
Con una rentabilidad acumulada superior al 16% para el S&P 500 en lo que llevamos de año, casi el doble de la media anual del 8,9% registrada desde 1950, los operadores de la renta variable americana andan a la caza y captura de catalizadores que sostengan esta tendencia alcista. Entre ellos destaca la oronda reforma tributaria valorada en 1,4 billones de dólares que se cuece en el Capitolio, donde los senadores republicanos se enfrentan esta semana a un reto decisivo.
Si la Cámara Alta consigue aprobar su propuesta fiscal, cuya votación podría llegar tan pronto como el próximo jueves, los legisladores republicanos superarán uno de los principales escollos antes de aunar los planes de ambas Cámaras, algo que podría llevar al menos un par de semanas, y lograr que la propuesta final navegue sin contratiempos la burocracia legislativa del Congreso y el Senado antes de llegar al Despacho Oval. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, espera rubricar el proyecto de ley antes de Navidad.
De lo contrario, con la renovada necesidad de evitar un cierre de las agencias federales cuando la resolución continua actual expire a partir del próximo 8 de diciembre y se restaure el límite de endeudamiento del país, la reforma fiscal corre el riesgo de sufrir retrasos o, peor aún, el mismo destino que los planes de la administración Trump para cancelar y reemplazar el Obamacare.
"El mercado está subestimando significativamente la probabilidad de que se apruebe la reforma fiscal", reconoce Shawn P. Quigg, estratega de JPMorgan, quien estima que si el proyecto de ley llegase a buen puerto llegaría "un potencial al alza del 5% para el S&P 500 a corto plazo desde los niveles actuales". Dicho esto, desafortunadamente los riesgos para que esta situación llegue a materializarse siguen vigentes.
Entre ellos, la falta de cooperación entre los republicanos. Recordemos que en el Senado, el partido de Trump necesita 50 votos a favor para que su plan, que difiere en el fondo con el aprobado ya por la Cámara de Representantes, consiga superar el escrutinio de la Cámara Alta. De momento, a ojos de Jordan Rochester, estratega de Nomura, la lista de posibles disidentes incluye a John McCain, Ron Johnson, Robert Corker, Susan Collins, Jeff Flake, James Lankford, Lisa Murkowski y hasta Rand Paul. "Debido a la ajustada mayoría republicana en el Senado (52-48), es probable que toda la atención se concentre en el grupo de senadores republicanos que podrían frustrar esta reforma", recalca Rochester.
Además, desde JPMorgan también observan riesgos relacionados con el posicionamiento de los inversores y el posible inicio de una "exuberancia irracional" que implicaría que el mercado está cerca de tocar techo. Es por ello que con la reforma fiscal en mente, Quigg y su equipo consideren que el potencial alcista podría ser significativamente más alto para las compañías que actualmente pagan mayores impuestos.
Perspectivas para 2018
Por su parte, los expertos de renta variable de Goldman Sachs, liderados por David Kostin, consideran que existe un 80% de probabilidad de que la reforma fiscal consiga aprobarse en el primer trimestre de 2018.
De llegar a buen puerto, los expertos del banco estadounidense calculan que impulsaría el beneficio por acción del S&P 500 en un 14%, hasta los 150 dólares, el próximo año, lo que llevaría al indicador a cerrar en los 2.850 puntos. Eso sí, Kostin deja claro que "si la reforma fiscal falla, el S&P 500 caerá a corto plazo alrededor de un 5 %, hasta volver a los 2.450 puntos".