
Tras el anuncio de que EEUU impondrá aranceles a la importación de acero y aluminio, las bolsas europeas se han contagiado de las caídas de Wall Street y Asia y los inversores buscan cobijo en el mercado de renta fija. Así, la rentabilidad de los principales bonos de referencia en el Viejo Continente se ha relajado hasta niveles de finales de enero, concretamente, jornadas previas a la gran corrección que lastró a las bolsas.
En especial, el Bund alemán a una década hace gala de su condición de activo refugio y su rentabilidad ha descendido hasta el 0,61%, desde el 0,64% de la jornada anterior. También de su homólogo francés, cuyo interés exigido por los inversores ha pasado en una sesión del 0,90% al 0,88%; e italiano, cuyo rendimiento ha bajado del 1,94% al 1,92% en la sesión.
Por su parte, el mercado está comprando deuda española aunque con menos fuerza. Así, el interés del bono español a una década ha caído hasta el 1,49%, frente al 1,5% de la jornada anterior, situándose en niveles de mediados de febrero. En este sentido, es la excepción entre sus homólogos europeos.
La prima de riesgo española, que mide la diferencia entre la rentabilidad del Bund germano a 10 años y la del español ha subido un punto, hasta los 87 puntos básicos. Un incremento que se debe a las compras más fuertes de deuda alemana que de española.
Saldo anual
En cualquier caso, la renta fija europea sigue provocando en lo que va de año unas pérdidas por precio del 0,35% de media que están provocadas principalmente por el papel alemán, que arroja unas minusvalías por precio del 1,76% desde el 1 de enero; seguidas del 0,97% que cae el francés.
Por su parte, España e Italia siguen generando ganancias a los inversores de en torno al 0,61% y 0,68% en 2018, respectivamente.