
La economía china vuelve a estar en el punto de mira de expertos y organizaciones internacionales. Una salida intensa de capitales , la depreciación del yuan este jueves y el desplome de los índices bursátiles del gigante asiático recuerdan a las turbulencias sufridas en agosto de 2015, que terminaron lastrando a las bolsas de medio mundo, incluida la española.
Todo comenzó a empeorar este jueves. El yuan se depreció con fuerza frente al dólar tras un mal dato de comercio exterior, que ha reducido el superávit comercial mucho más de lo esperado. Ante este panorama, el miedo ha invadido a los inversores que están moviendo su capital en busca de refugio ante el miedo de que el Banco Popular de China (BPC) anuncie devaluaciones como las de 2015.
Estas devaluaciones provocaron fuertes caídas en Wall Street, Europa y Asia, una situación que de repetirse ahora, se sumaría al temporal que está azotando a los mercados y al giro monetario (políticas más restrictivas) de los bancos centrales.
Desplome de la bolsa China
Con este marco lúgubre marco económico, el Shanghai Index se ha desplomado esta madrugada un 4,05% hasta los 3.129 puntos, el doble que el Nikkei japonés o el triple que el índice de Singuapur. Además, en la sesión del jueves ya cayó un 1,42%, mientras que el resto de bolsas asiáticas rebotaban. Esto ha dejado al principal índice chino en mínimos desde agosto de 2017.
El yuan llegó a caer hasta un 1,2% frente al dólar en la sesión del jueves (hoy cotiza plano en 6,3 yuanes por dólar), la mayor depreciación desde las turbulencias financieras de agosto de 2015 que obligaron al Banco Popular de China (BPC) a devaluar la divisa del país. Los agentes del mercado temen que el BPC deje de intervenir en el mercado de divisas para defender la estabilidad del tipo de cambio del yuan. Una nueva devaluación restaría valor a los activos denominados en yuanes, como sucedió en agosto de 2015, lo que podría propiciar una fuga de capitales, siempre y cuando los inversores puedan saltarse los controles establecidos por China.
Por ahora, la situación del BPC para defender al yuan es buena, aún cuenta con más de 3 billones de dólares en reservas de divisas, pero como se pudo comprobar en escenarios pasados, cuando las reservas comienzas a caer con fuerza el miedo de los inversores se multiplica y buscan refugio en otros activos denominados en dólares, yenes u otras divisas.
Desde Bloomberg destacan que los inversores se están quedando sin refugios en un país en el que las caídas del mercado suelen convertirse en una bola de nieve. Los bonos gubernamentales ofrecen muy poca comodidad, y hasta los productos más básicos sienten la presión.
"La gente se apresura a vender y recoger beneficios", explica Stephen Innes, jefe de negociación para Asia-Pacífico de Oanda en Singapur. "Quieren eliminar el riesgo y contar con efectivo. La caída de las acciones chinas en los últimos días ha tenido sin duda un impacto importante en la moneda".
Los mercados de China han tenido un gran comienzo de año (como las bolsas de Occidente) en que el yuan ha sido la divisa más fuerte de Asia, mientras que el Shanghai Index ha sido de los índices más alcistas del continente.
Sin embargo, pronto han vuelto a surgir los indicios de un recalentamiento en todas partes, tanto en las valoraciones de las empresas más grandes de China, como en las firmas financieras y las compañías de productos alimentarios y de consumo básico, que alcanzaron niveles de sobrecompra el mes pasado. Todas esas firmas son las que han arrastrado a la bolsa de China estos días.
"Lo que ha causado la corrección es una combinación de factores, incluido la fortaleza del dólar, el nerviosismo en la renta variable y el fuerte posicionamiento acumulado en las semanas anteriores a la actual caída", sentencia Sim Moh Siong, estratega de divisas de Bank of Singapore.
Un mal dato comercial
A todo este panorama financiero, se le suma un mal dato comercial. Las exportaciones aumentaron un 11,1% interanual, mientras que las importaciones se dispararon un 36,9%, según mostraron el jueves datos de aduanas. Eso ha dejado al país con un superávit comercial de 20.340 millones de dólares en enero, el más bajo desde que febrero de 2016.
Los analistas consultados por Reuters y Bloomberg proyectaban que el superávit comercial alcanzaría los 54.100 millones de dólares en enero, a raíz de que en diciembre fuera de 54.690 millones de dólares. El superávit comercial del gigante asiático con Estados Unidos se redujo hasta los 21.895 millones de dólares, desde 25.500 millones de dólares del mes anterior.
Este dato comercial, junto nerviosismo que domina a los mercados mundiales y la fortaleza del dólar (que complica la devolución de deudas contraídas por agentes chinos en dólares) ha castigado la confianza de los inversores en el yuan y en los activos chinos.