El sector financiero europeo sube con fuerza en bolsa tras la aprobación del último paquete de reformas de la regulación bancaria que en la práctica dará lugar a la nueva regulación Basilea III. En España, Santander y BBVA se apuntan avances que rondan el 2% que además cuentan con el apoyo de Moody's y el avance en las negociaciones del Brexit.
¿El motivo? El Comité de supervisión bancaria de Basilea acordó ayer reglas sobre cómo los bancos evalúan el riesgo de sus activos con el fin de calcular los coeficientes mínimos de capital. A pesar de todo, esta nueva regulación es menos drástica de lo temido.
El presidente del BCE, Mario Draghi, indicó que estas normas se implementarán a partir del 1 de enero de 2022 y "harán el marco de capital más robusto y mejorarán la confianza en los bancos". Las reformas aprobadas "completan ahora la reforma global de la regulación", que comenzó tras la crisis financiera, añadió el presidente del BCE.
"Estas reformas ayudarán a reducir la variabilidad excesiva en los activos ponderados por riesgo y mejorarán la capacidad de comparar y la transparencia de los ratios de capital de los bancos", señaló el presidente del Comité de Basilea, Stefan Ingves, que es también gobernador del Sveriges Riksbank (banco central de Suecia). Estas modificaciones complementan la fase inicial de las reformas de la regulación bancaria anunciadas en 2010 y no exigen más capital a los bancos para poder absorber pérdidas de lo que se había establecido entones.
El coeficiente mínimo de capital de Nivel 1 se mantiene en el 6% y no se han producido incremento porque muchos bancos se habían quejado previamente de que sería demasiado.
Basilea unifica las normas de riesgos
La reformas de Basilea III restringen el uso que los bancos pueden hacer de sus modelos internos para reducir las variaciones en el cálculo de los activos ponderados por riesgo. Se quiere que todos los bancos utilicen sistemas de cálculo fiables y que reflejen de verdad los riesgos a la hora de calcular el capital mínimo que deben tener en caso de que para ello empleen sus modelos internos porque compiten entre ellos y, además, crean riesgos para el sistema financiero global si no calculan los riesgos adecuadamente.
Por ello el Comité de Basilea ha establecido que la diferencia en el cálculo del capital mínimo necesario para cubrir los activos de riesgo usando el modelo interno o el modelo estándar puede ser de un máximo del 27,5%. El modelo interno de un banco deberá calcular activos ponderados por riesgo de al menos un 72,5% de los que calcula la regulación estándar de Basilea III.
Otro de los aspectos importantes de las reformas acordadas es que los bancos más grandes van a tener unos ratios de apalancamiento mayor, de modo que se reduce el riesgo de que se endeuden demasiado. "Ahora que se ha completado la agenda de la reforma reguladora de Basilea III, debemos centrarnos en la importante tarea de asegurar que los estándares se implementan de forma consistente en todo el mundo", apostilló Ingves.
Se establecen revisiones al riesgo de crédito, al riesgo operacional y al riesgo de mercado, que también se aplicarán el 1 de enero de 2022. El retraso en la implementación "dará a los bancos más tiempo para desarrollar la infraestructura de sistemas necesaria para aplicar" la regulación, según el Comité.
La exposición a la deuda soberana, sin acuerdo
A pesar de los avances, los reguladores bancarios no han logrado un consenso sobre una nueva valoración reguladora de su exposición a la deuda soberana, por lo que se sigue considerando sin riesgo. Así se pospone tres años hasta 2022 la implementación completa de los requerimientos de capital y otras reglas.
Tras una reunión, Draghi confesó que la mayor parte de los miembros del Comité no quería ponderar la deuda soberana por riesgo.
La deuda soberana de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se considera sin riesgo desde la regulación de Basilea I (1988), que todavía se aplica aunque con Basilea II (2004) ya se habían realizado modificaciones. Fue precisamente la deuda soberana de algunos países de la zona del euro la que generó la crisis de endeudamiento en 2010 en la región.