Bolsa, mercados y cotizaciones

Los asesores financieros recomiendan comprar más bolsa que hace un año

  • El 7% de los expertos opta por invertir menos del 20%, la mitad que en 2016
  • El 61% aconseja destinar más del 40% a las acciones
Foto: Dreamstime.

Las firmas de análisis y gestoras de fondos lo tienen claro: la bolsa será el año que viene el activo que presenta un mayor potencial. Y lo dicen a pesar de que crece el número de gestores que ven la bolsa cara.

No es extraño, por tanto, que cada vez sean más los asesores financieros que aconsejan destinar un amplio porcentaje de la cartera a la renta variable, y ya no solo pensando en 2018 sino en los próximos tres años.

En concreto, según la encuesta que cada mes realiza Efpa, la Asociación Europea de Asesoría y Planificación Financiera en España para el Economista, el 61% de los 550 miembros que han respondido a la pregunta ¿Qué porcentaje de exposición a renta variable estaría dispuesto a aceptar de cara a los próximos 36 meses suponiendo una asunción de riesgos "media"? aconseja invertir como poco el 40% de la cartera en bolsa, cinco puntos más que los que así lo recomendaban hace 12 meses.

Además, la cifra de asesores que opta por asumir el mayor riesgo posible en las carteras (destinar más del 80% a la renta variable) ha crecido hasta el 3%, la cifra más alta desde el mes de marzo. Y más llamativa es la cantidad de profesionales financieros que recomienda destinar entre un 60 y un 80% de la cartera a la inversión bursátil: un 13% frente al 9% que lo aconsejaba en el mes de enero.

Las razones para confiar

Para justificar por qué la bolsa tiene las mayores papeletas para seguir dando alegrías a los inversores, los expertos se han apoyado en varias causas y todas obedecen a un cambio en la mentalidad de los inversores que, poco a poco, va dejándose llevar menos por los riesgos geopolíticos o las políticas monetarias de los bancos centrales para concentrase en los factores fundamentales.

Uno de esos factores es el crecimiento económico sincronizado que se va ver en todo el mundo. "La economía mundial nunca ha estado en mejores condiciones", estima Torsten Slok, economista global de Deutsche Bank quien recuerda, basándose en las estimaciones que realiza el Fondo Monetario Internacional, que el número de países en recesión a lo largo y ancho del mundo tocará mínimos históricos a partir del próximo año, siendo de un 3,7% su estimación en cuanto al crecimiento mundial.

Un buen momento que los analistas creen que acabará repercutiendo en los beneficios empresariales y, por ende, en los mercados bursátiles, aunque sin tanto impacto como el que se vio en 2017. "Aunque el crecimiento de los beneficios debería mantenerse firme en 2018, es poco probable que el ritmo se acelere.

De hecho, esperamos que se desacelere del 14% estimado en 2017 hasta alrededor del 10% en 2018. Esto debería continuar permitiendo unas rentabilidades totales claramente positivas de entre el 7% y el 10% en los principales mercados de renta variable en 2018", apuntan desde Credit Suisse.

De hecho, son varios los expertos que reconocen que si no hay sustos en la política monetaria de los bancos centrales (se inicia la normalización pero de una manera moderada) y los riesgos políticos siguen medianamente contenidos, las bolsas subirán en tasas similares a los beneficios, o lo que es lo mismo, subirán, pero no tanto como el año que ahora termina, que ya ha descontado parte de esos beneficios del año que viene.

"Los mercados han adelantado a 2017 buena parte de las rentabilidades de 2018. Por extensión, 2018 parece que será un entorno mucho más complejo de pilotar para los inversores bursátiles. Creo que podremos considerarnos afortunados si vemos rentabilidades positivas en las bolsas durante los próximos doce meses", afirma Dominc Rossi, CIO de renta variable de Fidelity.

No en vano, que la bolsa sea el activo con más posibilidades de dar alegrías a los inversores no oculta los riesgos a los que tendrá que hacer frente para conseguirlo. De todos ellos el mayor es que se produzca un viraje en la política monetaria como consecuencia de un aumento inesperado de la inflación.

Esto obligaría a los bancos centrales a ser más activos en cuanto a su retirada de estímulos y podría tener consecuencias negativas para un crecimiento que aún sigue apoyándose en un contexto de tipos al 0%. Más en un mercado de altas valoraciones y bajas volatilidades. "La baja volatilidad de los activos financieros requiere cautela. Esto crea fragilidad en el mercado, en la medida en la que la reacción a cualquier shock no puede anticiparse", avisa François Rimeu, de La Française AM.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky