
Las bolsas han cerrado la semana de avances más fuerte en más de un año. Sin embargo, el sendero de las subidas no va a ser fácil para la recuperación de un mercado alcista, teniendo en cuenta el calendario político, más que caliente, y el auge de los populismos en Europa.
La batalla entre los debilitados partidos tradicionales y las fuerzas políticas emergentes se traslada ahora a Francia. Las urnas no dan tregua a los mercados y muchos analistas señalan ya a las elecciones presidenciales del país galo como el talón de Aquiles de la economía europea en 2017. Un ejemplo es Pimco, la mayor gestora de renta fija del planeta, que destaca el factor político como una de las tres claves más importantes que van a mover al mercado en los próximos meses -además de la baja productividad y la normalización de las políticas monetarias-. Tras el Brexit, la victoria de Donald Trump y el rechazo a las reformas de Matteo Renzi en Italia, una victoria del Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia podría tener consecuencias catastróficas para la eurozona.
El partido de ultraderecha no se esconde: si su candidata alcanza la presidencia negociará con el resto de miembros de la Unión Europea (UE) un plan para recuperar "la soberanía legislativa, migratoria, monetaria y presupuestaria". Y si la Europa comunitaria "no es flexible propondremos a los franceses un referéndum para abandonar la UE y el euro", amenazó el viernes Florian Philippot, vicepresidente del Frente Nacional.
Los sondeos alimentan estas amenazas al apuntar que tras la primera vuelta de las elecciones, que se celebrará el 23 de abril, Marine Le Pen se disputará la presidencia de Francia con François Fillon, el candidato de la derecha y el favorito del mercado, tras dejar atrás a Nicolás Sarkozy en las primarias de Los Republicanos. Eso sí, las encuestas también sugieren que "Fillon se opondrá a Le Pen en la segunda vuelta del 7 de mayo", incide el equipo de análisis de Bank of America Merrill Lynch, que, como muchas otras casas de análisis, ni siquiera entra a valorar las consecuencias de una victoria del Frente Nacional.
Pero las encuestas no son hoy algo a lo que agarrarse, después de haber errado en sus pronósticos sobre el Brexit o sobre los comicios en Estados Unidos, por lo que la volatilidad y la incertidumbre podrían campar a sus anchas ante un calendario en el que no solo asustan las elecciones en Francia, sino que las citas electores en Italia o en Alemania también mantendrán en vilo a los mercados. No hay que olvidar que, según la encuesta a gestores que elabora Merril Lynch, la desintegración de la UE es el temor que más se repite entre los expertos, sólo superado por que haya un crash en el mercado de bonos.
El frenazo de la economía también es un problema. El propio Banco de Francia revisó el viernes a la baja sus previsiones de crecimiento de la economía gala por unas condiciones menos favorables para el comercio exterior, por el impacto negativo del Brexit. Según sus nuevos cálculos, el PIB se expandirá un 1,3 por ciento tanto este año como el próximo y un 1,4 por ciento en 2018, dos décimas por debajo a lo estimado en junio.
"Rigideces en el mercado de trabajo, falta de competencia en el mercado de productos, calidad de los servicios públicos? son los problemas que presentan muchas economías europeas según el propio Banco Central Europeo", explica José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la AEB, quien cree que "la política monetaria poco puede hacer en este terreno", en el que deben actuar las autoridades políticas.
Cautela del BCE por la política
La reunión de la entidad que tuvo lugar el pasado jueves, y en la que Mario Draghi decidió recortar el QE en 20.000 millones de euros cada mes, ha sido el primer encuentro del organismo desde que Donald Trump ganó las elecciones presidenciales en Estados Unidos. La decisión del BCE ha sido valorada por algunas casas de análisis, como ETF Securities, como un movimiento que tiene muy en cuenta el aspecto político de la región. La firma destaca que su decisión ha sido "extremadamente prudente y mira hacia el largo plazo", añadiendo que cree que "el BCE está llevando a cabo un acercamiento precavido ante la posibilidad de ver todavía más riesgos inflacionistas por el auge de los partidos populistas en Europa".
De hecho, el miércoles el BCE lanzó su primera estimación macro para el año 2019 y llama la atención que el regulador monetario espere un estancamiento en el crecimiento ese año, cuando la eurozona crecerá a un ritmo del 1,6 por ciento, el mismo que espera para 2018, y por debajo del 1,7 por ciento previsto para 2016 y 2017.
De hecho, Draghi tuvo palabras sobre las consecuencias que pueden generar eventos como el Brexit o la elección presidencial de Trump. El economista italiano explicó que es importante tener muy en cuenta que "todos estos eventos, especialmente el Brexit y las elecciones en Estados Unidos, tienen efectos que se conocerán en el medio y largo plazo. Habrá consecuencias, pero estas son muy difíciles de adivinar en este momento".
A pesar de que Draghi explicó que no considera que haya riesgos vitales para el euro, como ocurrió en 2011, ya que "el contexto macroeconómico es mucho mejor ahora y el sistema financiero mucho más fuerte", el presidente del BCE hizo un llamamiento a la unión de la eurozona, destacando que "la confiaza es una condición clave para que la unión siga progresando, y cada vez sea más perfecta, en terminos de unión monetaria. Hay otra condición: convergencia. Los países tienen que converger, y para eso, tienen que hacer reformas estructurales que fomenten este acercamiento".