
De las pocas cosas que he entendido al escribir de mercados, si de verdad quieres explicarlos a quien los pretende seguir, es que no es malo lo que digas sino cómo se interpreta lo que hayas dicho. De muy poco vale haber pasado varias semanas en una tensión informativa tratando de contar que caídas extraordinarias como las de estas semanas son fruto de cosas muy ordinarias. Mi padre, lector del periódico y financiero de profesión, me hablaba el jueves de lo incomprensible de lo que está pasando. Le decía que cuando después de cuatro años de retirada de estímulos de la Fed y cinco subidas de tipos en las que el bono americano no había ofrecido más que una rentabilidad del 2,5%, se produce un salto en un par de semanas al 3%... cambia toda la expectativa de retornos de inversión del mundo entero. El principal activo de inversión mundial ofrecerá, de verdad, más rentabilidad en el futuro que la actual (la gente vende bonos para comprarlos más tarde). La renta fija empieza a ofrecer rentabilidades seguras, equiparables a los dividendos de las acciones, que son más inseguros (la gente vende bolsa para comprarla más baja). Y el coste de financiación se encarecerá para todo bicho viviente. Todo esto explica el desplome del mercado en picado, pero la memoria, por corta que sea, es un cuento que nos contamos nosotros mismos.
Al lector de bolsa, como al cliente de mercados, se le gana por la rentabilidad, y se le pierde por el riesgo. Por eso en elEcononomista, con el convencimiento de que queremos que el inversor utilice nuestras herramientas para tomar sus decisiones, tenemos un plan. Pretendemos ser un seguro médico para el mercado, que sobre todo se utilice para cuando de verdad hace falta.
Desde Ecotrader hemos pautado cuál sería la zona de compra óptima de bolsa europea dentro de una corrección que consideramos sana por los excesos de Wall Street. Esta coincidiría con los mínimos de bolsa alemana de agosto del pasado año, y por ese motivo pensamos que desde que se produjo el primero de los dos desplomes de Wall Street (el del lunes) tenemos una ecuación rentabilidad riesgo positiva. Rozamos la zona de compra, mientras que el potencial alcista habría que situarlo en los máximos del pasado año. No mucho más por el momento. Superarlos nos permitiría pensar en recuperar los máximos de 2015. Pero igual que los terremotos de Wall Street no deben sembrar el pánico, tampoco hay que ser en exceso optimistas. Las bolsas europeas se encuentran correctamente valoradas respecto a lo que se paga por sus beneficios. Con la caída, con un leve descuento sobre el PER histórico.
Insistíamos, a comienzos de año, en que la bolsa debería subir lo que mejorasen las estimaciones de beneficio en 2018. En aquel momento un 6%, y ahora un 9%. En realidad lo mismo que al principio, porque la mejora actual se debe a un leve deterioro de la fuerte subida de ganancias de 2017.