
Iberdrola continuará reduciendo el coste de su deuda incluso con la subida de tipos en Europa como telón de fondo. La eléctrica se financió, de media, a un 4,1% en 2015 y a un 3,5% en 2016, y el dato descenderá hasta el 3,2% en 2020, según las previsiones de la propia compañía. Esos porcentajes hacen referencia al coste medio de las emisiones activas en cada uno de esos años.
Los cupones que paga Iberdrola cobran relevancia si se tiene en cuenta que se trata de la segunda empresa más endeudada del Ibex en términos absolutos, sólo por detrás de Telefónica, con cerca de 30.200 millones de euros estimados para este año (la cifra de Telefónica supera los 48.000 millones). Al contrario que la eléctrica, la teleco no efectúa previsiones del coste de la deuda con objetivos a tan largo plazo.
Iberdrola también es la tercera gran eléctrica europea con más deuda, superada por la gala Électricité de France y por la italiana Enel. Pero su nivel de apalancamiento (es decir, su ratio deuda/beneficio bruto) supera al de ambas comparables, al situarse en las 3,7 veces (ver gráfico).
El progresivo abaratamiento de la financiación para el grupo presidido por Ignacio Sánchez Galán se producirá, si se cumplen las estimaciones de la eléctrica, incluso a pesar de la subida del precio del dinero esperada en el Viejo Continente para el próximo año. El mercado da unas probabilidades del 50% a que el Banco Central Europeo (BCE) adopte la decisión en julio de 2018, porcentaje que sube al 61% de cara a septiembre del mismo año. Para asegurar el bajo coste del capital en el periodo 2016-2020, el grupo está aumentado la proporción de deuda a tipo fijo: si en 2015 representaba el 45% de las emisiones, en 2016 ascendió al 61%, nivel en el que la compañía espera mantenerlo hasta 2020.
En su plan estratégico, Iberdrola señala que la vida media actual de la deuda es de 6 años y medio y que su objetivo es mantener dicho plazo alrededor de los 7 años. Cada año, el grupo hace frente, de media, a vencimientos por un importe cercano a 3.000 millones de euros. Entre las mayores emisiones realizadas en 2017 por la compañía encontramos un bono verde ?es decir, en el que el capital debe destinarse a financiar proyectos sostenibles? por 1.000 millones, con vencimiento en marzo de 2025 y un cupón del 1%, colocado a inversores internacionales.
Adelanta los 3.000 millones
La compañía obtuvo un beneficio de 2.700 millones en 2016, un 12% superior al del ejercicio anterior, y para este año el consenso que recoge FactSet espera 2.800 millones de euros. Iberdrola ha pisado el acelerador en la carrera hacia los 3.000 millones, que ahora los analistas ven ya factible de cara a 2018. Ello supondría alcanzar un beneficio histórico; por el momento, el dato más elevado son los 2.870 millones que obtuvo en 2010. Hace medio año, ese hito no se esperaba hasta 2019 (ver gráfico).
A conseguir ese aumento del beneficio contribuirá, por un lado, su negocio de generación eólica marina (el denominado offshore, que aprovecha la fuerza del viento en alta mar para producir electricidad). El grupo está invirtiendo en el crecimiento de esta pata de su negocio y espera recoger frutos en los próximos años. A nivel geográfico, Estados Unidos (a través de Avangrid) será de vital importancia: si hoy aporta el 24% del resultado bruto de explotación, se espera que en tres años haya igualado el peso de España, su mercado líder a día de hoy, al tener un peso del 30% del ebitda.
Iberdrola luce, por otro lado, una recomendación de compra por parte del consenso de mercado de forma ininterrumpida desde el mes de agosto de 2016, a pesar de que desde entonces se dispara en el parqué cerca de un 20%.
Un giro en su retribución
La compañía retribuye en scrip (pago en acciones), una fórmula que tiene un efecto dilutivo para quienes optan por cobrar efectivo, ya que cada entrega supone la emisión de nuevos títulos; pero compensa dicho efecto comprando acciones propias para amortizarlas después.
El grupo está preparando un giro en su scrip para adecuarlo al gusto de sus inversores institucionales extranjeros, que suelen preferir el metálico. Iberdrola cuenta con destacados fondos británicos y estadounidenses en su accionariado, como BlackRock o Capital Group, con participaciones de entre el 2 y el 3% (ver gráfico). Dichos fondos, entre otros, han solicitado a la compañía un cambio que les permita disfrutar de un mejor tratamiento fiscal en el cobro de sus dividendos. A día de hoy, estos institucionales, para poder cobrar en metálico, venden los derechos del scrip a Iberdrola a un precio garantizado. Y, tanto en Reino Unido como en Estados Unidos, tributan por dicha operación como por la venta de un activo, lo que implica, fiscalmente, unas condiciones menos favorables que si se tratase de un dividendo puro y duro. El cambio que prepara Iberdrola convertirá la venta de esos derechos en el cobro de un dividendo, con el objetivo de que el institucional no incurra en una doble imposición.