Bolsa, mercados y cotizaciones

El ciclo expansivo continúa dando señales saludables

  • Un euro/dólar por encima de los 1,20 causaría efectos negativos en la recuperación

Este año la vuelta del verano nos deparará previsiblemente unos mercados financieros condicionados por factores exógenos a los puramente económicos. Las tensiones geopolíticas con Corea del Norte y la pérdida de apoyos al ejecutivo de Donald Trump -tanto desde el electorado como dentro de su propio partido-, son factores que nos deben mantener atentos y con mayor cautela que hace unos meses, por riesgo a que deriven en escenarios aún más negativos.

El ejecutivo estadounidense se enfrentará a un mes decisivo para la aprobación de los próximos presupuestos, que será la oportunidad para definir los esperados estímulos fiscales defendidos por el presidente Trump. Los riesgos serían nuevos aplazamientos y que la falta de acuerdo termine afectando al crecimiento y la confianza de los mercados.

Sin embargo, centrándonos en los fundamentales económicos, la balanza de inversión sigue pendiendo a que la renta variable es el activo con el mejor ratio de rentabilidad/riesgo, y por ello, nos parece adecuado mantener una cierta sobreponderación en cartera de este activo.

Si nos alejamos del ruido político de corto plazo, se aprecia que el ciclo expansivo del crecimiento mundial continúa dando señales saludables. Nos referimos a que la economía mundial creció en el primer semestre a su ritmo más elevado desde 2011 y con menor dispersión entre regiones. Más relevante si cabe, es que la confianza de los empresarios global se mantiene acorde a las expectativas de una aceleración del PIB mundial hasta el 3,5 por ciento interanual este año.

En términos de inflación, los riesgos están ahora más equilibrados: la mejora del empleo actuará de soporte, pero no se perciben presiones inflacionistas elevadas desde los salarios ni por el lado de los costes energéticos. Esto permitirá un ligero repunte de las tasas de inflación subyacentes, pero sin crear tensiones que conlleven un cambio drástico de las políticas monetarias.

Las decisiones de los Bancos Centrales serán también citas destacadas. Se espera que tanto el Banco Central Europeo (BCE) como la Reserva Federal (Fed) den nuevos detalles sobre el programa de salida, pero su postura será cauta a la espera de confirmar un repunte más sostenido de la inflación.

En el caso del BCE, la reunión de septiembre se saldó con un nuevo compás de espera, en el cual el presidente Mario Draghi señaló que en próximas reuniones podría anunciar una reducción de su programa de compras, pero que sería muy gradual y no comenzaría hasta el próximo año.

La Fed, más avanzada en el proceso de normalización de la política monetaria, ha confirmado que antes del final de año empezaría a reducir su balance, dejando de reinvertir los vencimientos de bonos en cartera. Sobre nuevas subidas de tipos, previsiblemente esperará a conocer más detalles de la política fiscal, que le permita calibrar mejor las expectativas de crecimiento para el próximo año.

En conjunto, la vuelta del verano estará marcada por una política monetaria menos expansiva, pero manteniéndose como un factor de apoyo al crecimiento económico y evitando tensionamientos en las condiciones de crédito.

Por todo lo anterior, mantenemos la recomendación de cautela en la exposición a renta fija, más aún tras el nuevo descenso en las rentabilidades exigidas a la deuda pública de largo plazo. El cambio de tono de los Bancos Centrales unido a la sobrevaloración de los bonos soberanos de mayor calidad crediticia, previsiblemente conllevará nuevos episodios de volatilidad y mayores riesgos de pérdidas en la deuda con vencimientos largos. Para minimizar este riesgo, preferimos duraciones cortas (2-3 años) y buscamos captar un mayor cupón asumiendo cierto riesgo de crédito, a través de deuda corporativa y también deuda emergente -alternativas todavía atractivas dentro de la renta fija-.

En renta variable, el crecimiento a doble dígito de los beneficios empresariales actuará de soporte a las valoraciones y ofrece todavía potencial de revalorización. A pesar del peor comportamiento de la renta variable europea en los últimos meses, mantenemos la sobreponderación, ya que confiamos en que su mejor valoración relativa y su mayor apalancamiento operativo, les conceden mayor potencial. Asimismo, no se espera que el alza del euro continúe en los próximos meses con esta intensidad.

Apuesta por europa

Aunque el dólar podría seguir bajo presión por la incertidumbre fiscal, y cualquier dificultad en llegar a acuerdos tenderá a debilitarlo, niveles del euro-dólar por encima de los 1,20 dólares por euro tendrían también efectos negativos sobre la recuperación de la eurozona y la inflación, complicando así la retirada de estímulos del BCE.

Por ello, el escenario central donde el gobierno americano logre sacar adelante parte del programa de reformas prometidas, con estímulos fiscales y gasto en infraestructuras, apoyaría una mayor revitalización de la economía e inflación americana y con ella, también al dólar, que podría volver a niveles más cercanos al 1,15 - 1,18 dólares por euro.

Paulo Gonçalves es Analista del Servicio de Estudios de Banca March

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