
Con la renta variable americana en máximos y la tasa de paro en mínimos de los últimos 16 años, la economía estadounidense mantiene un avance de alrededor del 2% en la primera mitad del año. Un nivel que se mantiene alejado del 3% prometido por la administración del republicano, Donald Trump, pero que básicamente coincide con su crecimiento potencial, en un momento en que catalizadores como la reforma fiscal todavía se hacen esperar. Sin embargo, KKR & Co, una de las entidades de capital privado más grande del mundo, atisban nubarrones en el horizonte.
En la revisión de las tendencias globales a mitad de año, sus estrategas macroeconómicos estiman que aunque no observan un frenazo en seco de la actividad económica estadounidense, consideran que el país se dirige hacia una "recesión suave" que seguramente podría materializarse en 2019. Según sus conclusiones, este traspiés emulará la contracción moderada que vimos a comienzos de siglo, tras el estallido de la burbuja de Internet, y no la Gran Recesión generada por la crisis financiera de 2008.
En este sentido, desde KKR consideran que el origen de la posible contracción del PIB en los próximos dos años estará motivado por los cambios de tendencia en el consumo de la generación de los millennials, que prefieren "gastar en experiencias" lo que acabará por provocar un desapalancamiento moderado, especialmente entre las compañías de consumo tradicional.
Es por ello que Henry McVey, director de estrategia macroeconómica de la entidad de capital privado, indica que su escenario base observa una calma para el dólar estadounidense a media que una recesión de la economía puede llegar a materializarse en 2019. "Desde una perspectiva de valoración, el dólar estadounidense está sobrevalorado mientras que la mayoría de otras divisas están infravaloradas o cerca de su valor de equilibrio, lo que sugiere que la tendencia a largo plazo favorece un dólar estadounidense más débil", explica. McVey añade que EEUU encadena ya más de 96 meses de expansión económica de que ahí que según sus previsiones "la expansión continúe hasta 2018 antes de experimentar un ligero tropiezo a partir de entonces".

En esta coyuntura económica, las tendencias de consumo jugarán un papel importante. "Los consumidores estadounidenses más jóvenes en EEUU favorecen el gasto en salud, bienestar y embellecimiento", indica el director de estrategia macro de KKR quien reitera que esta tendencia se extiende hacia los servicios de recreo, viajes y ocio, que ganan cuota de mercado frente a los productos básicos que los consumidores han comprado tradicionalmente con los ingresos disponibles. "Además, los consumidores utilizan Internet para comprar y comparar precios, lo que hace su comportamiento de consumo mucho más volátil y menos predecible en algunos casos", pone de manifiesto.
De esta forma muchas minoristas tradicionales, centros comerciales y proveedores de ciertos productos de consumo enfrentarán una disminución de la demanda. Para los expertos de KKR esta tendencia es significativa ya que se ha construido una gran cantidad de infraestructura para apoyar este tipo de consumo tradicional. Es por ello que si el cambio de tendencia impulsado por los millennials hacia un consumo de experiencias se confirma como secular y no cíclico, la cadena de suministro global deberá reconsiderar sus operaciones para adaptarse a esta nueva situación.
"Creemos que tendencias clave como el aumento del gasto salud, el aumento de los costes de alquiler y el aumento de los presupuestos para las telecomunicaciones, como por ejemplo, los iPhones, están dejando cada vez menos ingresos disponibles para productos de consumo discrecional tradicional", advierte McVey.