
Uno de los objetivos que persigue el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con los recortes de impuestos prometidos para las empresas es lograr impulsar la creación de puestos de trabajo en el país, pero los planes de las compañías son muy diferentes. Entre otras medidas, la Administración se ha comprometido a rebajar las tasas en caso de una repatriación de la caja que las firmas tienen en el extranjero y el director financiero de Apple, Luca Maestri, afirmó en una conferencia de Goldman Sachs que lo que haría la compañía sería devolver más capital a los accionistas. Además, el ejecutivo sugirió, en unas declaraciones recogidas por el Financial Times, que sería difícil incrementar sus manufacturas en EEUU.
En total, la compañía de la manzana tiene un 94% de sus 230.000 millones de dólares de caja fuera de las fronteras de Estados Unidos. En caso de que decidiese usar todo ese dinero para remunerar a sus accionistas -algo que, en cualquier caso, parece improbable- estos pagos ofrecerían una rentabilidad del 30,5%.
El directivo de Apple criticó un posible arancel para las importaciones en el país, al señalar que "es muy complicado imaginar que una medida así fuese buena para la economía del país".
La firma del iPhone no sería la única afectada por un recorte de impuestos para repatriar caja -actualmente deberían pagar el 35%-. En UBS calculan que las empresas del S&P 500 (excluyendo al sector financiero) tienen aproximadamente 1,1 billones de dólares de tesorería en el extranjero.
"Esperaríamos que una cantidad significativa, quizás el 75% o más, del dinero con el que cuentan las firmas fuera de EEUU sería repatriado y usado para recomprar acciones y pagar dividendos, aunque también para incrementar el ritmo de fusiones y adquisiciones y de la inversión", apuntan en la entidad helvética. En este mismo sentido, en Goldman Sachs esperan que, en caso de que Donald Trump cumpla con su promesa, las recompras de acciones en el S&P 500 crezcan un 30% en 2017.
Los precedentes
Si el nuevo inquilino de la Casa Blanca decidiese ofrecer unas vacaciones fiscales para que las compañías repatríen su caja no sería un hecho sin precedentes. Bajo la administración Bush, en el periodo 2004-2005 ya tuvieron una oportunidad para hacerlo y llevaron de vuelta a Estados Unidos 362.000 millones de dólares, a una tasa del 5,25%.
De hecho, en el año 2011 ya se especulaba con una medida parecida y los analistas de Goldman también se mostraban escépticos con respecto a su efectividad para impulsar las contrataciones: "Probablemente una medida así incrementaría el pago de dividendos y las recompras de acciones (...), pero no esperaríamos un cambio significativo en las contrataciones de las empresas y los planes de inversión", aseguraba Alec Phillips, analista de la entidad norteamericana, en declaraciones recogidas por Reuters.