
Tras un arranque de febrero de infarto, la semana pasada las bolsas reaccionaron al alza, especialmente en Estados Unidos. En concreto, el S&P rebotó un 4,3% en cinco sesiones, en la mayor subida semanal desde el año 2013. Tras un lunes festivo al otro lado del Atlántico, el martes las bolsas del país han arrancado a la baja entre los temores a la inflación, pero ¿qué dice la historia que sucederá a continuación?
Por primera vez en 500 días, el S&P ha sufrido una corrección de casi el 10%. Sin embargo, tras el rebote de la pasada semana, está solo un 6% por debajo de sus máximos históricos. A la espera de que se decida a atacarlos o a ampliar la caída, desde Goldman Sachs recuerdan que "la mayoría de correcciones no llevaron a una recesión ni a un mercado bajista. Sin recesión ni mercado bajista, los retornos a 3, 6 y 12 meses después de una retroceso del 10% fueron positivos incluso cuando el índice prolongó su caída".
Según los datos recopilados por la entidad norteamericana, desde la Segunda Guerra Mundial se han producido 36 correcciones del entorno del 10% en Estados Unidos. De estas, solo 12 terminaron en una recesión y las 24 restantes no acabaron en una contracción de la economía.
En los 12 casos en los que hubo recesión, siete acabaron en un mercado bajista y cinco no. De manera general, se considera un mercado bajista aquel en el que se ha producido un descenso del 20% o más en un periodo de dos meses. En las siete ocasiones en las que los osos se hicieron con el control, la caída media fue del 36%. De los 24 casos en los que una corrección de este estilo no fue seguida por una recesión, solo en cuatro ocasiones hubo un mercado bajista, con un descenso promedio del 28%.
¿Cuánto duran las correcciones?
Cuando en un mercado alcista ha habido una corrección sin llegar a entrar en tendencia bajista, las caídas han sido del 14% de media, se han prolongado 4 meses y la recuperación ha tardado otros 4 meses en llegar. Por el contrario, si se ha entrado en un mercado bajista la situación se torna mucho más complicada. La caída se amplía hasta el 34%, la duración es de 15 meses y se tarda más de dos años en recuperar lo perdido.
En este caso, la visión de Goldman sobre esta corrección es bastante positiva. "Una recesión es improbable, ya que la desregulación y la reforma fiscal han elevado la confianza del consumidor y el optimismo de los negocios hasta los niveles más elevados en años", señalan desde la entidad norteamericana. En todo caso, no todos los expertos son tan optimistas con respecto al futuro del mercado y son muchos los bancos que se han mostrado críticos con las reformas impulsadas por Donald Trump.
Los datos desde 1976
Acotando los datos desde el año 1976, se han producido 16 correcciones del 10% en el mercado americano, de las cuales 11 no acabaron en recesión, en línea con la visión de Goldman Sachs sobre la situación actual. En estos casos, el descenso medio alcanzó el 15%. En los 3 meses posteriores al retroceso inicial la recuperación fue del 6%, en 6 meses del 12% y en 12 meses del 18%.
En todo caso, incluso los expertos más optimistas advierten de que nos encontramos en la fase final del ciclo. "Somos alcistas con el mercado americano y, de momento, no vemos razones para cambiar nuestra visión. Consideramos que estamos en la parte final de un mercado alcista, pero no vemos signos inminentes de una recesión", explican desde RBC Capital Markets.
Las alarmas del mercado saltaron en los primeros compases de febrero por el temor a una subida de la inflación, otra señal de que nos encaminamos a la parte final del ciclo. "Después de todo, la inflación habitualmente tiene un papel en un aumento de la volatilidad en la parte final del ciclo, ya que aumenta la tensión entre unas condiciones que aún son sólidas y el efecto del endurecimiento posterior", explican en Morgan Stanley. Con todo, desde la entidad recuerdan que "por el momento, la fortaleza de los datos actuales está actuando como contrapunto a los miedos a la inflación".
En este sentido, en el banco norteamericano advierten de que las cosas se complicarán más a partir del primer trimestre. "Los mercados tendrán que digerir el aumento de la inflación y la caída de los PMI, de las sorpresas económicas y, posiblemente, de las revisiones de beneficios", señalan en Morgan Stanley, donde creen que "las ganancias para los activos de riesgo se concentrarán entre enero y abril".