercado alcista continuará", explicó Kostin en un informe. En estos momentos, su equipo espera que el yield de la deuda pública estadounidense alcance el 3,25% a finales de este año y el S&P 500 cierre 2018 en los 2.850 puntos.
Desde Goldman advierte que la mayor amenaza para los beneficios empresariales reside en la posibilidad de una escalada del conflicto comercial en respuesta a los aranceles al acero y al aluminio anunciados la semana pasada. Aún así, Kostin y sus chicos reiteran en el documento que, hasta la fecha, los inversores no parecen demasiado preocupados por la posibilidad de que este escenario acabe por materializarse.